Historias Curiosas de los Mundiales
¡Se viene la mayor cita del fútbol! De hecho, cuando estén leyendo esto ya se habrá jugado el partido inaugural entre el local Rusia y Arabia Saudita y, probablemente, se estén disputando los partidos del viernes, mientras esperamos el debut de nuestra querida Argentina. Y como todo evento que se precie de tal, el Mundial ha tenido más de una historia curiosa, simpática o fuera de lo común, durante sus casi 90 años de historia. Para celebrar el comienzo de este apasionante torneo, repasaremos algunos de estos hechos anormales. Algunos ya serán conocidos para los más futboleros, pero nunca está de más compartirlos para todos.
El "Manco Divino" de 1930
Recientemente vimos en la final de última Champions League como el egipcio y figura del Liverpool Mohamed Salah se retiraba promediando el primer tiempo del encuentro luego de caer muy mal sobre su brazo. Lleno de dolor y con lágrimas en sus ojos, el crack se despedía así del tan soñado partido. Pero al fútbol se juega con los pies y a no ser qué seas arquero, ¿para qué necesitás los brazos o las manos? Sino, pregúntenle a Héctor Castro, leyenda uruguaya de Nacional de Montevideo y de la Selección de ese país, que contaba con una particularidad: era manco.
El trágico suceso se dio cuando Castro era un pequeño de 13 años y tuvo un accidente trabajando en su casa con una sierra eléctrica. Esto no privó al chiquitín de convertirse en jugador de fútbol, llegando a Nacional de su Montevideo natal, donde se convertiría en figura y le daría un lugar en la imbatible y poderosa Selección de Uruguay, que arrasaba en el fútbol mundial.
Castro fue parte del plantel uruguayo que defendió exitosamente el oro olímpico en 1928 y también participó del primer campeonato mundial de fútbol disputado en 1930 en, como se sabe, Uruguay. En este certamen Castro anotó dos goles muy importantes: el primero fue el primer gol de Uruguay en Copa del Mundo, contra Perú, y el segundo fue el último del 4 a 2 en la final contra Argentina. Poca cosa.
Luego de ganar tres títulos al hilo con Nacional en 1932, 1933 y 1934, se retiró del fútbol. Tiempo después se puso el buzo de director técnico y llevó a ese mismo equipo a dominar la primer mitad de la década del 40 en el fútbol uruguayo.
Héctor Castro falleció en 1960 a la edad de 55 años, dejando una historia de vida de superación y un legado futbolístico que sería recordado en todos los años posteriores.
Pickles, el perro héroe de 1966
Se venía la gran cita en el país inventor del deporte. El éxtasis era absoluto(?) en la isla, pero cuatro meses antes del kick off, se dio un hecho que puso en alerta a todos: alguien se había choreado la copa.
Fue el 20 de marzo de 1966, durante una exhibición de la misma en una convención en Westminster. Un hábil ladronzuelo logró escabullirse entre la seguridad y hacerse con el tan preciado trofeo. El mismo era el original "Trofeo Jules Rimet", en homenaje al dirigente francés y presidente de la FIFA que fue clave en llevar a cabo la primera Copa del Mundo.
Al día siguiente el presidente de The Football Association (la asociación reina del deporte en Inglaterra), Joe Mears, recibió un paquete de parte de un tal Jackson, que contenía un pedazo del trofeo y una nota que indicaba un pedido de rescate de 15 mil libras para que devuelva el resto del mismo. Joe se hizo el gilastrún y fue a la policía, quien se puso en contacto con Jackson para arreglar un encuentro. Este tal Jackson resultó ser Edward Betchley, un intermediario del verdadero ladrón. Si bien Betchley fue apresado y condenado a dos años de prisión, el verdadero culpable, si es que lo hubo, nunca fue identificado.
