El F.O.M.O. nos afecta a todos
El año pasado una publicidad de Quilmes
mostraba a un grupo de chicos contándole a su amigo su salida de la noche
anterior. Justo el día en que él no fue ellos hicieron previa con un grupo de
modelos, fueron a un boliche súper VIP y terminaron paseando en el yate de un
multimillonario.
Esta publicidad – ¿sin querer queriendo?-
explotaba la idea de F.O.M.O., que según varios especialistas es el nuevo
trastorno de ansiedad que sufren (sufrimos) los nacidos de 1980 en adelante.
Esta sigla nace de la expresión en inglés
“Fear Of Missing Out” o sea “miedo a perdérselo.” La definición de manual
indica que es un sentimiento de angustia generado por la idea de que otros
pueden estar teniendo una experiencia grata mientras uno está ausente.
Si bien la idea de que la fiesta a la que no
vas siempre es la mejor de alguna forma siempre estuvo presente cómo una de las
Leyes de Murphy de la vida, el concepto tomado cómo un trastorno es bastante
reciente.
Personalmente, la primera vez que tomé
conciencia de él fue en el episodio “Blitzgiving” de la serie How I Meet Your
Mother. En ella aparecía “The Blitz”, un personaje que tenía la “maldición” de
nunca estar cuando pasaban cosas increíbles. Llevado a la exageración, en el
capítulo bastaba que él saliese de un lugar para que se diera algo digno de
ser una anécdota durante los años por venir.
"Blitzgiving" o "Cuando Hurley se puso en pedo y apareció en la serie que no era" |
Más allá del chiste, lo que la serie dejaba
en evidencia al mostrar esto es que las ganas de cortarse un huevo que genera perderse de algo puede llevar a una ansiedad y un miedo reales. Después de todo, tener ganas de cortarse un huevo no es una sensación muy feliz que digamos.
SER O NO SER… F.O.M.O.
Según los psicólogos y pseudo-psicólogos de
revista que trataron el tema, este trastorno es más común entre las personas
con una autoestima frágil, con mayor necesidad de reconocimiento. Pero la
realidad hoy en día parece otra. El F.O.M.O., de una forma u otra, nos afecta
cada vez a más personas, aunque no se exteriorice de forma pura.
Arquetipo del pseudo-psicólogo de revista. |
Una de las manifestaciones alternativas más
comunes probablemente sea la incapacidad de comprometerse con un plan en
particular. Ya prácticamente es norma que cuando se quiere organizar algo con
un grupo de amigos las primeras respuestas sean “No sé”, “Tengo que ver”,
“Después confirmo” o que más de uno se esconda detrás del botón “Tal vez
asista” de Facebook.
¿Es que estamos tan ocupados? ¿Nuestras
agendas sociales se volvieron tan complicadas que no es posible juntarse a
tomar una birra aunque sea un domingo a la tarde? En la mayoría de los casos la
respuesta es NO. Estas personas sufren de F.O.M.O. y no quieren comprometerse
con un plan porque sienten que, al hacerlo, podrían estar perdiéndose un plan
mejor; un plan hipotético, que tal vez surja o tal vez no, que tal vez sea
mejor o tal vez peor. Pero por las dudas, prefieren no arriesgarse, no
comprometerse 100% con nada, porque podrían terminar dándole la espalda a algo
mejor. La idealización de esta oportunidad
inexistente termina por convertir a todas las posibilidades reales que hay
sobre la mesa en un plan B.
Otra manifestación común es la incapacidad de
quedarse quieto en un lugar o un momento. Nos sobrecargamos de planes para no
perdernos de ninguno y terminamos queriendo hacer 20 cosas en un mismo fin de
semana. Así quedamos presos de los horarios, atentos continuamente a lo que
tenemos que hacer después. Jugamos al fútbol pensando en la salida de la noche
y salimos a la noche pensando en el asado de mañana al mediodía, mientras
chequeamos nuestro teléfono para asegurarnos que en Twitter, Facebook o Whatsapp
no se esté gestando algo que pueda parecer más copado de lo que estamos
haciendo en ese momento. La búsqueda constante de nuevas experiencias se
pone en el camino del intento por vivir las experiencias reales que se están
dando aquí y ahora.
¿POR QUÉ TENEMOS F.O.M.O.?
