¿Regresó Mary Poppins?
Hace aproximadamente un
mes, el 24 de enero para ser exactos, se estrenó la película El Regreso de Mary
Poppins. Como comenté alguna vez en el blog, la película original debe ser una
de las que más veces vi cuando era
chico. Al nivel de ni siquiera devolverla en el video club que estaba debajo de
casa y sólo pagar un nuevo alquiler. Es por eso que en este post vamos a
charlar un poco sobre esta nueva película, de lo que trata y cómo se percibe en
relación a la primera.
En su regreso, Mary
Poppins aparece sin ser requerida, como si el hecho de que sea mágica la haya
hecho volver cuando era necesario. Nos
encontramos con un Londres alrededor de
los años 30, con mucho humo en el aire y una situación
socio económica por demás delicada. Los chicos Banks, Jane y Michael, ya son
adultos y este último tiene 3 hijos. Recientemente perdió a su esposa y la casa
se encuentra patas para arriba en todos los aspectos que se puedan imaginar.
¿Cuál es la situación extrema en este caso? Debido a la falta de pago de una
hipoteca el banco podría quitarles la casa, la del 17 de Cherry tree lane,
hablemos de sacrilegios.
Algo que está claro al
mirar la película es que tomaron la versión original y prepararon una réplica
estructural. Empezamos a citar algunos casos y cómo esto funciona. La película
original empieza con Bert (Dick Van Dyke) interpretando un papel de multi
instrumentista, tocando algunas canciones y rimas pensadas en el momento. Su
espacio en El Regreso, es ocupado por Jack (Lin Manuel Miranda), un joven que
se gana la vida recorriendo Londres con su bicicleta mientras prende y apaga
los faroles de la ciudad. En la primera escena vemos a Jack cantando una
canción a la ciudad mientras realiza su tarea. Por algún motivo no termina de
funcionar tan bien como el personaje de Bert, resulta forzada su constante
participación. ¿Será una cuestión de que el guión anda flojo de papeles? Tal vez pensaron que como volvía Mary Poppins no hacía falta que las cosas estén mejor justificadas.
Emily Blunt está bien
en la personificación de Mary Poppins, se puede ver que estudió al personaje en
cómo lo hacía Julie Andrews pero sin dejar de darle un toque personal. Sin
embargo, pareciera que la niñera se ablandó con los años, consintiendo con
más facilidad a los chicos. Por ejemplo, en la escena donde por una discusión
los chicos rompen una vasija que pertenecía a su mamá. Como medida para
arreglarla se meten en el mundo que contiene aquella cerámica (por algún motivo
inentendible se suma Jack a la jodita). Ahí se encuentran con un mundo de
dibujos animados y aventuras por vivir. Como pasa en la película original
cuando saltan y se meten en el paisaje pintado por Bert sobre una baldosa del
parque… En este caso la versión 2018 se queda corta de nuevo, sin lograr un número musical a la altura de Supercalifragilísticoespialidoso (decilo rápido si te da la nafta).
Para no aburrir con los paralelismos voy a nombrar uno más, tal vez el que mejor resulta. Sería el análogo a la escena en que los deshollinadores bailan en la terraza. Hay un número que hacen los faroleros, con el amigo Jack a la cabeza, que realmente está muy bien. Hacen una coreografía usando elementos como los postes de los faroles y las escaleras de mano que funciona a la perfección.
Algunos aspectos interesantes de esta nueva entrega son las participaciones de Colin Firth como el malvado director del banco, sobrino del Señor Dowes, y la siempre bienvenida Meryl Streep que interpreta a una prima de Mary Poppins. Al parece tiene un día malo de vez en cuando, en el que no puede ejercer su labor de arreglar cualquier cosa que se le presente (la vasija en este caso). Pero con un poco de música y variando el punto de vista logra enderezar su mundo.
Como planteé antes,
este Regreso tiene mucho gusto a intento de remake, sin dejar de tener un
conflicto distinto por debajo de toda la magia de la buena de Mary. Pero
considerando que una película fue realizada en 1964 y la otra en el 2018, sólo
podemos inclinarnos por seguir mirando la película original. El Regreso de Mary
Poppins realiza el mismo periplo que el ya recorrido en 1964 pero logrando
menor empatía entre el público y los personajes, con canciones menos agradables
y números musicales que podrían estar a la altura si no fueran una versión
apenas modificada de cosas que ya vimos.
Más allá de todo esto,
la película entretiene y si Mary Poppins les gustaba de chicos no deberían
dejar de verla. Se pasa un buen rato de disfrute, incluso cuando no vemos nada
nuevo.
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