Un Paseo por la Tierra Media
Era adolescente la primera vez que escuché hablar sobre El Señor de los Anillos. Estaba en una reunión familiar y mi padrino nos decía a mi viejo y a mí, que la mía era una buena edad para leerlo. Confieso que en ese momento no tenía demasiadas referencias sobre la trilogía, más allá de una adaptación animada de la primera parte que recordaba vagamente, pero que en ese momento no vino a mi memoria.
De más está decir que los meses subsiguientes investigué un poco sobre el tema, y fui comprando, y leyendo, uno a uno los libros escritos por el sudafricano J.R.R. Tolkien. Comenzando por El Hobbit (1937), la trilogía de El Señor de los Anillos (1954/1955) y cerrando con El Silmarillion (1977, compilado y publicado por su hijo Christopher). Un tiempo después en 2007 aparecería un relato inédito, Los Hijos de Húrin, que también compré y leí gustoso.
Es difícil aportar algo nuevo a
todo lo que se dijo sobre la magnífica obra de este filólogo sudafricano, y no
es tampoco esa mi intención. Al leer esas páginas llenas de aventuras, descubrí
un mundo mágico, una historia de fantasía increíble, en la cual el bien y el
mal se enfrentaban a todo o nada. El bueno de J.R.R. puede ser criticado por no
ser un gran escritor, o por fallar en la edición de sus historias, pero nadie
puede poner en duda su creatividad, su capacidad para imaginar y dar vida a un
mundo con historia propia, mitología, geografía, razas, idiomas, e infinitos
detalles más que lo hacen único.
Ya sea en forma de aventura para
niños (El Hobbit), odisea épica seria y oscura (El Señor de los Anillos), o
como compendio de relatos mitológicos, casi como si se tratara de una biblia
(El Silmarillion), Tolkien nos transporta a la mágica Tierra Media, nos muestra
sus recovecos, nos enseña a amarla como seguramente él lo hizo. Quién no quiso
ser Bilbo y encontrar el anillo, o Frodo adentrándose en tierras oscuras para
destruirlo, ser un héroe con Aragorn o un gran mago como Gandalf. Con varios
personajes entrañables y un buen puñado de aterradores, la creación del
sudafricano redefinió la manera de contar las gestas heroicas, y revivió un
género que no se encontraba en su pico de popularidad en esa época.
A través de los años se le han
dado muchas interpretaciones a la obra: belicistas, pacifistas, ecologistas,
fascistas, y otras tantas. Sin embargo, a mi me gusta recalcar que es una obra
que ha despertado pasiones y ha sabido congregar a través de las generaciones
un fandom cada vez más grande. Por supuesto que Hollywood ha tenido un papel
importante en este crecimiento.
Cuando en 2001 se estrenó la
primera película de la trilogía que tan amablemente nos brindara el bueno de
Peter Jackson, no pude quedar más maravillado. Por fin alguien se dignaba a
poner en imágenes lo que yo había imaginado, y no solo eso, sino que lo hacía
con estilo y buen criterio. Elijah Wood (Frodo), Viggo Mortensen (Aragorn), Ian
McKellen (Gandalf), Cate Blanchett (Galadriel), Hugo Weaving (Elrond), fueron
algunos de los actores que compusieron el gran elenco que participó de las
cintas. No hace falta aclarar que vi tanto La Comunidad del Anillo (2001), como
Las Dos Torres (2002) y El Regreso del Rey (2003) en el cine, y posteriormente
las compré en DVD. La deuda que tengo es ver las versiones extendidas.
Varios años más tarde, y cuando parecía
que las visitas por la Tierra Media se habían terminado, llegó a los cines El
Hobbit: Un Viaje Inesperado (2012), la primera de una nueva trilogía, adaptando
esta vez el libro homónimo. Tanto ésta como La Desolación de Smaug (2013), su
segunda parte, sufren el mismo problema, son muy largas. Ya desde la
concepción, hacer tres films de más de dos horas y media cada uno, adaptando un
libro que ronda las 300 páginas suena algo forzado. A pesar de esta objeción,
son buenas películas que permiten reencontrarnos con los personajes que amamos,
y expanden de buen grado la historia fílmica de la Tierra Media. Mención
especial merece la gran interpretación de Martin Freeman, que encarna de manera
fenomenal a Bilbo, logrando que nos identifiquemos mucho con el personaje. A
días de haberse estrenado la última entrega, La Batalla de los Cinco Ejércitos
(2014), estoy esperando ansiosamente verla.
Aquí concluye este viaje que
mezcla el imaginario de J.R.R. Tolkien con recuerdo y sensaciones propias. Está
saliendo el último expreso, esta vez no a Neptuno, sino a la bella y fantástica
Middle Earth. Allí nos esperan Hobbits, Hombres, Elfos, Enanos, Orcos,
Magos, Señores Oscuros y muchas creaturas más. Envidio un poco al neófito, para
quien este viaje recién comienza. Para el resto, que lo venimos recorriendo
desde hace mucho tiempo significa una despedida, que esperemos sea solo
momentánea. Desde acá seguiremos soñando.
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