En muchos de los análisis sobre este tema se
suele vincular de forma automática el F.O.M.O. con la hiperconexión y las redes
sociales, pero esa es solo una de las aristas del problema.
El punto de partida, en mi opinión, viene
antes de las redes, antes que internet e incluso antes que los celulares. El
primer germen de este trastorno es la presión social.
Somos una generación orientada al disfrute de
la vida, que busca liberarse de los mandatos impuestos y del modelo de vida
estilo “Susanita” al que estuvieron atados las generaciones anteriores. Pero
nuestro afán por “vivir la vida” a veces nos juega en contra. Una pregunta tan casual
cómo ¿Qué hiciste el fin de semana? se vuelve importante. Nuestra meta es tener
una buena respuesta, completa, interesante, que demuestre que le sacamos el
jugo a esos dos días. Al final parece nos descolgamos una mochila para
colgarnos otra.
Los medios juegan un papel importante en todo
esto, empezando por el cine y la televisión. Todos nosotros crecimos bajo la
luz catódica de la pantalla, que en sus interminables historias nos mostraban
personajes viviendo la vida a fondo. En tres días transcurridos en la vida de un
personaje de una serie de TV pasan más cosas que en tres meses de nuestras vidas
reales. Desde luego que esto es irreal, porque son vidas irreales: en las
series y películas las personas no cagan, rara vez se los ve estudiar o
trabajar y jamás pierden 1 hora y media de sus vidas haciendo la cola del Pago
Fácil.
Sin embargo ese ritmo de vida de alguna forma
nos impacta y nos condiciona. No en vano el mundo está lleno de gente que
desearía vivir un amor de película, tener amigos cómo los de Friends o cambiar
su vida rápido, en un montaje de dos minutos con música inspiradora de fondo. Nos
comimos la del Happy Ending de Hollywood,pero la realidad es que la vida es
un poco más complicada.
It's evolution baby! |
Las redes funcionan cómo una lupa que
magnifica todo. Las vidas de los otros se ven mejores, eso nos impulsa a querer
que la nuestra sea mejor también y con el acceso a data ilimitado que es
internet tenemos herramientas para hacerlo. Sería una boludez de nuestra parte
no aprovechar eso ¿no?
CÓMO SUPERAR EL F.O.M.O
Esta es la parte difícil, más que nada porque
un trastorno de ansiedad tan reciente y que para colmo es primo bobo de
problemas más importantes no tuvo ni tiempo ni la relevancia cómo para ser
estudiado en detalle.
Si partimos de la base, el primer paso sería
reconocer que uno tiene F.O.M.O., algo que después de haber leído este post
muchos ya habrán hecho. Después dudo que haya más pasos, pero si pequeñas cosas
que se pueden hacer.
La más fácil, por ser algo externo y
“voluntario”, es tratar de no estar tan pendiente de las redes sociales, no
chequear el teléfono tan seguido. En una de esas hasta nos olvidamos un poco de
todo lo que pueden llegar a estar haciendo los demás.
Las más difíciles, las internas, serían tratar de disfrutar lo que estamos
haciendo, no verlo cómo “me estoy perdiendo de algo por hacer esto”, sino más
bien cómo “estoy ganando algo con lo que estoy haciendo”. Y, más difícil
todavía, no comparar nuestra vida con la de los otros, después de todo lo que
para ellos pudo haber estado bueno, para vos bien podría haber sido una cagada.
Cada persona experimenta las cosas de forma totalmente distinta y es importante
recordar que lo que hace feliz a uno tal vez no significa nada para el otro.
Por último, un consejo que me dio un amigo
alguna vez: está bien tener fiaca de vez en cuando. No es necesario hacer todo,
tomar todas las oportunidades que se te presentan. Después de todo ¿Cuál es el
sentido de pasar 3 horas en un boliche llenó de gente si lo que realmente
querés hacer es quedarte en tu casa y verte 5 capítulos de una serie?
Cómo alguien que asumió su F.O.M.O hace
tiempo puedo decir que, si bien estas cosas ayudan, no existe una receta mágica
que te solucione la vida. Al final, es cuestión de aprender a conocerse y saber
cuándo realmente queremos hacer algo y cuándo lo hacemos porque en el fondo de
nuestras cabezas hay una voz que nos dice “¿Y si no vas y justo hoy…?”
De yapa, la publicidad en cuestión
De yapa, la publicidad en cuestión
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(puede seeeeeer!)
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