¿Mito o realidad? Vol. V: El tiempo fantasma
En el presente post me propongo retomar una sección que hace rato no aparece por Expreso, no porque haya sido olvidada, sino por la ausencia de casos que llamaran nuestra atención. Hoy el tiempo de espera se termina, y tenemos la quinta parte de esta gran saga.
Muchas veces la historia puede parecernos una construcción monolítica, un conjunto de saberes estático que está ahí para ser aprendido, un recorrido predefinido por los sucesos más importantes del pasado. Sin embargo, se trata de una ciencia social dinámica, en la que nuevos descubrimientos permiten agregar matices, reinterpretar hechos o mejorar el panorama que se tiene de determinadas situaciones. Pero ¿qué pasaría si nos enterásemos que parte de lo que nos enseñaron en los libros del colegio es falso? No me refiero a algún hecho aislado retocado para favorecer a determinado personaje, o alguna exageración para dotar de grandeza al vencedor de alguna batalla, ni siquiera a una omisión intencionada en pos de la conveniencia de quien sabe quién. Estoy hablando de la invención deliberada de casi 300 años de historia. Les presento la teoría del Tiempo Fantasma.
Heribert Illig |
Heribert Illig nació en 1947 en la ciudad de Vohenstrauß, Alemania. Fue miembro de diversas asociaciones de revisionismo histórico y catastrofismo, editor del periódico Vorzeit-Frühzeit-Gegenwart, y dueño de una Editorial, Mantis-Verlag. Entre sus trabajos se cuentan varias propuestas de cronologías revisadas, pero ninguna tan osada como la que hoy nos ocupa, postulada en plena década del '90 (fue presentada por primera vez en 1991). Illig afirmaba que, a partir de una manipulación que explicaremos más adelante, los años que van del 614 al 911 d.c. nunca existieron. Es decir, gran parte de la Edad Media como la conocemos, no es más que una burda falsificación, con lo cual, lejos de encontrarnos en el 2018, estamos viviendo el año 1721.
Según esta teoría, la invención de estos años es fruto de una conspiración de la que participaron Otto III, Emperador del Sacro Imperio Romano, el Papa Silvestre II y Constantino VII, Emperador bizantino, con el objetivo de legitimar la pretensión del propio Otto sobre Sacro Imperio Romano, hacer coincidir las funciones de estos tres dirigentes con el año 1000 d.c., y unir ambos imperios en la lucha contra el avance del islam. Esta estafa fue lograda gracias a la alteración, malinterpretación y falsificación de documentación y otro tipo de evidencias. Esta teoría implica que tanto Carlomagno (742-814) como el período Carolingio fueron completamente inventados por cronistas medievales.
Llegado a este punto seguramente se estarán preguntando: ¿en qué se basa Illig para semejante aseveración? ¿existen pruebas? La verdad es que el bueno de Heribert no sacó estas conclusiones de la nada, sino que realizó una ardua investigación. En primer lugar, destacó la escasa evidencia arqueológica que data del período en cuestión, haciendo hincapié en las inexactitudes de los métodos radiométricos y dendrocronológicos (método científico que se utiliza para datar anillos de árboles al año exacto en que fueron formados) que se utilizaban para datar en ese período, que, sumado a la excesiva confianza de los historiadores medievales en las fuentes escritas, pueden provocar un sinnúmero de conclusiones erróneas.
En segundo lugar, tuvo en cuenta la vasta presencia de arquitectura romana en la Europa Occidental del año 1000, lo que implicaría que la caída del Imperio Romano no se habría producido tanto tiempo atrás. Además, tuvo en consideración la involución que se produjo, fruto de dicha caída, en escritura, arquitectura, pintura, arte, y otras disciplinas.
¡Edad Media, no existís! |
Por último, basó sus conclusiones en un desajuste producido entre los calendarios juliano y gregoriano, en su relación con el año solar. El calendario juliano fue introducido por Julio Cesar alrededor del año 45 a.c., y se conoce que generaba una discrepancia de casi un día por centuria con respecto al año solar. Al entrar en vigor el calendario gregoriano, en 1582 d.c., los matemáticos y astrónomos que operaban bajo el mando del Papa Gregorio IX determinaron que se necesitaba realizar un ajuste de diez días al pasar de un calendario a otro (cosa que sucedió en octubre de 1582). Sin embargo, de acuerdo a los cálculos de Illig, el ajuste debió practicarse por 13 días. Esos tres días de diferencia representa ni más ni menos que los 300 años inventados.
De más está decir que esta teoría no fue bien recibida en ambientes académicos. Sin embargo, tampoco le faltaron apoyos. Como, por ejemplo, el del ingeniero y profesor universitario alemán, Hans-Ulrich Niemitz, quien contribuyó a la investigación que puso en duda los métodos de datación por radiocarbono y dendrocronología.
No me gustaría cerrar, sin antes mencionar algunas de las principales críticas a las ideas de Illig. Por un lado, suele decirse que solo basó sus conclusiones en la civilización occidental, obviando el desarrollo obtenido por otras civilizaciones en los años supuestamente inventados. Esto significaría que tanto la Dinastía Tang en China, como parte de la vida de Mahoma también son invenciones.
Dinastía Tang |
Por otro lado, hay algunos fenómenos astronómicos que se encuentran bien documentados y que provendrían de este período, especialmente eclipses solares, como así también ciertas observaciones realizadas durante la ya mencionada Dinastía Tang, y las apariciones del Cometa Halley, que mantienen su periodicidad sin tener en cuenta al tiempo fantasma.
Por último, cabe destacar que la reforma gregoriana del calendario nunca fue pensada para ser realizada tomando como base el momento de instauración del calendario juliano, sino el Concilio de Nicea, de 325 d.c., el cual fijó el cálculo del domingo de Pascua. Esos más de 350 años de diferencia entre un momento y otro, bien podrían explicar los tres días a los que Illig hace referencia en su teoría.
¿Realmente hemos sido víctimas de un engaño de proporciones enormes? ¿Puede ser que se puedan fabricar, así como así, 300 años de historia? ¿Cuándo festejemos el próximo año nuevo, tenemos que decir feliz 1722 o 2019? Este tipo de teorías existe, están a nuestro alcance para interpelarnos y poner en duda parte de nuestras creencias. El Tiempo Fantasma, ¿mito o realidad?
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