Harmony Clean Flat Responsive WordPress Blog Theme

200 años y lo que pudimos haber sido

12:07 a.m. Webby 0 Comentarios Categoría :


Hace unos días se cumplieron 200 años de la Independencia Argentina del Reino Español, algo que todos vimos en la escuela y se supone que sabemos como sigue el asunto. Pero quiero aprovechar la fecha para contar una interesante historia tal vez no muy conocida, acerca de un francés loco y un reino en plena República Argentina: Orélie Antoine y el Reino de la Araucanía y la Patagonia.

El protagonista de esta trama, Orélie Antoine, nació en Chourgnac, Francia el 12 de mayo de 1825. De su infancia y juventud en Europa prácticamente no se sabe nada, pero sí que se recibió de abogado e ingresó a la masonería en la década de 1850. Producto de sus lecturas y estudios, ya se había metido en la cabeza la idea de fundar una especie de reino que unificara todas las repúblicas de latinoamérica bajo una misma bandera. Ni lento ni perezoso, puso manos a la obra.

El 22 de agosto de 1858 Orélie llegó al nuevo continente, desembarcando en Coquimbo, y se estableció finalmente en Valparaíso, donde aprendió a hablar fluidamente el español. Pero el tipo tenía en mente un objetivo y para 1860 ya se había internado a vivir entre los mapuches. Aclaremos algo, los extranjeros estaban prohibidos dentro del territorio mapuche, pero Orélie no sólo había sido aceptado sino que había entablado relación con los jefes de la tribu. El chamullo de Antoine era que estaba allí para ayudarlos, junto al estado francés, a combatir a los chilenos.

Se ve que el tipo tenía un carisma y una labia inigualables porque en una asamblea ante 3000 mapuches (incluyendo altas autoridades), celebrada el 17 de noviembre de 1860, logró convencerlos de fundar lo que él bautizó como el Reino de la Araucanía y la Patagonia, y, obviamente, ser nombrado rey. Según algunas fuentes, el primer decreto del Rey decía: "Una monarquía constitucional y hereditaria se funda en Araucanía: el Príncipe Orllie-Antoine de Tounens es designado Rey". Así de simple.

Orélie Antoine, chamullador profesional.
Orélie, claramente en éxtasis, se puso a difundir el nuevo reino por todos lados, desde periódicos hasta enviando una carta al gobierno de Chile. El 20 de noviembre de 1860 (tres días después de la fundación), Orélie anexó a su reino todo el territorio de la Patagonia y, obviamente, se lo comunicó a todo el que se le cruzaba, aunque se le cagaban de risa.

A todo esto, los mapuches le daban pelota pero hasta ahí nomás. Dicen que en realidad le dejaban hacer todas sus cosas, pero que básicamente no tenía nada de oficial, y de hecho la tribu continuaba su vida de la misma manera que antes, sin contar a Orélie como un rey ni nada del estilo. Lo bancaban porque les prometía el apoyo de Francia. Durante dos años Orélie se dedicó a expandirse y volvió a Valparaíso para seguir dando a conocer a su reino.

Al nuevo presidente de Chile, José Joaquín Pérez, no le gustaba un joraca lo que estaba haciendo este tipo, así que directamente ordenó apresarlo. En enero de 1862, Orélie fue detenido y enjuiciado, y enviado a prisión.

Allí, pensando en una muerte inminente, Orélie escribió su testamento: "Considerando que, en previsión de nuestro fallecimiento, debemos determinar desde ya los derechos a nuestra sucesión; y en tal virtud instituimos como nuestros sucesores a la corona de Araucanía y Patagonia a Jean de Tounens, nuestro padre bien amado". Pero no murió, sino que fue declarado como demente y enviado a un manicomio en Santiago de Chile, y al poco tiempo repatriado por el gobierno francés.

Pero nada podía alejar a Orélie de su reino. Por eso, dedicó los siguientes 7 años de su vida en reunir recursos para una nueva incursión la región. Se encontró con un panorama totalmente diferente: el estado chileno estaba tomando el control del territorio mapuche. A pesar de que se los había prometido, Orélie, "su rey", no pudo hacer nada para ayudarlos. Además, el Coronel Cornelio Saavedra (chileno, nieto de nuestro Cornelio Saavedra) le había puesto precio a su cabeza, por lo que en 1871 rajó de nuevo a Francia.

Intentó dos nuevas entradas al continente, en 1874 y 1876, aunque en ambas sólo llegó a ingresar a Argentina, y se vio forzado a volver a Europa, donde se instaló definitivamente en París y consiguió un modesto trabajo como empleado municipal. Finalmente, falleció el 17 de septiembre de 1878, en Tourtoirac, Francia.

Pero la historia del Reino de la Araucanía y la Patagonia no termina con la muerte de su fundador y rey. Uno de sus amigos más cercanos, Gustave Achille La Viarde, se autoproclamó como nuevo rey del Reino, para continuarlo, adoptando el nombre de Aquiles I.

Aquiles I empezó su reinado a todo trapo, solicitando apoyo económico y militar a los Estados Unidos, para directamente ir a ocupar toda la región. Obviamente, le dijeron que no. Desde entonces, el Reino de la Araucanía y la Patagonia se estableció en París, como una especie de "gobierno exiliado" y aunque no lo crean sigue funcionando. Es al día de hoy que sigue nombrándose un nuevo rey luego de la muerte del anterior. El monarca actual se llama Jean-Michel Parasiliti di Para, codename Antonio IV, que comenzó su reinado en enero de 2014, tras la muerte de su antecesor Philippe Boiry, más conocido(?) como Felipe I. Aunque, por supuesto, el status del Reino de la Araucanía y la Patagonia no va más allá de "país ficticio" como tantos otros hay en el mundo.

Antonio IV, el actual rey.
Como verán, la historia es bastante copada y Orélie todo un personaje que parece sacado de un libro. Pero no se puede negar que el tipo tenía una convicción de acero y una voluntad inquebrantable, que lo llevó a dedicar prácticamente toda su vida en su reino. Por suerte, muchos no le dieron pelota pero... ¿qué hubiese pasado si se la daban?

0 comentarios