Películas que pensaste iban a ser malas pero no Vol.I: Truman
El domingo pasado post día del padre estaba como nos solemos encontrar en esos momentos, con ganas de que no sea lunes, recién levantado de una breve siesta vespertina y con un leve malestar estomacal producto de haber comido de más. Así fue como control en mano, medio sentado, medio acostado, estaba haciendo zapping y me encontré con el título Truman en la grilla. No voy a revelar en qué canal la estaban anunciando porque como ya comenté en alguna ocasión, todos los que escribimos en Expreso a Neptuno somos considerados influencers y no queremos andar haciendo publicidad gratis. Bueno también puede ser que no me acuerde pero ustedes no digan nada.
Truman es una co-producción entre Argentina y España en la cual actúan Ricardo Darín, Javier Cámara y Dolores Fonzi, que fue estrenada en el año 2015. Me acuerdo que en ese momento vi el fiche en el cual estaban Darín junto con un perro de ojos de buenazo y me fui inevitable pensar, uy seguro lo van a hacer cagar al perro en algún momento. Eso fue suficiente para que no quiera ir al cine, lo cual ahora me doy cuenta fue una terrible gilada de mi parte. Pero bueno vieron que a veces las cosas nos llegan cuando tienen que llegar, y en este caso fue un domingo a la noche.
Decime si no lo pensaste vos también... |
La historia empieza con Tomás (Javier Cámara), un español que se fue a estudiar a Canadá y terminó armando su vida allá, que vuelve a Madrid por unos días para visitar a Julián (Ricardo Darín). Este último vive en un piso con su perro Truman, con el cual tiene una relación muy de siglo XXI humano-perro llevado incluso más al extremo, pero que no deja de generar ternura. Nos lleva unos pocos minutos enterarnos de que la visita de Tomás no es un simple reencuentro entre amigos sino que vuelve porque Julián tiene cáncer y finalmente decidió dejar de tratarse.
Algo interesante de cómo está concebida la película es que evita caer en muchos de los clichés a los cuales nos tiene acostumbrados el cine. Sin embargo, y debo decir que, por suerte, conserva otros (aunque esta aclaración es sólo por gusto personal). Así es como nos encontramos inmersos en cuatro días que comparten estos dos amigos, donde su principal objetivo será encontrar con quién va a vivir Truman una vez que su dueño ya no esté. Esta tarea no resulta nada fácil ya que Julián, como se imaginarán a esta altura, no quiere dejar a su gran compañía en manos de cualquiera.
Las andanzas de estos dos hombres que rondan los cincuenta y pico nos regalan varias postales de las calles de Madrid, como así también algunos cuadros de Ámsterdam cuando deciden ir a visitar al hijo de Julián que estudia allá. La relación entre Tomás y Julián está muy bien lograda, son amigos que se conocen, se aceptan, se intentan comprender y acompañar incluso en situaciones extremas como puede ser estar compartiendo cuatro días con tu mejor amigo por última vez. Y todo esto sin caer en el golpe bajo ni los lugares comunes. Toda esa parte le toca al personaje de Dolores Fonzi, quien representa a la forma más usual de reaccionar en este tipo de situaciones y que sirve para equilibrar un poco la situación y generar pequeños focos de conflicto.
Las actuaciones en general están correctas, la trama nos va ganando de a poco y nos logra hacer pasar un buen rato. Sin embargo, al final me parece que es inevitable terminar con una sensación un tanto angustiante, sentir un pequeño vacío en la panza. En mi opinión vale la pena tomarse el rato para disfrutar de Truman y lo que tiene para ofrecer. Si la vieron y quieren comentar que les pareció están más que invitados. Si después de leer esto les generó alguna inquietud mírenla y después me cuentan qué onda. Nos vemos en el próximo post.
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