Dios Ha Muerto Parte VI: El Final de la 'Era Phil Collins'
En diciembre de 1983 Bowie finalizaba su Serious Moonlight Tour, cerrando uno de los años de mayor éxito comercial de su carrera. Su disco Let’s Dance había alcanzado el segundo puesto en varios rankings mundiales, perdiendo el Nro 1 a manos de uno de los hitos más grandes de la historia de la música Pop, Thriller de Michael Jackson. De hecho, esta sería la ocasión en la que más cerca estuvo de alcanzar la cima de los rankings en Estados Unidos, algo que finalmente conseguiría pocos días después de su muerte.
El músico sabía que se
encontraba en un momentum de éxito
que no quería perder y decidió que en 1984 debía salir la continuación de Let’s Dance. El problema era que,
después de pasar muchos meses de gira y siendo incapaz de sentarse a componer
durante los tours, no disponía de material suficiente para armar un disco. Por
ello, eligió recurrir a material ajeno, seleccionando un par de covers y una
vez más, a canciones que habían compuesto junto a Iggy Pop durante su época de
Berlín.
Juntando a sus
colaboradores habituales y reclutando a Hugh Padgham – colaborador habitual de
Genesis/Phil Collins, The Police/Sting entre otros- como productor, Bowie se
encerró en el estudio durante varias semanas para iniciar un proceso de trabajo
similar al que tuvieron con Nile Rodgers en su trabajo anterior: él traía los
demos y se terminaba de dar forma al sonido de las canciones en el estudio. Para
completar las sesiones, se sumó el propio Iggy Pop, colaborando bastante en el
proceso del disco.
El resultado final fue Tonight, disco considerado de forma casi
unánime por músicos, críticos y público en general como uno de los trabajos más
flojos en la carrera de David Bowie. Con un sonido indiscutiblemente ochentoso,
pero menos ambicioso que en Let’s Dance
y Scary Monsters…, el Tonight deja un
regusto a algo apresurado y muy descuidado en términos de producción, a pesar
de que la grabación duro más de cinco semanas (bastante tiempo si consideramos
que Bowie no solía pasar más de un mes en el estudio). El hecho de que cinco de sus nueve canciones fuesen covers tampoco ayuda a deshacerse de la sensación de que
es un álbum que se grabó casi como excusa para promocionar algunos singles y
hacer una nueva gira.
La cuota de hits
volvería a quedar cubierta gracias a dos de los temas que Bowie compuso
especialmente para la ocasión. El
primero de ellos sería Blue Jean, single
que - ¿siguiendo los pasos de Thriller?-
fue promocionado con un corto de poco más de veinte minutos llamado Jazzin’ For Blue Jean. En él Bowie
interpreta a dos personajes diferentes: Screaming Lord Byron, una estrella de
rock fóbica, y Vic, un tipo medio perdedor que miente diciendo que conoce al
rockero para trata de ganarse a una mujer. El video, dirigido por Julian Temple,
ganaría un Grammy al año siguiente y es una evidencia del interés cada vez más
fuerte que tenía el músico en la actuación.
Portada de la edición en VHS de Jazzín' For Blue Jean |
El segundo single de
éxito se convertiría en lo más cercano a un clásico de Bowie que tiene Tonight. La extensa Loving the Alien, que abre el disco, sería una de las pocas
canciones que el músico continuaría tocando en vivo años después. También a
nivel lírico es una de las más interesantes del álbum, ya que juega con la idea
de que Dios es en realidad un extraterrestre, aunque también para muchos es una
canción sobre aprender a respetar a los inmigrantes de otras culturas,
interpretación que se refuerza al ver el videoclip.
El disco contaría con
un simple más, de menor éxito. Una versión de Tonight, canción escrita junto a Iggy Pop y ya grabada en Lust For Life, que tuvo cierto impulso
gracias a que estaba grabada a dúo con Tina Turner, otro nombre fuerte del
rock/pop ochentero y de estadios.
Este no sería la única
re-versión de un tema de Pop. Don’t Look Down –del disco New Values- y Neighborhood Threat – también de Lust…- tendrían su reversión, alguna de ellas llevada mucho al Reggae, un estilo con el que Bowie coquetea bastante a lo largo del disco,
acercándose de forma paradójica a las bandas New Wave que el mismo había
criticado años antes por su falta de originalidad.