El trofeo no aparecía, pero fue el domingo 27 de marzo cuando David Corbett, un empleado marino, estaba paseando a su collie de 4 años llamado Pickles en el barrio de Beulah Hill, en Londres, cuando el curioso canino se puso a olisquear detrás de unos arbustos y dio con el tan buscado ítem. El Jules Rimet se encontraba tirado envuelto en papel de diario. David inmediatamente fue a las autoridades a entregar lo que el can había encontrado. Si bien hubo un poco de sospecha de que David habría participado en el robo (no tenía nada que ver), su perro se convirtió en una figura y cuando Inglaterra salió campeón fueron invitados al banquete de celebración. Corbett obtuvo una recompensa de 5 mil libras, que utilizó para comprar una casa y Pickles recibió un año de comida gratis.
Como medida de seguridad, la FIFA decidió realizar una copia del trofeo para utilizar en exhibiciones y dejar el original bien a resguardo. Finalmente, en 1970 luego de su tercer campeonato Mundial, la copa fue entregada de forma permanente a Brasil, pero, fue afanada nuevamente a finales de 1983 y ahora sí nunca más se supo del mismo.
El destino de Pickles no fue tan glorioso como su acto. Un año después de la gran hazaña, el pichicho se fue al cielo de los perros luego de ahorcarse con su propia cadena (que se había atorado en una rama) cuando perseguía a un gato. Descansá en paz, crack.
La inolvidable(?) Corea del Norte de 1966
En ese mismo mundial se dio el debut de la selección de Corea del Norte, que había clasificado de una manera bastante particular. Debía disputar un grupo de repechaje frente a Australia, Corea del Sur y Sudáfrica. El equipo africano decidió bajarse del torneo en señal de protesta contra la FIFA, ya que consideraban que el continente merecía una plaza directa. Corea del Sur, en apoyo a su par de Africa, tampoco quiso participar. Finalmente el lugar en England '66 se resolvió entre Corea del Norte y Australia. El equipo coreano pasó por arriba a los australianos por 6 a 1 y 3 a 1. Adentro.
Le tocó compartir el grupo 4 con dos potencias: Italia y la Unión Soviética. Y también estaba Chile. El debut fue contra la URSS con un esperado 0-3 abajo. La segunda fecha fue un valioso empate frente al país trasandino, por 1 a 1.
Con la URSS ya clasificada (le rompió el culo a todos), Corea del Norte sorpresivamente tenía chances de pasar de ronda, pero enfrente se encontraba la poderosa Italia, campeona en 1934 y 1938. ¿Cuántos goles iban a meter los tanos? ¿Sería una goleada para la historia? Goleada no fue, pero para la historia claro que sí: Corea del Norte ganó 1 a 0, con gol de Pak Doo-ik, no solo clasificando a la siguiente ronda (siendo el primer país asiático en lograr tal gesta) sino que también dejando afuera nada más ni nada menos que a la selección de Italia. ¡Una locura!
Pero lo más genial viene ahora, ya que estaban tan seguros que se volvían a casa que tuvieron que cancelar los pasajes de vuelta y comprar unos nuevos a Liverpool para disputar los cuartos de final. El despelote era tal que ni siquiera pudieron encontrar un nuevo lugar para hospedarse y tuvieron que quedarse en un centro religioso que les ofreció el espacio.
El cuento de hadas de Corea del Norte terminó en ese próximo partido, al perder 5 a 3 contra la Portugal de Eusebio. Así y todo, fueron recibidos en su país como héroes. En cambio para Italia, la vuelta se convirtió en una pesadilla. Para no encontrarse con los fanáticos, cambiaron a último momento el destino del vuelo, de Roma a Génova. Igualmente, apenas llegaron muchos tifosi los estaban esperando con una calentura de aquellas y los recibieron con una lluvia de tomates. "Nuestro fútbol ha muerto", tituló un diario días después.
Lo más curioso fue la excusa que pusieron los tanos. Dijeron que aprovechando su parecido entre sí, la totalidad de los jugadores de Corea del Norte fue cambiada en el entretiempo para estar frescos y sacar ventaja. Un delirio.
Para hacer más épico el asunto, cabe destacar que los 22 jugadores de Corea del Norte eran amateurs, en su mayoría militares. El autor del gol, además de ser sargento del ejército, era dentista. Hermoso todo.
El jeque-árbitro de 1982
Mucho antes de que se inventara el VAR, ya hubo un suceso que generó igual de polémica y asombro por lo delirante que fue todo el asunto.
