Francamente, me chupa un huevo
Hace poco, Netflix lanzó Bandersnatch, el nuevo capítulo de Black Mirror que trajo la “novedad”- valgan las comillas- de ser interactivo, permitiendo al espectador tomar decisiones que influyen en cómo avanza la trama, al mejor estilo “Elige tu propia aventura”.
Por su puesto internet se volvió una catarata de opiniones, diferentes posturas, debates y cruce de bardeadas. Todo por un capítulo de una serie. Y eso, por supuesto, no es ninguna novedad.
Ya no importa si hablamos del trap, de Bandersnatch o la última película de Marvel. Hoy en día, parece que la gente siente la necesidad de tener una opinión formada y polarizada de prácticamente todos los temas… y la urgencia aún más fuerte de hacerla pública en las RRSS. Sin importar cuan boludo o intrascendente sea el asunto.
En ese contexto, creo más importante que nunca reivindicar a la mayoría silenciosa -de la que, aclaro de movida, no siempre soy parte- que se toman la cosa con algo más de ligereza.
A los capaces de expresar su opinión con un breve “me gustó”, “estuvo bien” o “me pareció una garcha”, sin tener que lanzarse a un análisis detallado de cualquier pedazo nuevo de cultura pop, como si se tratase de un elemento vital de la sociedad.
A los que entienden que el objetivo es entretenerse, pasar el rato y no lo convierten en una competencia para ver quién tiene el “argumento” más largo.
A los que los que se divierten o se aburren sin culpa, sin la necesidad de justificarse si algo considerado genial de forma unánime a ellos les pareció un embole.
A los que entienden que el gusto es una cuestión de opinión y no ven la necesidad de ir por la vida imponiendo la suya.
A los capaces de soltarte un juicio de valor sobre algo y tener la inocencia suficiente como para pasarse por el forro del orto cualquier ataque o sobre-análisis intelectual que le tires encima.
A los que no andan por internet como Indianas Jones del pop, buscando la nueva gran novedad en música, cine o series, como si alguien les fuera a dar una medalla por llegar primeros.
A los que no se convierten en evangelizadores o en detractores seriales de una banda, una película o una serie y se contentan con adorarlo u ignorarlo en la privacidad de su hogar.
A los que entienden que lo que ven, lo que escuchan o lo que consumen no es lo único que los define.
A los que, francamente, todo esto les chupa un huevo.
Por su puesto internet se volvió una catarata de opiniones, diferentes posturas, debates y cruce de bardeadas. Todo por un capítulo de una serie. Y eso, por supuesto, no es ninguna novedad.
Ya no importa si hablamos del trap, de Bandersnatch o la última película de Marvel. Hoy en día, parece que la gente siente la necesidad de tener una opinión formada y polarizada de prácticamente todos los temas… y la urgencia aún más fuerte de hacerla pública en las RRSS. Sin importar cuan boludo o intrascendente sea el asunto.
En ese contexto, creo más importante que nunca reivindicar a la mayoría silenciosa -de la que, aclaro de movida, no siempre soy parte- que se toman la cosa con algo más de ligereza.
A los capaces de expresar su opinión con un breve “me gustó”, “estuvo bien” o “me pareció una garcha”, sin tener que lanzarse a un análisis detallado de cualquier pedazo nuevo de cultura pop, como si se tratase de un elemento vital de la sociedad.
A los que entienden que el objetivo es entretenerse, pasar el rato y no lo convierten en una competencia para ver quién tiene el “argumento” más largo.
A los que los que se divierten o se aburren sin culpa, sin la necesidad de justificarse si algo considerado genial de forma unánime a ellos les pareció un embole.
A los que entienden que el gusto es una cuestión de opinión y no ven la necesidad de ir por la vida imponiendo la suya.
A los capaces de soltarte un juicio de valor sobre algo y tener la inocencia suficiente como para pasarse por el forro del orto cualquier ataque o sobre-análisis intelectual que le tires encima.
A los que no andan por internet como Indianas Jones del pop, buscando la nueva gran novedad en música, cine o series, como si alguien les fuera a dar una medalla por llegar primeros.
A los que no se convierten en evangelizadores o en detractores seriales de una banda, una película o una serie y se contentan con adorarlo u ignorarlo en la privacidad de su hogar.
A los que entienden que lo que ven, lo que escuchan o lo que consumen no es lo único que los define.
A los que, francamente, todo esto les chupa un huevo.
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(Y pienso que este post es una mierda!)
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