Si bien al salir Tonight tuvo buenas ventas y críticas
mezcladas, los propios involucrados no tardarían en reconocer que la calidad
distaba de lo que hubieran querido. Padgham reniega de él, con la bronca de
quién sabe que su colaboración con el músico no está entre sus trabajos más
destacados. Bowie hablaría mal del disco pocos años después, señalando que
muchos de los resultados finales no se parecían en nada a los demos que había
compuesto en primer lugar y que en cierta forma Tonight fue un intento un poco apresurado por mantenerse en el
lugar al que había llegado gracias a Let’s
Dance.
Durante 1985, Bowie
complementaría su gira con una participación en el Live Aid organizado por Bob Geldorf en el Estadio de Wembley para
recaudar fondos y concienciar sobre la hambruna en África. Para colaborar con
la causa, Bowie también grabaría a dúo con Mick Jagger una versión del clásico
de soul Dancing in the Street, que
llegaría a ser número uno en varias partes del mundo.
"Dancing in the Street", para muchos uno de los videoclip más gay de la historia |
Ese mismo año compondría
junto a The Pat Metheny Group una
canción para la película The Falcon and the Snowman. El resultado fue This is Not America una balada más cercana al World Music con el que experimentaba
el guitarrista de jazz por esa época. El tema fue editado como single y entró
en los charts tanto de UK cómo de Estados Unidos. Esta fue la primera de una
seguidilla de participaciones en bandas de sonido que haría durante 1985 y
1986. Según muchos críticos, de aquí saldrían las cosas más destacables de la
época pop de Bowie.
Pocos meses después
tendría un pequeño papel en la olvidada y bastante castigada por la crítica Absolute Beginners, una historia
romántica situada a fines de los 50s. A pesar de que la película fue un
fracaso, la canción homónima que Bowie compuso para la banda de sonido fue otro
gran hit, alcanzando el puesto 2 de los rankings y hasta hoy es considerada
como una vuelta al buen camino, después del desvío que tuvo en Tonight.
En ese mismo año
también protagonizaría otra película, gracias a la cuál quedaría en el
inconsciente colectivo de muchos de los que nacimos en la década de los 80s. Laberinto (si, este título lo pongo en
español!) fue una película de Jim Henson, que además de Bowie contó con una jovencísima Jennifer Connelly como protagonista femenina. En ella se cuenta la historia de una chica que
aún vive en un mundo de fantasía y que se niega a madurar para hacer cosas de
adulto, cómo encargarse de cuidar a su hermano recién nacido. Pero cuando
Jareth, el Rey de los Goblins (Bowie) se lleva al bebé a otro mundo, ella debe
adentrarse en un extraño laberinto para rescatarlo. El film no tuvo mucha
suerte en su época, pero hoy se considera de culto y es una de esas películas
que necesitas volver a ver de grande para darte cuenta lo “flasheras” que son
(misma categoría en la que entran La Historia Sin Fin y Leyenda).
Laberinto
contaría también con cinco canciones compuestas por David Bowie. Underground sería la única editada como simple
para promocionar la película y alcanzaría a ser top 20 en varios rankings. Sin
embargo, la más recordada y querida por todos los fanáticos es la brillante Magic Dance, el número musical más
fuerte del film en el que Bowie canta y baila junto a su bizarro ejército de
títeres y marionetas.
Para los nacidos en los 80s, una de las primeras imagenes que vimos de Bowie |
A comienzos de 1987
Bowie comenzaría a trabajar en las nuevas canciones de su nuevo disco solista.
Desde un comienzo, su idea era volver a sus bases más rockeras, no solo desde
la composición, sino también desde como pensaba grabarlo: con una banda más
pequeña y tocando el mismo varios instrumentos, algo que no había hecho en los dos últimos discos. Para ello, aparte del siempre presente Carlos Alomar, incorporó cómo
guitarrista nada más y nada menos que a Peter Frampton y eligió como productor
David Richards, responsable entre otras cosas de Kind of Magic, el disco más rockero que hizo Queen en toda la década del 80. Poco antes de su lanzamiento Bowie
declararía que era uno de sus discos más eclécticos, una suma de todos los
estilos por los que había pasado a lo largo de toda su carrera. Las
expectativas que tenían puestas en él eran enormes.
Por fin, después de más
de tres meses de trabajo, vio la luz Never Let Me Down y al escucharlo es difícil encontrar en él todo lo que se
describe en el párrafo anterior. Lejos del rock, es probablemente el disco más
i tecno-ochentoso de la carrera de Bowie, con un sonido pop
casi sin matices. Eso se acentúa por la decisión del músico – bastante
cuestionada- de cantar varias de las canciones en un tono más agudo del usual,
asegurando que respondía a influencias vocales de artistas como Neil Young, John
Lennon y Smokey Robinson.
