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Dios Ha Muerto Parte VIII: La Trilogía de La Angustia Existencial

7:06 p.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : , ,


Viente de Dios Ha Muerto Parte VII: Los VIejos Amigos

Para fines de los 90s David Bowie ya había comprendido por la tibia recepción que tuvieron 1. Outside y Earthling que el futuro de la música ya no estaba solo en la experimentación con la música en sí, sino más bien en los formatos en lo que ésta podía aparecer. Prueba de ello fueron los proyectos en los que se involucró en 1998.

El primero fue BowieNet, que comenzó como una página de internet del músico, pero que creció hasta convertirse en un proveedor de internet hecho y derecho, que ofrecía conexión dial-up y acceso a material exclusivo para sus clientes. El servicio seguiría funcionando con éxito moderado hasta el año 2006.

El segundo proyecto fue participar en el desarrollo del videojuego Omikron: The Nomad Soul, una aventura post-apocalíptica muy a la usanza de The Matrix. El músico fue invitado para componer parte de la banda de sonido del juego, aunque terminaría colaborando con ideas para la historia e incluso haciendo un par de cameos digitales junto con su esposa Iman.

A fines de 1999 Bowie decidió viajar a Bermudas y, una vez más en compañía del guitarrista Reeves Gabrels, comenzó a trabajar en la composición de las canciones. Esta vez, en un formato mucho más pequeño, trabajando solo con guitarras y pianos, lejos de la experimentación electrónica de su disco anterior. El resultado serían ocho canciones que terminarían apareciendo en el videojuego. Gabrels, por su parte participaría también en la música incidental del juego, esta vez sí con un estilo más electrónico y agresivo.


Imagen de David Bowie en el juego Omikron
Sin embargo, el proyecto no terminaría ahí. Navegando en internet, Bowie se había topado con varias páginas web donde estaba subida su música. Lejos de ponerse a patalear como los maricones de Metallica cuando supieron de Napster, Bowie se puso a escuchar su propio material por primera vez en mucho tiempo y se sintió impulsado a buscar algo nuevo, algo que remitiese al pasado si ser retro. Fue allí cuando entendió que él era un músico que durante mucho tiempo le había hablado a su generación y era tiempo de volver a hacerlo.

Por su puesto, para esta época Bowie ya había cumplido 50 años y por eso decidió que varias de sus letras nuevas hablarían de las angustias que sienten las personas al llegar a su edad, al mirar al pasado y preguntarse si realmente hicieron lo que querían haber hecho con sus vidas. Esta búsqueda se uniría a varias de las canciones compuestas para el videojuego, dando como resultado el disco de 1999 Hours, que se caracterizó -en una buena lectura del mercado por su parte- por ser puesto a la venta primero para ser descargado en formato digital y recién dos semanas después en formato físico.

De las canciones compuestas originalmente para Omikron, seis aparecerían en el disco y cuatro de ellas serían editadas como singles. La primera sería Tuesday’s Child, tal vez el más reflexivo de todos, en el que Bowie habla sobre una vida partida en dos. Le seguiría The Pretty Things Are Going to Hell tal vez uno de los temas más rockeros del disco y más ricoteros de la historia del músico (ok, no los debe haber escuchado en su vida, pero me vas a decir que por como arranca no parece salida de Último Bondi??). Por último se editarían la balada irresistiblemente noventosa Survive y la personalísima Seven, probablemente uno de los simples de mayor repercusión.

Durante la grabación de disco, como forma innovadora de promocionarlo, Bowie lanzaría también una promoción en su web, convocando a la gente a ponerle letra a una de sus canciones. El resultado fue uno de los temas más oscuras del disco, What’s Really Happening, que cuenta con coros del propio ganador del concurso como invitado especial

Otra de las canciones,  la balada Something in the Air, sería incluida también en la banda de sonido de American Psycho, la polémica comedia negra del 2000 protagonizada por Christian Bale. En la canción el músico habla sobre un fracaso amoroso, dándole al estribillo una expresividad devastadora.