Corría el Mundial de España 1982 y la selección de Francia de Michel Platini disputaba un encuentro con la debutante Kuwait, que venía como campeón de la reciente Copa de Asia, por la segunda fecha del grupo 4.
El partido venía siendo un trámite para el equipo francés que se había puesto arriba del marcador por 3 a 1 en 48 minutos. El resto del partido se estaba jugando básicamente para cumplir. El quilombo vino cuando en el minuto 86 el francés Giresse entró como pancho por su casa en el área kuwaití, remató y convirtió el cuarto. Los jugadores de Kuwait se acercaron al árbitro confundidos, alegando que habían escuchado un silbato y por lo tanto supusieron que la jugada estaba invalidada y se detuvieron, razón por la que Giresse se paseó tan cómodo por entre la defensa. Los franceses, en cambio, juraron que no se escuchó nada (obvio).
Luego de unos minutos, el árbitro soviético Miroslav Stupar, decidió finalmente convalidar el gol, lo que generó la bronca de los jugadores asiáticos. Y se armó. De repente apareció en el campo de juego el jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, presidente de la Asosiación de Fútbol de Kuwait y hermano del emir de ese país, recontra caliente. Se le fue al humo a Stupar, alegando que sus jugadores fueron confundidos por un silbato y exigiendo que el gol se anule.
Tras unos 10 minutos de discusión bajo la atónita mirada de todos los presentes, el juez decidió insólitamente volver atrás en su sentencia y anular definitivamente el gol, con todo el estadio pasmado viendo como se desarrollaba semejante escena surrealista. Obviamente, ahora los que estaban sacados eran los de Francia, y en un último acto de locura Stupar expulsó al DT francés por sus reclamos. El jeque, en cambio, volvió lo más tranquilo a la tribuna... al pedo porque al minuto 89 los franchutes, como un acto de justicia de divina, marcaron el 4 a 1 definitivo.
La FIFA tomó medidas en el asunto y multó económicamente a la Asociación de Fútbol de Kuwait y además decidió suspender hasta el fin de los tiempos(?) a Stupar en calidad de árbitro internacional, dejándole la posibilidad de solo dirigir en partidos locales en la Unión Soviética.
Francia terminó en el 4to puesto en ese mundial y Kuwait finalizó 21 (de 24) en lo que fue su única participación mundialista, que quedó en el recuerdo de todos por esta escena tan genial. El jeque de la polémica murió asesinado en agosto de 1990 durante la invasión iraquí de Kuwait, que dio comienzo a la Guerra del Golfo.
La inolvidable(?) Corea del Norte de 1966
En ese mismo mundial se dio el debut de la selección de Corea del Norte, que había clasificado de una manera bastante particular. Debía disputar un grupo de repechaje frente a Australia, Corea del Sur y Sudáfrica. El equipo africano decidió bajarse del torneo en señal de protesta contra la FIFA, ya que consideraban que el continente merecía una plaza directa. Corea del Sur, en apoyo a su par de Africa, tampoco quiso participar. Finalmente el lugar en England '66 se resolvió entre Corea del Norte y Australia. El equipo coreano pasó por arriba a los australianos por 6 a 1 y 3 a 1. Adentro.
Le tocó compartir el grupo 4 con dos potencias: Italia y la Unión Soviética. Y también estaba Chile. El debut fue contra la URSS con un esperado 0-3 abajo. La segunda fecha fue un valioso empate frente al país trasandino, por 1 a 1.
Con la URSS ya clasificada (le rompió el culo a todos), Corea del Norte sorpresivamente tenía chances de pasar de ronda, pero enfrente se encontraba la poderosa Italia, campeona en 1934 y 1938. ¿Cuántos goles iban a meter los tanos? ¿Sería una goleada para la historia? Goleada no fue, pero para la historia claro que sí: Corea del Norte ganó 1 a 0, con gol de Pak Doo-ik, no solo clasificando a la siguiente ronda (siendo el primer país asiático en lograr tal gesta) sino que también dejando afuera nada más ni nada menos que a la selección de Italia. ¡Una locura!