El disco fue un éxito
comercial, siendo el tercero más vendido de su carrera. El primer simple, Day-In-Day-Out -una canción en
apariencia alegre, pero que en realidad habla de un homeless- alcanzaría el éxito en Estados Unidos y en una
decena de países europeos. El segundo corte, Time Will Crawl, tendría un destino parecido y una vez más su alegría
pop cubriría la inspiración sombría de una letra inspirada en el desastre de
Chernobyl. El tercer y último simple sería Never Let Me Down, canción que Bowie compuso para su asistente personal de muchos
años Coco Schwab. Todas los simples serían apoyados una vez más por videoclips,
formato que para esa época de los 80s era casi obligado explotar.
El imponente escenario utilizado en Glass Spider Tour |
La crítica, por su
parte, despedazó el disco acusándolo de ser un pastiche pop ruidoso y uno de
los puntos más bajos de Bowie como compositor, aunque algunos de ellas se
rescatarían unas pocas canciones con algo de alma, como es el caso de Zeroes. La gira de presentación
del disco, The Glass Spider Tour, fue
la más grande y ambiciosa de la carrera del artista, con una puesta teatral en
vivo repleta de actores, efectos especiales, juegos de luces y utilerías de
todo tipo. La serie de conciertos fue la cúspide de su era pop y
sigue siendo mirada con ciertos reparos por su público más rockero, por considerarlo
algo vacío, casi como si intentará suplantar desde lo visual algo que estaba
fallando desde la parte musical. A pesar de todo, el tour fue un éxito
comercial y sigue siendo uno de los testimonios en vivo más recordados de Bowie (junto con su último recital como Ziggy Stardust en 1973)
Al escuchar el disco o
ver videos de la gira, resulta claro que el intento de Bowie de volver a su
mejor forma –su referencia obvia era Scary
Monstes…- fue un rotundo fracaso. De hecho el mismo no tardaría mucho en
renegar de Never Let Me Down,
considerándolo una decepción. Años después, se referiría
sarcásticamente al periodo 83-87 cómo sus “años Phil Collins”. Empezaba a darse
cuenta que con el tema del pop había tocado fondo y, si bien el éxito seguía
acompañándolo, ese camino ya no lo llenaba a nivel artístico.
Por ello, en 1988
imprimió otro cambio a su carrera, pero esta vez no solo fue musical. Todo
comenzó cuando una de las publicistas de su tour insistió en que escuche un cassette de su esposo tocando la guitarra. Bowie finalmente accedió y quedó
sorprendido por la habilidad del músico, su nombre era Reeves Gabrels. Al poco
tiempo lo convocó y juntos re versionaron la canción de su época berlinesa Look Back In Anger para tocarla en vivo
en un evento a beneficio. Poco tiempo después, se encontraría en una fiesta al
bajista Tony Sales, a quién conocía de la grabación de Lust For Life de Iggy Pop. Convenció a Tony de convocar a su
hermano, el baterista Hunt Sales, para ensayar junto a Gabrels.
Lo curioso fue que, a
poco de reunirlos, Bowie anunció que no buscaba nuevos músicos de
apoyo para su carrera solista, sino que quería formar una banda, con todo lo
que eso implicaba: componer conjuntamente, dividir todas las ganancias y nada
de estrellatos. David Bowie dejaba de ser David Bowie, para convertirse en el
cantante y segunda guitarra de una banda de rock. Su nombre fue Tin Machine.
El nuevo sonido era el
de una banda de rock directo y crudo, heredero de grupos de blues potente de
fines de los 60s cómo Jimi Hendrix Experience, Cream y Jeff Beck Group, aunque con un aire
alternativo y proto-grunge que respondía a influencia de músicos de esa época,
entre los que es fácil identificar a Sonic Youth y especialmente a The Pixies, banda
muy admirada por Bowie (admiración que se plasmaría 15 años después cuando
grabase un cover de Cactus). El
proceso de trabajo, con las canciones compuestas durante ensayos, sin
re-trabajar demasiado las letras y grabando en vivo sin sobre-producir nada, demostraba
el cambio absoluto de mentalidad por parte del cantante.
El resultado de este
cambio fue el disco homónimo, Tin Machine,
editado en Mayo de 1989. Desde su comienzo con la blusera Hevean’s in Here hasta el final con la
estribillera Baby Can Dance, el álbum
contiene catorce canciones de un rock sólido y potente, aunque tal vez
demasiado maduro para su propio bien y carente de ese salvajismo y
desprolijidad que caracterizaría al rock alternativo de fines de los 80s y
principios de los 90s.
