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El F.O.M.O. nos afecta a todos

4:48 p.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : , , , , , , , ,

El año pasado una publicidad de Quilmes mostraba a un grupo de chicos contándole a su amigo su salida de la noche anterior. Justo el día en que él no fue ellos hicieron previa con un grupo de modelos, fueron a un boliche súper VIP y terminaron paseando en el yate de un multimillonario.

Esta publicidad – ¿sin querer queriendo?- explotaba la idea de F.O.M.O., que según varios especialistas es el nuevo trastorno de ansiedad que sufren (sufrimos) los nacidos de 1980 en adelante.

¿QUÉ ES EL F.O.M.O.?
Esta sigla nace de la expresión en inglés “Fear Of Missing Out” o sea “miedo a perdérselo.” La definición de manual indica que es un sentimiento de angustia generado por la idea de que otros pueden estar teniendo una experiencia grata mientras uno está ausente.

Si bien la idea de que la fiesta a la que no vas siempre es la mejor de alguna forma siempre estuvo presente cómo una de las Leyes de Murphy de la vida, el concepto tomado cómo un trastorno es bastante reciente.
Personalmente, la primera vez que tomé conciencia de él fue en el episodio “Blitzgiving” de la serie How I Meet Your Mother. En ella aparecía “The Blitz”, un personaje que tenía la “maldición” de nunca estar cuando pasaban cosas increíbles. Llevado a la exageración, en el capítulo bastaba que él saliese de un lugar para que se diera algo digno de ser una anécdota durante los años por venir.

"Blitzgiving" o "Cuando Hurley se puso en pedo y apareció en la serie que no era" 

Más allá del chiste, lo que la serie dejaba en evidencia al mostrar esto es que las ganas de cortarse un huevo que genera perderse de algo puede llevar a una ansiedad y un miedo reales. Después de todo, tener ganas de cortarse un huevo no es una sensación muy feliz que digamos. 

SER O NO SER… F.O.M.O.
Según los psicólogos y pseudo-psicólogos de revista que trataron el tema, este trastorno es más común entre las personas con una autoestima frágil, con mayor necesidad de reconocimiento. Pero la realidad hoy en día parece otra. El F.O.M.O., de una forma u otra, nos afecta cada vez a más personas, aunque no se exteriorice de forma pura.

Arquetipo del pseudo-psicólogo de revista.
Una de las manifestaciones alternativas más comunes probablemente sea la incapacidad de comprometerse con un plan en particular. Ya prácticamente es norma que cuando se quiere organizar algo con un grupo de amigos las primeras respuestas sean “No sé”, “Tengo que ver”, “Después confirmo” o que más de uno se esconda detrás del botón “Tal vez asista” de Facebook.

¿Es que estamos tan ocupados? ¿Nuestras agendas sociales se volvieron tan complicadas que no es posible juntarse a tomar una birra aunque sea un domingo a la tarde? En la mayoría de los casos la respuesta es NO. Estas personas sufren de F.O.M.O. y no quieren comprometerse con un plan porque sienten que, al hacerlo, podrían estar perdiéndose un plan mejor; un plan hipotético, que tal vez surja o tal vez no, que tal vez sea mejor o tal vez peor. Pero por las dudas, prefieren no arriesgarse, no comprometerse 100% con nada, porque podrían terminar dándole la espalda a algo mejor. La idealización de esta oportunidad inexistente termina por convertir a todas las posibilidades reales que hay sobre la mesa en un plan B.

Otra manifestación común es la incapacidad de quedarse quieto en un lugar o un momento. Nos sobrecargamos de planes para no perdernos de ninguno y terminamos queriendo hacer 20 cosas en un mismo fin de semana. Así quedamos presos de los horarios, atentos continuamente a lo que tenemos que hacer después. Jugamos al fútbol pensando en la salida de la noche y salimos a la noche pensando en el asado de mañana al mediodía, mientras chequeamos nuestro teléfono para asegurarnos que en Twitter, Facebook o Whatsapp no se esté gestando algo que pueda parecer más copado de lo que estamos haciendo en ese momento. La búsqueda constante de nuevas experiencias se pone en el camino del intento por vivir las experiencias reales que se están dando aquí y ahora.

¿POR QUÉ TENEMOS F.O.M.O.?
En muchos de los análisis sobre este tema se suele vincular de forma automática el F.O.M.O. con la hiperconexión y las redes sociales, pero esa es solo una de las aristas del problema.
El punto de partida, en mi opinión, viene antes de las redes, antes que internet e incluso antes que los celulares. El primer germen de este trastorno es la presión social.