Pero lo más genial viene ahora, ya que estaban tan seguros que se volvían a casa que tuvieron que cancelar los pasajes de vuelta y comprar unos nuevos a Liverpool para disputar los cuartos de final. El despelote era tal que ni siquiera pudieron encontrar un nuevo lugar para hospedarse y tuvieron que quedarse en un centro religioso que les ofreció el espacio.
El cuento de hadas de Corea del Norte terminó en ese próximo partido, al perder 5 a 3 contra la Portugal de Eusebio. Así y todo, fueron recibidos en su país como héroes. En cambio para Italia, la vuelta se convirtió en una pesadilla. Para no encontrarse con los fanáticos, cambiaron a último momento el destino del vuelo, de Roma a Génova. Igualmente, apenas llegaron muchos tifosi los estaban esperando con una calentura de aquellas y los recibieron con una lluvia de tomates. "Nuestro fútbol ha muerto", tituló un diario días después.
Lo más curioso fue la excusa que pusieron los tanos. Dijeron que aprovechando su parecido entre sí, la totalidad de los jugadores de Corea del Norte fue cambiada en el entretiempo para estar frescos y sacar ventaja. Un delirio.
Para hacer más épico el asunto, cabe destacar que los 22 jugadores de Corea del Norte eran amateurs, en su mayoría militares. El autor del gol, además de ser sargento del ejército, era dentista. Hermoso todo.
El jeque-árbitro de 1982
Mucho antes de que se inventara el VAR, ya hubo un suceso que generó igual de polémica y asombro por lo delirante que fue todo el asunto.
Corría el Mundial de España 1982 y la selección de Francia de Michel Platini disputaba un encuentro con la debutante Kuwait, que venía como campeón de la reciente Copa de Asia, por la segunda fecha del grupo 4.
El partido venía siendo un trámite para el equipo francés que se había puesto arriba del marcador por 3 a 1 en 48 minutos. El resto del partido se estaba jugando básicamente para cumplir. El quilombo vino cuando en el minuto 86 el francés Giresse entró como pancho por su casa en el área kuwaití, remató y convirtió el cuarto. Los jugadores de Kuwait se acercaron al árbitro confundidos, alegando que habían escuchado un silbato y por lo tanto supusieron que la jugada estaba invalidada y se detuvieron, razón por la que Giresse se paseó tan cómodo por entre la defensa. Los franceses, en cambio, juraron que no se escuchó nada (obvio).
Luego de unos minutos, el árbitro soviético Miroslav Stupar, decidió finalmente convalidar el gol, lo que generó la bronca de los jugadores asiáticos. Y se armó. De repente apareció en el campo de juego el jeque Fahad Al-Ahmed Al-Jaber Al-Sabah, presidente de la Asosiación de Fútbol de Kuwait y hermano del emir de ese país, recontra caliente. Se le fue al humo a Stupar, alegando que sus jugadores fueron confundidos por un silbato y exigiendo que el gol se anule.
Tras unos 10 minutos de discusión bajo la atónita mirada de todos los presentes, el juez decidió insólitamente volver atrás en su sentencia y anular definitivamente el gol, con todo el estadio pasmado viendo como se desarrollaba semejante escena surrealista. Obviamente, ahora los que estaban sacados eran los de Francia, y en un último acto de locura Stupar expulsó al DT francés por sus reclamos. El jeque, en cambio, volvió lo más tranquilo a la tribuna... al pedo porque al minuto 89 los franchutes, como un acto de justicia de divina, marcaron el 4 a 1 definitivo.
La FIFA tomó medidas en el asunto y multó económicamente a la Asociación de Fútbol de Kuwait y además decidió suspender hasta el fin de los tiempos(?) a Stupar en calidad de árbitro internacional, dejándole la posibilidad de solo dirigir en partidos locales en la Unión Soviética.
Francia terminó en el 4to puesto en ese mundial y Kuwait finalizó 21 (de 24) en lo que fue su única participación mundialista, que quedó en el recuerdo de todos por esta escena tan genial. El jeque de la polémica murió asesinado en agosto de 1990 durante la invasión iraquí de Kuwait, que dio comienzo a la Guerra del Golfo.
Así termina este post. Espero lo hayan disfrutado, ¡y vamos Argentina!
0 comentarios