Basta ver el videoclip
de su primer corte, Under The God
para notar que el cambio no fue solo músical, sino también estético. Los
bailarines en la calle “a la Michael Jackson” de vídeos anteriores aquí se
cambian por un grupo de adolescentes haciendo pogo y descontrolándose en el
escenario de un oscuro club nocturno. Esto también se reflejaría en la gira,
que no solo se alejaba totalmente de la teatralidad de Glass Spider Tour, sino que fue deliberadamente planeada en
lugares mucho más pequeños que los estadios a los que estaba acostumbrado
Bowie.
El disco fue aclamado
por los críticos, que veían en él un saludable regreso al rock por parte de
Bowie. Pero, si bien en un comienzo el álbum vendió bien, las ventas no
tardaron en estancarse y ninguno de sus simples alcanzó una posición en los
charts. La gira de apoyo, por su lado, fue bastante exitosa.
En medio de las
grabaciones con Tin Machine Bowie
también tendría tiempo de continuar su carrera como actor, participando en el
polémico retrato que hizo Martin Scorsesse sobre los últimos días de Jesús en The Last Tempation of Christ. En ella
interpretaría a Poncio Pilatos, e una actuación que se puede considerar
correcta, pero que en su escena fue completamente eclipsada por el Jesús de Willem
Defoe.
Para 1990 Tin Machine
estaba listo para comenzar a trabajar el segundo disco, pero Bowie puso el
proyecto en pausa e inició la gira Sound+Vision
Tour, en la que recorrería el mundo tocando canciones antiguas, centrado
especialmente en sus éxitos de los 70s. Esta gira lo trajo por primera vez a
Argentina en el marco del Derby Rock Festival, donde dio en el estadio de River el último concierto de la gira.
Al año siguiente aplazó
nuevamente el comienzo del trabajo con la banda para filmar The Linguini Incident, una comedia
co-protagonizada junto a Rosanna Arquette. En ella Monte (Bowie) accede a
ayudar a Lucy (Arquette) en un robo, a cambio de que ella se case con él para
poder obtener la ciudadanía estadounidense. La película, previsiblemente, fue
un fracaso de taquilla y de crítica.
Finalmente, en Marzo de
1991 iniciaron las sesiones del segundo disco, grabado en parte en Sidney y en
parte en Los Ángeles. Tin Machine II
sería el segundo y último disco en estudio de la banda. Sin salir del estilo de
su predecesor, resultó un disco menos lineal, pero a la vez más desparejo. Por
un lado estaban canciones más radiales, como Baby Universal y One Shot, dos
de las canciones más recordadas del disco. Pero estás se intercalaban con
pasajes un poco más oscuros en temas como You Belong In Rock and Roll y You Can’tTalk, influenciados por un rock alternativo industrial de bandas de la
época como Nine Inch Nails.
Si el primer disco y la
gira subsiguiente habían tenido un éxito modesto, Tin Machine II podría considerarse prácticamente un fracaso. A
pesar de ser un disco rockero y moderno, el público no terminaba de comprar el
rol de Bowie dentro de una banda y a menudo esperaba que en sus conciertos en
vivo tocara canciones de su carrera solista. A esto se sumaba que el propio Bowie tampoco
terminaba de acomodarse al rol de estar en una banda e iba convirtiendo
lentamente la democracia en una dictadura, al acaparar cada vez más
la composición y la toma de decisiones. El disco tuvo críticas encontradas y
pasó desapercibido para el público, al punto de que lo que más se recuerda hoy
fue la polémica que generó su portada en Estados Unidos.
En 1992 saldría al
mercado el último álbum del grupo. Tin Machine Live: Oy Vey, Baby, era el primero de los dos discos en vivo que la
banda había planificado sacar al mercado. Sin embargo, el nuevo fracaso
comercial y las duras críticas que recibió el album llevaron a que la banda se
tomase una pausa, con la intención de renovar el trabajo en el estudio un año
después, algo que finalmente nunca sucedería.
Versión estadounidense de la portada de Tin Machine II. A las estatuas griegas Kouroi se les borró el pito porque los yankees lo consideraron de mal gusto |
De todas formas, y a pesar de no haber encontrado del todo el éxito, Bowie había logrado lavarse la imagen de estrella pop ochentosa, alcanzando una redención a los ojos del mundo rockero que pocos años antes parecía imposible. La nueva década acababa de comenzar y parecía llegar a ella renovado. Pero los 90s serían un caldero de nuevos estilos y tendencias musicales a los que David Bowie, sorpresivamente, llegaría tarde.
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FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(Progreso es mi lema)
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