Creo que este es el caso más raro de las películas que conforman la lista. Estrictamente, Forrest Gump no es una película para chicos. Sin embargo, cuando era chico la miraba bastante seguido, y repetía la célebre frase de “Corre Forrest, Corre”. El estreno fue en el año 1994 con el gran Robert Zemeckis manejando los hilos desde la dirección. Podemos también convenir que, junto con Philadelphia, esta fue la época en la que Tom Hanks abandonó la comedia romántica para ponerse a hacer películas un poco más interesantes. Con esto no quiero decir que Quisiera ser grande o Sintonía de amor no me hayan gustado, pero creo que se entiende a lo que apunto.

Esta película cuenta la historia de Forrest, un chico con capacidades intelectuales un poco inferiores a la media. El narrador es Forrest Gump, quien sentado en un banco de parque, comienza a contar la historia de su vida. Su público son personas desconocidas, que al igual que él, están esperando que llegue el autobús que necesitan tomar. La historia del joven, oriundo de Greenbow, Alabama, está atravesada por numerosos hechos de la historia de Estados Unidos, en los cuales se ve fortuitamente involucrado. Cuando Tom Hanks aceptó el papel, puso como condición que la narración debía tener rigurosidad histórica.

Todo empieza cuando el joven Forrest sube al autobús amarillo, clásico, en su primer día de escuela. En ese momento conoce a Jenny, quien se convertirá en su mejor amiga y de la cual se enamora. A esa edad Forrest vivía con su madre en una casa antigua y grande, típica de la zona sur del país. Para poder mantenerla solían hospedar a personas que se encontraban de paso. Así fue como Forrest, quien usaba unos aparatos en las piernas para corregir su espalda, le enseñó, a un joven Elvis Presley, el paso de baile que lo haría famoso.

Durante la narración vamos viendo al protagonista involucrado en sucesos de todo tipo. Logra recibirse en la universidad de Alabama, debido a una beca deportiva. Luego se enlista en el ejército, en plena época de la guerra de Vietnam. Allí conoce a Bubba, quien se convertiría en uno de sus mejores amigos y con el que se proponen ser socios en un barco camaronero al finalizar la guerra. En esta etapa conoce a otro de los personajes más emblemáticos del film, el teniente Dan, a quien Forrest rescata en el campo de batalla. Lamentablemente, el teniente queda lisiado, sin ninguna de las dos piernas.

Finalmente, Forrest se inicia en la pesca de camarones, aunque sin Bubba ya que ha fallecido en la guerra. Sin embargo, su primer oficial será el teniente Dan, quien batalla una lucha interna para poder reconciliarse con la vida después de lo que ha pasado. Logran juntos convertir la empresa Bubba  Gump, en un monstruo de la industria de los camarones. Y en un momento el teniente Dan decide en invertir en Apple, a lo que Forrest entiende que invirtieron en una empresa de manzanas.

Forrest logra ser héroe de guerra, una estrella del ping pong, líder inspiracional debido a que un día decide simplemente salir a correr y termina dando la vuelta al país, es invitado en varias ocasiones a conocer al presidente del país. Sin embargo, durante toda su vida lo único recurrente es su amor por Jenny, el deseo de que se encuentre bien. Aunque vemos durante toda la película que la vida de Jenny está centrada en excesos y conductas autodestructivas. Esto no es algo que ocurre porque si,  sino que tiene fundamento en un padre abusivo durante su infancia.

Algunas curiosidades que encontré por ahí. Entre los actores a los que habían ofrecido el papel de Forrest estuvieron John Travolta, Bill Murray y Chevy Chase. Gracias a la vida ninguno lo agarró. Siendo objetivos (bue… ni tanto), Tom Hanks hizo un laburo muy bueno. En cuanto al papel de Jenny, algunas candidatas fueron Demi Moore, en pleno auge noventoso, y la entonces menos operada y muy bella Nicole Kidman. Sin embargo, el papel terminó siendo aceptado por Robin Wright, hoy más conocida por su papel en House of Cards.

La película es excelente, la fotografía, las actuaciones, la banda de sonido que está cuidadosamente elegida de acuerdo a las épocas que atraviesa la narración. Viéndolo en retrospectiva, no sé bien qué hacía que esta película me gustara tanto cuando era chico. Es claro que la mayoría de las cosas que pasaban no las alcanzaba a entender. Por suerte, como se trata de un clásico inoxidable, haberla visto muchas veces siendo más grande ayudó a completar los baches.

Así llegamos al final de este post, donde hemos recorrido una de las mejores películas que el cine norteamericano nos ha dado en la década del noventa. Nos estaremos viendo en breve para continuar con este vistazo por la filmografía de mi vida.