Top five: Mejores Superhéroes - Parte I
En el viejo mundo, tanto en Europa, como en el lejano Oriente, las civilizaciones antiguas generaron panteones completos de dioses. Así tenemos los dioses griegos, los romano (que son prácticamente los mismos con otro nombre), los nórdicos, y varios más. Al pasar a América, los europeos barrieron con las civilizaciones existentes y con ese barrido se perdieron muchos de sus rasgos culturales, entre ellos los relativos a los entes a los cuales adoraban. Probablemente es por este motivo, por la ausencia de dioses propios, por lo que en Estados Unidos decidieron crearse una mitología propia desde el relato de ficción, y es así como los superhéroes, que fueron apareciendo poco a poco, a partir de fines de la década del '30, terminaron invadiendo todo.
Toda esta sanata (?) introductoria, es para presentar el tema que nos ocupa, que ya lo adivinaron, no son Zeus y los suyos, sino los héroes en mallas. Esos que llenan páginas y páginas de cómics, y que de un tiempo a esta parte han conquistado tanto el cine como la tv. La propuesta es simple y en un formato que en Expreso solemos utilizar bastante, se trata de un top five con mis superhéroes favoritos, los que por una u otra razón me acompañaron durante más tiempo, o simplemente me gustan por algún motivo en particular. En este caso, esta serie va a durar 5 posts, uno por héroe, más que nada para evitar posteos demasiado largos. Los dejo con la primera parada de este recorrido.
5to puesto: Swamp Thing
Un poco de historia: La Cosa del Pantano, como la conocí en un taco de Zinco allá por mediados de los '90, fue creada en 1971 por Len Wein y Berni Wrightson, en el número 92 de House of Secrets (una antología de misterio), para DC Comics. Alex Olsen era un científico que es asesinado en una explosión por su colega y hasta ese momento amigo, Damian Ridge, quien se lo quería sacar de encima porque ambos amaban a la misma mujer, Linda. Damian tira a Alex al pantano, y este vuelve como un ser llamado Swamp Thing a buscar venganza. Esta primera aparición no sería la definitiva, y estos mismos autores modificarían la historia para el número 1 de Swamp Thing, su propia serie regular. Ahora sería Alec Holland, el científico experto en botánica que muere en una explosión, su cuerpo se combina con los materiales de su laboratorio, y así nace la nueva Cosa del Pantano.
La etapa definitiva: Su etapa más emblemática, y una de las mejores del cómic en general, es la escrita por Alan Moore (junto a los artistas John Totleben y Stephen Bissette) entre el número 20 y el número 64 de la segunda serie del personaje. En dicho run, no solo le cambia el origen, sino que introduce nuevos personajes (por ejemplo, John Constantine), y deja sagas míticas, como American Gothic, en la que Swampie enfrenta amenazas en los Estados Unidos profundos, comics excelentes como Lección de anatomía, y varios elementos definitorios del personaje.
También me gustó bastante la etapa llevada a cabo por Scott Snyder y Yanick Paquette (aclaro que la de Moore es altamente superior), entre el número 1 y el 18 del volumen correspondiente a los New 52 de DC, que narra un arco argumental grande, en el que tanto Swamp Thing como Avatar del Verde (la vida vegetal), como Animal Man, Avatar del Rojo (la vida animal), deben enfrentarse a la Putrefacción.
Principales aliados: Si bien es un tipo al que le gusta trabajar solo, merodeando por los pantanos de Luisiana, ha tenido algunos compañeros interesantes. Abigail Arcane merece ser destacada, dado que es el interés amoroso del personaje, y se convertiría en la madre de su hija, Tefé. Además, tiene una fuerte conexión con la Putrefacción, una de las tres fuerzas que dominan la vida en la Tierra (junto al Verde y al Rojo).
Otro personaje recurrente importante, es ni más ni menos que John Constantine, el mago más mala leche del Universo DC, quien nacería en el número 25 del Swamp Thing de Moore, y que llevaría de la mano al monstruo del pantano durante toda la saga American Gothic. Su trascendencia sería tan grande que posteriormente tendría su propia serie, Hellblazer, cuyo primer volumen alcanzaría los 300 números.
Principales villanos: El gran némesis de Alec Holland es sin duda Anton Arcane, un científico obsesionado por la inmortalidad, que al alcanzarla se encuentra atrapado en un cuerpo débil, y quiere cambiarlo por el de Swampie. Con el tiempo se convertiría en el Avatar de la Putrefacción. Es el tío de Abigail Arcane.
Jason Woodrue, conocido como The Floronic Man, es una creatura mitad planta mitad hombre, que fue utilizado por Moore como antagonista de Holland. Su percepción de la humanidad como una amenaza al mundo vegetal, lo lleva por un camino mucho más vengativo y peligroso que el de Swamp Thing.
Apariciones en otros medios: En 1982 se estrenó un film de bajo presupuesto dirigido por Wes Craven, que tuvo una secuela en 1989, de peor presupuesto y calidad. Además, entre 1990 y 1993 se emitió una serie de TV del personaje, con Dick Durock, el mismo protagonista de las pelis. A principios de esa misma década se emitió una serie animada, que solo duró una temporada.
Por qué está acá: La Cosa del Pantano tiene un tono entre lúgubre y terrorífico, con toques fantásticos y existencialistas que me gustan mucho. Es un personaje complejo, que representa el Avatar del Verde, es decir, el campeón del reino vegetal, pero a su vez, en su interior sigue sintiéndose humano, aunque sus poderes y apariencia lo alejen de nuestra especie. Es capaz de amar, y de explorar la condición humana desde un punto cercano pero lejano al mismo tiempo. Su evolución es muy interesante, luchando por conservar su humanidad mientras descubre poco a poco sus poderes y se da cuenta que ya nada va a poder ser igual.
Me gusta mucho también el diseño del personaje, entre monstruoso e imponente, que fue probablemente lo que me llevo a comprar aquel taco de Zinco (se le decía tacos a 5 o 6 números sueltos que eran pegados y cubiertos por una tapa de cartón, cosa que hacía la propia editorial) cuando era chico, sin saber bien que estaba adquiriendo una parte de la gloriosa etapa de Moore, y demasiado temprano en mi vida como para poder apreciar toda su grandeza.
Me gusta mucho también el diseño del personaje, entre monstruoso e imponente, que fue probablemente lo que me llevo a comprar aquel taco de Zinco (se le decía tacos a 5 o 6 números sueltos que eran pegados y cubiertos por una tapa de cartón, cosa que hacía la propia editorial) cuando era chico, sin saber bien que estaba adquiriendo una parte de la gloriosa etapa de Moore, y demasiado temprano en mi vida como para poder apreciar toda su grandeza.
Hasta acá llegamos por hoy. Espero haber despertado la curiosidad del lector en este personaje, que es poco conocido, pero tiene una complejidad y riqueza digna de descubrir. El puesto número cuatro recién será develado en enero, cuando nos reencontremos en Expreso a Neptuno.
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