La portada del álbum también sería altamente sugestiva. En ella se puede ver al Bowie de los años de Earhtling descansado exhausto y casi agonizante en los brazos del nuevo Bowie, con su look de pelo largo y con aspecto rejuvenecido. El cantante estaba anunciando al mundo que una etapa de su vida estaba acabando. El nuevo sonido, más sobrio y confortable, era una ruptura con lo que había hecho en los últimos diez años, instaurándose en el género tradicionalmente llamado adult contemporary -lease música que pasan en radio Aspen- y que medios más actuales bautizaron con cierta malicia como dad rock, es decir rock para padres.
Muera lo viejo, viva lo nuevo... expresado de forma muy literal

Varios críticos desconfiarían de esta nueva postura de Bowie, diciendo que era simplemente otra de sus encarnaciones que abandonaría con el tiempo y lo acusaron de no tener la sinceridad de otros músicos, como Sting. Pero si bien es cierto que en el futuro el músico volvería a cambiar de estilo, detrás de las canciones había una decisión consciente de hablarle a su generación, que eran después de todo gente de 50 años, por lo que tildarlo de “poco sincero” es una crítica bastante desacertada.

Fuera de eso, Hours resultaría ser uno de los fracasos comerciales más grandes de Bowie y no lograría ingresar siquiera en el Top 40 de USA, algo que no pasaba con un disco suyo desde Hunky Dory de 1971. A pesar de los intentos por difundir el álbum a través de sistemas más novedosos como Internet, lo cierto es que para esa época los rankings estaban dominados por músicos cómo Britney Spears, Backstreet Boys y Limp Bizkit. Así que visto de forma retroactiva, el fracaso del disco se puede revindicar sin mucho esfuerzo.

Al año siguiente el músico encabezaría el festival de Glastonbury por segunda vez –la primera había sido en 1970- y lanzaría al mercado Bowie at the Beeb un compilado de varias presentaciones que realizó para la BBC durante la década del ‘70. Al igual que al trabajar en Hours, Bowie seguía mirando mucho hacia atrás y su próximo proyecto dejaría esto más que claro.

Toy iba a hacer un disco sobre su pasado, en el que el músico se proponía revisar varias de las canciones de sus años previos a Space Oddity, reversionando canciones de su trabajo debut homónimo, de su banda King Bees e incluso de los primeros singles que editó bajo el nombre de Davy Jones. El álbum se finalizó en el año 2001, con la intención de que fuese editado durante el 2002. Sin embargo, al momento de hacerlo el sello discográfico EMI comenzó a dar vueltas durante varios meses, diciendo que no tenía en su agenda de ese momento fechas para realizar el lanzamiento. Finalmente, para fines del 2001 el sello confirmó que rechazaba el disco, por no verle suficiente atractivo comercial y se negó a lanzarlo.

Herido en su orgullo, Bowie recurriría a la persona que mejor había sabido interpretar sus ideas y su música a lo largo de su vida: el productor Tony Visconti, con quién había retomado contacto pocos años antes. Visconti aceptó volver a trabajar con él y a lo largo de un año se abocaron a lo que sería su primer disco junto en más de 20 años.


El regreso de un groso a las filas bowisticas
La grabación también marcaría el fin de su relación artística con Gabrels, que había iniciado una década atrás con la formación de Tin Machine. Para reemplazarlo, regresaría después de mucho tiempo el guitarrista Carlos Alomar, músico que había acompañado a Bowie durante buena parte de los 70s y 80s. El disco contaría también con invitados de lujo cómo Pete Townshend de The Who- que casualmente había participado también en Scary Monsters… el último disco que Bowie y Visconti grabaron juntos- David Grohl de Foo Fighters  y el tecladista de Dream Theather Jordan Rudess, entre otros.

En el año 2002 saldría al mercado Heathen, editado esta vez por el sello Columbia, ya que comprensiblemente el músico había rescindido su contrato con EMI después del rechazo de Toy. El resultado final del disco es increíblemente parejo si se tiene en cuenta que es casi un disco de recortes.

De sus doce canciones, dos sobrevivirían de las sesiones de Toy, por un lado la larga e intensa balada Slip Away -originalmente llamada Uncle Floyd-, que recuerda en algunos puntos a la más reciente Lazarus. Por otro, la más rockera y directa Afraid.

