La cara de nuestros héroes Vol. I: Indiana Jones
Contratos insalvables,
producciones truncas, problemas de salud, caprichos de productores, directores o
incluso del destino mismo… Hay muchos motivos por los que un actor puede
terminar perdiendo la oportunidad de interpretar el papel más importante de su
carrera. Uno de esos papeles que no solo marcan su vida, sino también la
nuestra.
Hoy nace en Expreso a
Neptuno una sección dedicada a conmemorar a todos aquellos que estuvieron a
punto de pasar a la historia, pero por esas cosa de la vida –que como sabemos
es bastante jodida- tuvieron que quedarse con las ganas. Una sección dedicada a
conocer la historia de la que pudo haber sido la otra cara de nuestros héroes.
UN
PRODUCTO QUE NO PODÍA FALLAR
Para el año 1980 una nueva legión de directores
hipercinéfilos había tomado posesión absoluta de Hollywood. Estos jóvenes
habían aparecido en escena durante la década del ’70 y estaban convirtiendo en
oro todo lo que tocaban. Formado por nombres como Francis Ford Coppola, George
Lucas, Martin Scorsese y Steven Spielberg, este grupo de monstruos colaboró
unos con otros –en mayor o menor medida- en títulos como American Graffiti, Apocalypse
Now, Taxi Driver y The Godfather
Spielberg-Lucas. Being nerds before it was cool... |
Para el comienzo de la
nueva década Spielberg y Lucas ya se habían convertido en colaboradores
cercanos y en exitosos directores por mérito propio. Spielberg venia
de re-invertar lo que significa “tensión” en cine con Jaws y Lucas ya había dado a luz a uno de los más grandes mitos de
la cultura pop moderna, la primera entrega de la saga Star Wars. En ese momentum inmejorable
Spielberg se puso a trabajar en su próxima película, que iba a salir bajo el
sello de George Lucas, Lucas Film. La historia iba a seguir las aventuras de un
arqueólogo intrépido que cazaba reliquias, luchaba contra los Nazis y, en el
ínterin, se levantaba alguna que otra mina. Una especie de James Bond de la arqueología que llevaría el nombre de Indiana Jones.
Ni bien arrancaron la
producción, a Spielberg se le ocurrió que un buen actor para interpretar al personaje
podía ser el mismísimo Han Solo. Pero
el bueno de George Lucas le señaló que a Harrison Ford ya lo venían usando
demasiado, había aparecido en American
Graffiti y en las dos primeras
entregas de Star Wars. Y él no quería
hacer “la gran Martín Scorsese” – no usó esa expresión exacta, pero si una
parecida- que por ese entonces metía a Robert DeNiro en todas sus películas.
El director estuvo de
acuerdo y decidió que el rol de Indiana Jones fuera a casting. Y no tardaron
mucho en dar con alguien que les gustó a ambos. El elegido fue Tom Selleck, un
actor estadounidense que por ese entonces protagonizaba Magnum P.I., una serie
que tenía una sola y muy exitosa temporada.
Selleck, venía buscando la oportunidad de dar el salto a la pantalla grande
y cuando se le presentó la oportunidad de hacerlo de la mano de un director que
ya había sido nominado al Oscar dos veces y en la productora que venía rompiendo todo con Star Wars, no dudó en agarrar viaje.
Parecía que nada podía salir mal para el tipo de mirada intensa y bigote
tupido.
EN LAS PUERTAS DE LA HISTORIA
Pero entonces apareció uno
de los grandes cucos de esta nueva sección, los problemas contractuales. La
cadena CBS no quería largar a Selleck. Magnum la había descocido a nivel
ratings en su primera temporada y los de la emisora - que habían olido sangre y
estaban como locos- querían comenzar cuanto antes el rodaje de la segunda. El
problema era que había una superposición de agendas entre el rodaje de Indiana
Jones y los nuevos episodios del programa. Y si bien el contrato de Selleck con
el canal no era exclusivo, si era previo y eso era suficiente para que la CBS
lo tuviese agarrado de los huevos. Así que el pobre Tom terminó “rechazando” el
papel.
Google, como siempre, dando más de lo que uno le pide. |
Con las fechas encima y
habiendo perdido varias semanas con la jodita de Selleck, ni Spielberg ni Lucas
quería volver a entrar en el quilombo de hacer un casting. Así que cuando el
director volvió a insistir con que quería a Harrison Ford para el papel, esta
vez Lucas accedió a convocarlo. Harrison Ford, sabiendo que estos dos tipos no
solían pifiarle en materia de cine, aceptó el papel.
El resto ya se sabe. En
1981 apareció Indiana Jones y Los
Cazadores del Arca Perdida, película que no solo fue un éxito de taquilla,
sino que además ganó cuatro premios Oscar. En 1984 salió su primer secuela, El templo de la Perdición, también
exitosa, pero un poco más vapuleada por la crítica. La trilogía original la
completaría en 1989 La Última Cruzada que
en este blog consideramos un PELICULÓN y estamos dispuestos a defender esa
opinión a punta de navaja.
El personaje se
volvería una parte intocable de la cultura pop, cuya reputación ni siquiera pudo
ser manchada por El Reino de la Calavera
de Cristal, la olvidable cuarta
entrega que a alguien le pareció buena idea hacer en el 2008.
¿QUÉ FUE DEL POBRE TOM?
Durante los 80s el
actor no la pasó tan mal. Magnum P.I.
le negó el papel de su vida, pero al menos fue enormemente exitoso y se siguió
emitiendo durante ocho temporadas, convirtiéndolo en una de los actores de
televisión más reconocidos de década.
Incluso tuvo su
revancha en el cine pocos años después, cuando en 1984 participó en Runaway, una super-producción que tenía
como objetivo ser el gran éxito del cine de ciencia-ficción de ese año. De
hecho, parte de la apuesta era contar con rostros conocidos por el público,
cómo era el caso de Selleck. El film era un policial futurista en el que un
científico asesino -Gene Simmons en plena hipermarketización de Kiss- mataba
gente con… ajam… arañas robot. Si, arañas robot y encima bastante truchas. Si a
ese breve resumen argumental le sumamos que en ese mismo año un tal James
Cameron también sacó una películita de robots llamada Terminator, no es difícil imaginarse como le fue a Runaway.
¿Tan mala que casi es buena? |
Así que Tom Selleck nunca logró dar el salto definitivo a la pantalla grande, quedando relegado a papeles recurrentes en series y en películas hechas para televisión. Pero como la vida nunca da mate sin bombilla, al final el actor logró ganarse un lugar en el corazón de todos los que crecimos en la década del ‘90 viendo las películas de Indiana Jones. No pudo ser como la cara de Indy, pero sí como la de Richard, el novio algo mayor de Mónica en Friends.
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
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