Somos una generación orientada al disfrute de la vida, que busca liberarse de los mandatos impuestos y del modelo de vida estilo “Susanita” al que estuvieron atados las generaciones anteriores. Pero nuestro afán por “vivir la vida” a veces nos juega en contra. Una pregunta tan casual cómo ¿Qué hiciste el fin de semana? se vuelve importante. Nuestra meta es tener una buena respuesta, completa, interesante, que demuestre que le sacamos el jugo a esos dos días. Al final parece nos descolgamos una mochila para colgarnos otra.

Los medios juegan un papel importante en todo esto, empezando por el cine y la televisión. Todos nosotros crecimos bajo la luz catódica de la pantalla, que en sus interminables historias nos mostraban personajes viviendo la vida a fondo. En tres días transcurridos en la vida de un personaje de una serie de TV pasan más cosas que en tres meses de nuestras vidas reales. Desde luego que esto es irreal, porque son vidas irreales: en las series y películas las personas no cagan, rara vez se los ve estudiar o trabajar y jamás pierden 1 hora y media de sus vidas haciendo la cola del Pago Fácil.

Sin embargo ese ritmo de vida de alguna forma nos impacta y nos condiciona. No en vano el mundo está lleno de gente que desearía vivir un amor de película, tener amigos cómo los de Friends o cambiar su vida rápido, en un montaje de dos minutos con música inspiradora de fondo. Nos comimos la del Happy Ending de Hollywood,pero la realidad es que la vida es un poco más complicada.

It's evolution baby! 
Con todo esto dado, llegan las redes sociales a las que hacíamos referencia antes. La posibilidad de estar conectados constantemente, al tanto de todo lo que pasa y con toda la información del mundo al alcance de la mano no ayuda para nada a acallar nuestro F.O.M.O. Vivimos a la cacería de nuevas oportunidades, mientras que sitios cómo Facebook o Instagram nos gritan en la cara que alguien en algún lugar la está pasando mejor que nosotros; aunque la foto sea un momento posado y recortado que poco tiene que ver con lo que pasa en realidad, nuestra ansiedad y nuestra cabeza ya están trabajando.

Las redes funcionan cómo una lupa que magnifica todo. Las vidas de los otros se ven mejores, eso nos impulsa a querer que la nuestra sea mejor también y con el acceso a data ilimitado que es internet tenemos herramientas para hacerlo. Sería una boludez de nuestra parte no aprovechar eso ¿no?

CÓMO SUPERAR EL F.O.M.O
Esta es la parte difícil, más que nada porque un trastorno de ansiedad tan reciente y que para colmo es primo bobo de problemas más importantes no tuvo ni tiempo ni la relevancia cómo para ser estudiado en detalle.

Si partimos de la base, el primer paso sería reconocer que uno tiene F.O.M.O., algo que después de haber leído este post muchos ya habrán hecho. Después dudo que haya más pasos, pero si pequeñas cosas que se pueden hacer.

La más fácil, por ser algo externo y “voluntario”, es tratar de no estar tan pendiente de las redes sociales, no chequear el teléfono tan seguido. En una de esas hasta nos olvidamos un poco de todo lo que pueden llegar a estar haciendo los demás.

Las más difíciles, las internas,  serían tratar de disfrutar lo que estamos haciendo, no verlo cómo “me estoy perdiendo de algo por hacer esto”, sino más bien cómo “estoy ganando algo con lo que estoy haciendo”. Y, más difícil todavía, no comparar nuestra vida con la de los otros, después de todo lo que para ellos pudo haber estado bueno, para vos bien podría haber sido una cagada. Cada persona experimenta las cosas de forma totalmente distinta y es importante recordar que lo que hace feliz a uno tal vez no significa nada para el otro.

Por último, un consejo que me dio un amigo alguna vez: está bien tener fiaca de vez en cuando. No es necesario hacer todo, tomar todas las oportunidades que se te presentan. Después de todo ¿Cuál es el sentido de pasar 3 horas en un boliche llenó de gente si lo que realmente querés hacer es quedarte en tu casa y verte 5 capítulos de una serie?

Cómo alguien que asumió su F.O.M.O hace tiempo puedo decir que, si bien estas cosas ayudan, no existe una receta mágica que te solucione la vida. Al final, es cuestión de aprender a conocerse y saber cuándo realmente queremos hacer algo y cuándo lo hacemos porque en el fondo de nuestras cabezas hay una voz que nos dice “¿Y si no vas y justo hoy…?”

De yapa, la publicidad en cuestión




FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
                                                                                                                                                         (puede seeeeeer!)

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