Luego, tres canciones más son covers de otras bandas, entre los que se incluye una excelente versión de Cactus de Pixies, I’ve Been Waiting For You de Neil Young y I Took a Trip On a Gemini Spaceship del oscuro músico country-psicodélico Legendary Stardust Cowboy.

El resto de las composiciones si fueron pensadas para el disco, incluyendo una de los singles de mayor éxito Everybody Says Hi.

A menudo, se suele sugerir que el disco y su temática están atravesados por el atentado del 9/11 en la ciudad de New York, dónde Bowie vivía desde hacía unos años. La realidad es que gran parte de las canciones que parecen guardar relación con el hecho, cómo el caso de Afraid, fueron escritas antes del atentado. Además, el propio Bowie diría más tarde que los temas que atravesaban su disco se relacionaban más con la mortalidad y con la angustia existencial que puede provocar vivir en una gran ciudad, dos temas que fácilmente se podían relacionar en ese momento de la historia con lo sucedido las Torres Gemelas.

Ese dialogo con el momento histórico junto con el estilo un poco más directo y ambicioso de las canciones hicieron de Heathen un disco mucho más exitoso que su predecesor, ubicando a Bowie nuevamente en los Top 10 de varios países del mundo. Durante el resto del 2002 se embarcaría en el exitoso Heathen Tour, que lo llevaría por varias ciudades de Europa y Estados Unidos.

Mientras grababa también tuvo tiempo para volver a la pantalla grande, haciendo uno de los mejores cameos de la historia de cine en la comedia de culto Zoolander. En la escena Bowie hace de sí mismo y lo eligen para juzgar una competencia entre  los dos modelos masculinos más importantes del mundo (Ben Stiller y Owen Wilson), obviamente por ser la única persona con el suficiente sentido del estilo como para hacer semejante tarea. 




Después de 5 años Bowie sentía que estaba en forma otra vez y por ello, inmediatamente después de terminar la gira, volvió a encontrarse con Tony Visconti en el estudio, para trabajar en lo que sería la continuación de Heathen.

En enero de 2003 el cantante ya estaba en el estudio, trabajando en lo que podría considerarse un disco clásico del Bowie de esa época,  echando mano de varios colaboradores habituales como Gail Ann Dorsey, Mick Garson, Mark Plati y Earl Slick entre otros. Sería producido, al igual que sus dos anteriores trabajos, en el estudio Looking Glass de New York, perteneciente al músico y amigo de Bowie Philip Glass.

El resultado final fue Reality, un disco de 11 canciones que funciona como una fotografía perfecta del Bowie del nuevo milenio, con la confianza en sí mismo recuperada de forma plena tras el fracaso de Hours y el rechazo de Toy. Estas fuerzas renovadas se pueden ver ya desde el comienzo con la enérgica New Killer Star, en el estribillo épico de Never Get Old o en la gema oculta que es Fall Dog Bombs The Moon.

En este disco también volvería a incluir dos covers, uno sería Try Some, Buy Some de su amigo y en aquel entonces recientemente fallecido George Harrison. El segundo fue Pablo Picasso de The Modern Lovers, una banda poco conocida de los 70s que ganaría fama retroactiva cuando sus miembros pasaran más tarde a formar parte de reconocidas bandas New Wave, cómo Talking Heads y The Cars.

El cierre del disco quedaría a cargo de Bring Me The Disco King, una composición que había comenzado a trabajar con Nile Rodgers para Black Tie... y que recién encontraría su forma definitiva aquí, en una versión intimista que funcionaba como un cierre perfecto para lo que se consideró durante muchos años cómo el último trabajo de David Bowie.

El título del disco, varias de sus letras e incluso la portada – Bowie dibujado en una versión 3D un poco anime- buscaban reflejar la sensación del músico de estar viviendo en un mundo que parece estar perdiendo contacto con la realidad. Él mismo diría en entrevistas que ya no se escuchaba la palabra “reality” por si sola, sino que siempre iba acompañadas como “show” o “virtual”.  La temática del disco, venía de alguna forma a completar la trilogía – probablemente no planificada- de angustias existenciales de Bowie, sobre las que ya había venido cantando Hours y Heathen.

