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Piedra libre

11:50 p.m. Unknown 0 Comentarios Categoría :


Contó hasta diez. Separó los ojos del pliego que une el brazo con el antebrazo. El azulejo amarronado estaba frío. Una inspección rápida fue suficiente. El patio cubierto no tenía reparos. Las opciones eran dos. Detrás de las puertas de hierro con vidrios opacos con motivos y colores, que comunican a los patios externos o detrás de las columnas, con los mismos azulejos amarronados terminados en una guarda de color oscuro, que se observan casi llegando a la puerta de salida.

Con cautela, decidió ir por partes. Comenzaría husmeando detrás de las puertas cercanas. Odiaba el juego. Consideraba que los otros niños eran idiotas por usar esos diez minutos de tal forma. Tal vez por eso solía encontrarse en esta situación. La de ser quien busca, claro. Un sigilo absurdo. En invierno el sitio está repleto de otros chicos. El frío es verdaderamente cruento con las extremidades y los rostros, por lo que las aulas y este patio se vuelven refugios acogedores. Sin embargo, más allá de sentirse más afuera que adentro, se compenetra con el personaje. Caminando por la línea que dividiría en partes iguales el patio se encuentra con la puerta de la sala de maestros a su mano izquierda. No había contemplado la posibilidad. Como pudo habérsele pasado, piensa castigándose un poco. Si bien es verdad que no tienen permitido ingresar allí, a la hora del juego los chicos agotan todas las opciones con tal de innovar. Abre ligeramente la puerta y entre las piernas de algunas maestras, logra divisar debajo de la mesa a Agustín. Sale corriendo en dirección a la pared donde todo había comenzado. En su afán de no ser el nuevo perdedor, Agustín se apresura para alcanzarlo. En el intento tumba la silla de Rita, la bruja que les da clase a los pobres de 3°B, metiéndose en flor de quilombo que probablemente le propicie un rato en la dirección y alguna nota en el cuaderno. Sin embargo, hace caso omiso y continúa con la persecución. Pica Agus, deja escapar junto con una bocanada de aire. Allí se encontraban junto a la pared ya salvados Santiago y Tobías. Seguro estaban detrás de las columnas, piensa mientras los observa con un aire de superioridad. Mierda no quiero tener que contar yo, dice Agus enojado. Se toma muy enserio este tipo de pavadas. Para gordo todavía faltan Martín y Pablo, capaz te salvan, observa atinadamente Santi. Se encuentra un paso antes de alcanzar esas columnas, particularmente anchas. Ha dejado atrás a los tres amigos que se quedaron charlando y le pareció observar que uno sacaba una canica mientras aguardaban al resto. Apenas atraviesa el umbral que forman las dos columnas la ve a Sofi. Rubia, con pecas. Le encanta. Ella va al B por lo que no tiene tanta relación pero de todas formas le resulta imposible no admirarla unos segundos. Hola, dice ella que ha notado que está siendo observada. Hola Sofi, responde algo vergonzoso. Sobre el hombro de la niña ve pasar esa cabeza con rulos inconfundible. La puta madre de nuevo no, suelta mientras comienza la carrera. Ella lo mira algo extrañada, como si en el fondo no terminara de comprender lo que hacen los chicos y le molestara un poco que no se dé cuenta que le gusta. Corre por el medio. Un poco más adelante y por ambos costados van Pablo y Martín. Este último, con el largo singular de sus brazos alcanza la pared al grito de pica. La carrera por la línea del medio fue más efectiva considerando que era entre niños del mismo tamaño. Pica Pablo, deja escapar. Martín sos un boludo, suelta Agus enojado. Para gordo qué te pasa. Tenías que decir pica para todos mis compas, eso pasa, le dice quien está acostumbrado a ser el buscador. De pronto se escucha ese ruido estridente. Los seis amigos emprenden la caminata hacia las escaleras hablando y considerando qué pueden hacer en el próximo recreo. En el trayecto Sofi lo empuja buscando llamar su atención. Se aparta apenas del grupo y suben juntos, intercambiando algunas palabras. Se separan en las puertas contiguas de sus aulas. Al menos tendrá algo para distraerse de la clase, piensa mientras vuelve a ocupar su asiento entre Santi y Tobi.

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