5 Réquiems Para Freddie Mercury
El 24 de Noviembre de 1991 fallecía en Inglaterra Freddie Mercury. A esta altura poco se puede decir sobre él que no se haya dicho. Señalarlo como uno de los mejores cantantes de la historia, como uno de los frontman más carismáticos de tuvo el rock o como uno de los compositores más importantes que tuvo la música en general no sería decir nada nuevo. Su vida, su música y su muerte fueron algo comentado y analizado hasta el cansancio.
Por eso desde Expreso a Neptuno decidimos homenajearlo a
través de su música. Pero para no caer en la obvia de elegir sus canciones más
emblemáticas – ¿qué novedad habría en un top five con Bohemian Rhapsody en el puesto 1?- y para no olvidarnos de que esta
fecha es algo digno de tristeza, lo que elegimos son cinco réquiems, cinco
canciones que el propio Freddie Mercury cantó en vida y que tienen ese extraño
sabor que suelen dejar las conclusiones, las despedidas.
1987. THE GREAT PRETENDER
Aunque
en su momento lo ocultó, hoy sabemos que entre fines de 1986 y principios de
1987 Freddie ya se estaba haciendo tests para saber si tenía SIDA. Esto
parece darle todo un nuevo sentido al hecho de que Mercury haya decidido grabar
en Febrero de 1987 The Great Pretender, la
canción popularizada por Los Plateros en 1955. La
idea de un hombre pretendiendo ser lo que no es y aparentando ser feliz cuando
en realidad sufre resulta en su caso fuertemente autobiográfica, especialmente
viendo las cosas parados desde hoy e imaginando por lo que debía estar pasando el
cantante en ese momento de su vida.
El
videoclip es uno de los primeros en mostrarlo sin bigote. La imagen de Freddie Mercury afeitado para muchos se asocia inconscientemente a la imagen del Freddie
enfermo, aspecto que se volvería más notorio en los años siguientes. El uso de
referencias constantes a viejos videos de Queen pretende reforzar la idea de Gran Simulador que había caracterizado
la carrera del cantante en un sentido 100% artístico, pero termina dejando la
sensación de video conmemorativo que resume y repasa toda su vida.
1987. BARCELONA
Freddie siempre había tenido una relación cercana a la ópera, no solo por sus
composiciones y su admiración por el género, sino también por su voz capaz de
alcanzar registros de tenor. Por eso, cuando en 1987 la soprano española
Montserrat Caballé le ofreció colaborar en un proyecto, no dudo en aceptar. La
idea original era crear una canción para los Juegos Olímpicos de 1992 que se
realizarían en Barcelona, pero el trabajo conjunto terminaría ampliándose hasta
convertirse en el segundo y último álbum de Mercury fuera de Queen.
Más
allá del registro operístico que lo acerca más a un réquiem hecho y derecho
(musicalmente hablando) y de la forma efectista que podríamos tomar frases de
la letra (Y si es la voluntad de Dios nos
encontraremos de nuevo algún día), lo que hace destacar a Barcelona es la coyuntura.
Por un lado, es una canción creada para un evento que tendría lugar pocos meses después de su muerte. Es una canción que en el fondo Mercury sabía que funcionaría como su legado inmediato, la primera en esa carrera contra reloj que fueron los últimos meses de su vida, como ya veremos más adelante.
Por un lado, es una canción creada para un evento que tendría lugar pocos meses después de su muerte. Es una canción que en el fondo Mercury sabía que funcionaría como su legado inmediato, la primera en esa carrera contra reloj que fueron los últimos meses de su vida, como ya veremos más adelante.
Pero
lo que más fuerza le da a esta canción es que fue la última que interpretó frente al público. Con su salud empeorando desde hacía ya un par de
años, verlo sobre los escenarios a esa altura era algo raro. Incluso Queen ya
había tenido su despedida oficial en Agosto de 1986, con un mega recital en
Knebworth Park. Por eso su aparición en
Octubre de 1988 durante el Live At La Nit,
un festival llevado a cabo Barcelona para celebrar la llegada de la Bandera
Olímpica a la ciudad, era algo muy esperado. Barcelona, en resumidas cuentas, marcó la última presentación en
vivo de Freddie Mercury.
1991. THE SHOW MUST GO ON
Al principio del post se
se marcó el objetivo de no caer en obviedades, pero esta resulta
simplemente irresistible. Es la despedida por excelencia, el cierre de telón
para una vida artística que coincide justo en ser la última canción del último
disco editado en vida por Freddie Mercury. Pocos músicos tuvieron la
posibilidad de poner un broche de oro así a su carrera (el único otro que se me
ocurre es Sinatra con My Way, pero ni
Frankie tuvo tan buen timing para a la hora de sacar la canción).
