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La cara de nuestros héroes Vol. I: Indiana Jones

6:51 a.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : ,


Contratos insalvables, producciones truncas, problemas de salud, caprichos de productores, directores o incluso del destino mismo… Hay muchos motivos por los que un actor puede terminar perdiendo la oportunidad de interpretar el papel más importante de su carrera. Uno de esos papeles que no solo marcan su vida, sino también la nuestra.

Hoy nace en Expreso a Neptuno una sección dedicada a conmemorar a todos aquellos que estuvieron a punto de pasar a la historia, pero por esas cosa de la vida –que como sabemos es bastante jodida- tuvieron que quedarse con las ganas. Una sección dedicada a conocer la historia de la que pudo haber sido la otra cara de nuestros héroes.


UN PRODUCTO QUE NO PODÍA FALLAR

Para el año 1980 una nueva legión de directores hipercinéfilos había tomado posesión absoluta de Hollywood. Estos jóvenes habían aparecido en escena durante la década del ’70 y estaban convirtiendo en oro todo lo que tocaban. Formado por nombres como Francis Ford Coppola, George Lucas, Martin Scorsese y Steven Spielberg, este grupo de monstruos colaboró unos con otros –en mayor o menor medida- en títulos como American Graffiti, Apocalypse Now, Taxi Driver y The Godfather 

Spielberg-Lucas. Being nerds before it was cool...
Para el comienzo de la nueva década Spielberg y Lucas ya se habían convertido en colaboradores cercanos y en exitosos directores por mérito propio. Spielberg venia de re-invertar lo que significa “tensión” en cine con Jaws y Lucas ya había dado a luz a uno de los más grandes mitos de la cultura pop moderna, la primera entrega de la saga Star Wars. En ese momentum inmejorable Spielberg se puso a trabajar en su próxima película, que iba a salir bajo el sello de George Lucas, Lucas Film. La historia iba a seguir las aventuras de un arqueólogo intrépido que cazaba reliquias, luchaba contra los Nazis y, en el ínterin, se levantaba alguna que otra mina. Una especie de James Bond de la arqueología que llevaría el nombre de Indiana Jones.

Ni bien arrancaron la producción, a Spielberg se le ocurrió que un buen actor para interpretar al personaje podía ser el mismísimo Han Solo. Pero el bueno de George Lucas le señaló que a Harrison Ford ya lo venían usando demasiado, había aparecido en American Graffiti y en las dos primeras entregas de Star Wars. Y él no quería hacer “la gran Martín Scorsese” – no usó esa expresión exacta, pero si una parecida- que por ese entonces metía a Robert DeNiro en todas sus películas.

El director estuvo de acuerdo y decidió que el rol de Indiana Jones fuera a casting. Y no tardaron mucho en dar con alguien que les gustó a ambos. El elegido fue Tom Selleck, un actor estadounidense que por ese entonces protagonizaba Magnum P.I., una serie que tenía una sola y muy exitosa temporada. Selleck, venía buscando la oportunidad de dar el salto a la pantalla grande y cuando se le presentó la oportunidad de hacerlo de la mano de un director que ya había sido nominado al Oscar dos veces y  en la productora que venía rompiendo todo con Star Wars, no dudó en agarrar viaje. Parecía que nada podía salir mal para el tipo de mirada intensa y bigote tupido.


EN LAS PUERTAS DE LA HISTORIA

Pero entonces apareció uno de los grandes cucos de esta nueva sección, los problemas contractuales. La cadena CBS no quería largar a Selleck. Magnum la había descocido a nivel ratings en su primera temporada y los de la emisora - que habían olido sangre y estaban como locos- querían comenzar cuanto antes el rodaje de la segunda. El problema era que había una superposición de agendas entre el rodaje de Indiana Jones y los nuevos episodios del programa. Y si bien el contrato de Selleck con el canal no era exclusivo, si era previo y eso era suficiente para que la CBS lo tuviese agarrado de los huevos. Así que el pobre Tom terminó “rechazando” el papel.

Google, como siempre, dando más de lo que uno le pide.
Con las fechas encima y habiendo perdido varias semanas con la jodita de Selleck, ni Spielberg ni Lucas quería volver a entrar en el quilombo de hacer un casting. Así que cuando el director volvió a insistir con que quería a Harrison Ford para el papel, esta vez Lucas accedió a convocarlo. Harrison Ford, sabiendo que estos dos tipos no solían pifiarle en materia de cine, aceptó el papel.

El resto ya se sabe. En 1981 apareció Indiana Jones y Los Cazadores del Arca Perdida, película que no solo fue un éxito de taquilla, sino que además ganó cuatro premios Oscar. En 1984 salió su primer secuela, El templo de la Perdición, también exitosa, pero un poco más vapuleada por la crítica. La trilogía original la completaría en 1989 La Última Cruzada que en este blog consideramos un PELICULÓN y estamos dispuestos a defender esa opinión a punta de navaja.

El personaje se volvería una parte intocable de la cultura pop, cuya reputación ni siquiera pudo ser manchada por El Reino de la Calavera de Cristal,  la olvidable cuarta entrega que a alguien le pareció buena idea hacer en el 2008.




¿QUÉ FUE DEL POBRE TOM?

Durante los 80s el actor no la pasó tan mal. Magnum P.I. le negó el papel de su vida, pero al menos fue enormemente exitoso y se siguió emitiendo durante ocho temporadas, convirtiéndolo en una de los actores de televisión más reconocidos de década.

Incluso tuvo su revancha en el cine pocos años después, cuando en 1984 participó en Runaway, una super-producción que tenía como objetivo ser el gran éxito del cine de ciencia-ficción de ese año. De hecho, parte de la apuesta era contar con rostros conocidos por el público, cómo era el caso de Selleck. El film era un policial futurista en el que un científico asesino -Gene Simmons en plena hipermarketización de Kiss- mataba gente con… ajam… arañas robot. Si, arañas robot y encima bastante truchas. Si a ese breve resumen argumental le sumamos que en ese mismo año un tal James Cameron también sacó una películita de robots llamada Terminator, no es difícil imaginarse como le fue a Runaway.

¿Tan mala que casi es buena?

Así que Tom Selleck nunca logró dar el salto definitivo a la pantalla grande, quedando relegado a papeles recurrentes en series y en películas hechas para televisión. Pero como la vida nunca da mate sin bombilla, al final el actor logró ganarse un lugar en el corazón de todos los que crecimos en la década del ‘90 viendo las películas de Indiana Jones. No pudo ser como la cara de Indy, pero sí como la de Richard, el novio algo mayor de Mónica en Friends.



FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(Me gusta ese título)



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