A nivel comercial y crítica, el álbum tendría una recepción buena, bastante similar a la que había tenido su disco anterior un año antes. Una vez más, iniciaría una gira de 10 meses por varias ciudades del mundo, con la intención de promocionar el disco. Su plan era terminar la gira y volver inmediatamente al estudio para volver a trabajar junto a Visconti en la continuación de Reality. Sin embargo, hubo un cambio absoluto de planes.

El 24 de Junio de 2004, en un festival en Alemania, Bowie comenzó a sentir una molestia en el hombre izquierdo mientras cantaba. El músico continúo el show, pensado que sería solo un nervio lesionado, pero al bajar del escenario colapso y tuvo que ser transportado de emergencia al hospital de Hamburgo. Unos días después descubriría que tenía una arteria bloqueada, la molestia había sido en realidad un ataque cardiaco. Fue operado inmediatamente y el tour se dio por terminado antes de tiempo.

Luego de este incidente, Bowie comenzaría a desaparecer más y más de la vida pública. Durante el 2004 grabaría una versión de Changes a duo con la cantante australiana Butterfly Boucher, para la banda de sonido de Shrek 2.

Al año siguiente, se limitaría a participar solo como invitado en unos pocos discos y shows. Entre ellos está la canción (She Can) Do That, compuesta para la reprobable película de ciencia-ficción Sleath, en la que un avión militar pilotado por una inteligencia artificial se vuelve contra los humanos. También participaría en la canción Province de los indie rockers newyorkinos TV On The Radio y en The Cynic de la banda alternativa danesa Kashmir.

A comienzos del 2006 anunciaría lo que ya muchos sospechaban: había decidido tomarse un tiempo libre, en el que no planeaba realizar giras ni grabar nuevo material. Eso no evitó que pocos meses después hiciese una sorpresiva aparición en uno de los shows que el ex-guitarrista de Pink Floyd David Gilmour brindó en el Royal Albert Hall de Londres. Allí harían juntos dos inolvidables versiones de Arnold Layne y Confortably Numb.

Ese mismo año tendría también su último gran papel en el cine, al participar en The Prestige (o El Gran Truco), del director Christopher Nolan. La película cuenta la historia de dos magos (Christian Bale y Hugh Jackman) que compiten de forma férrea y por momentos despiadada por ver quién es el mejor ilusionista. En ella Bowie interpretaría nada más y nada menos que a Nikola Tesla, el genio inventor Serbio que hoy en día ha adquirido el carácter de ícono pop y personalidad de culto. Según contó más tarde Nolan, para este papel el buscaba a alguien que no fuese una estrella de cine, pero sí que tuviese el suficiente carisma para dar a un papel que aparecía poco en pantalla un peso importante; por ello pensó en Bowie desde el primer minuto. Tanto el film cómo la actuación del músico tuvieron críticas muy positivas.




A fines de ese mismo año, Bowie haría una de sus últimas apariciones sobre el escenario para el evento a beneficencia Keep A Child Alive organizado por Alicia Keys.

Durante el año siguiente solo abandonaría el anonimato en pocas ocasiones. La primera fue para ponerle voz al personaje de Lord Royal Highness en la película de Bob Esponja SpongeBob’s Atlantis SquarPantis, rol que aceptó porque su hija Alexandra-que entonces tenía 7 años- era fanática del programa. La segunda fue para grabar a dúo una versión de Anywhere I Lay My Head para el disco de covers de Tom Waits que grabó la actriz Scarlett Johanson. La última sería una pequeña aparición haciendo de él mismo en Extras, la comedia inglesa creada por Ricky Gervais.

Durante los siguientes seis años Bowie abandonaría casi por completo la vida pública. Si bien continuarían editándose compilados de grandes éxito y registros en vivo de viejas giras, parecía que los días del músico en el estudio de grabación habían terminado. Pero si algo nos enseñó la carrera de David Bowie es que las cosas nunca son lo que parecen.


FIRMA: Alcalde Goldie Wilson

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