Desde la enfermedad de
Freddie y la retirada de los escenarios los cuatro miembros de Queen estaban
más unidos que nunca y eso se dejaba entrever. En The Miracle e Innuendo todos
los temas los firmaron como banda, no por separado como hacían siempre. Y todas
las canciones eran cantadas exclusivamente por Mercury –salvo una breve parte
de I Want It All- algo que en los
discos anteriores de la banda casi no se había dado. Era claro que todos sabían
que a Freddie no le quedaba mucho tiempo y querían aprovecharlo bien.
Por eso no es raro que
May haya decidido escribirle a su amigo esta canción, para cerrar el disco que
sería editado nueve meses antes de su muerte. Una atmósfera opresiva, un
estribillo emotivo y memorable y una letra deprimente lo convierten en una crónica
perfecta de los esfuerzos finales que Freddie Mercury hizo para seguir siendo
el maravilloso artista que siempre fue, a pesar de la enfermedad que lo estaba
matando poco a poco.
El videoclip que acompaño la salida de la canción como single para el Greatest Hits II de Queen es una recopilación de imágenes viejas, un homenaje –esta vez intencional- a la vida y la historia del artista que la canta
1991. THESE ARE THE DAYS OF OUR
LIVES
La canción que Roger Taylor compuso también
para el disco Innuendo, a primera
vista es simple: un teclado chill, una percusión suave y una letra que es un
lugar común en el terreno de las letras nostálgicas. En resumen, una canción
que pasaría sin molestar, pero desapercibida, en cualquier radio "adult
contemporary" (lease Aspen).
Pero cantada por Freddie Mercury en el
momento que la cantó, la canción toma un significado totalmente nuevo. Esa
historia de que la vida es más fácil y divertida cuando sos joven en su voz se vuelve la reflexión final de un hombre moribundo. Un hombre que mira
atrás, a sus comienzos, cuando las cosas eran más inocente, cuando estaba todo
por delante. Una persona que al final de su vida recuerda otras épocas, sin
tristeza ni odio, solo con esa nostalgia que suelen dar el paso del tiempo y la
cercanía del final.
Esta sensación se redobla
en el videoclip. El que nos canta mirando a la cámara es el Freddie sin bigote,
el enfermo, más desmejorado que nunca. El filtro que decidieron agregar después
-esa especie de manto de piedad en blanco y negro- hace poco por disimular el
estado en que se encontraba mientras grababa el que sería el último registro en
video de su vida. Allí, extremadamente delgado y pálido, nos echa esa última
mirada cansada y rodeada de ojeras, y nos susurra su despedida final. I still love you.
1995. MADE IN HEAVEN
En los últimos meses de su vida Freddie
Mercury solo tenía una cosa en mente: dejar registrado la mayor cantidad de material
posible para que sus compañeros pudieran sacar otro disco después de
su muerte. Ese iba a ser su legado. Era consciente de que no le quedaba mucho
tiempo y su intención era cantar hasta morir.
Así, cada vez que su deteriorada salud se lo
permitió, fue a un estudio de grabación con Brian May y cantó frente al
micrófono todo lo que su amigo le ponía delante. De esas sesiones
lograrían rescatar una canción y partes de otras dos. En base a ese material, a
lados B, a canciones descartadas y a temas solistas de Mercury, los miembros
restantes de Queen armaron un disco sorprendentemente parejo, teniendo en cuenta
las circunstancias.
Made In
Heaven, al ser post-mortem, es casi todo un réquiem en sí mismo. Varias
canciones podrían entrar en la selección. Está Heaven For Everyone -grabada por Freddie para un disco solista de
Taylor- que por su temática casi parece cantada desde el más allá. O la cuasi
góspel Let Me Live con su coro
eclesiástico, que incluye la desgarradora frase ¿Por qué no tomas otro pequeño pedazo de mi vida?. O por qué no A Winter’s Tale, que parece rodeada por
esa misa aura de nostalgia que tiene These
Are The days Of Our Lives.
Pero la elegida en este caso es la canción
que da título al disco. Originalmente grabada para Mr. Bad Guy - su álbum solista de 1985 - Made In Heaven era un tema con una instrumentación algo teatral,
que se sostenía principalmente en la potencia de la voz de Mercury. Para la
nueva versión sus compañeros le agregaron dramatismo, fuerza y mucho rock; en otras
palabras lo convirtieron en una canción 100% Queen.
“Hecho en el Cielo” es el título perfecto
para éste réquiem final, que fue el último vistazo a la vida de un hombre que con su voz nos recuerda a gritos que estaba
destinado a ser, escrito en las estrellas.
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(I still love you...)
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