20 Minutos
Veinte
minutos parece poco tiempo. ¿Que cosas se pueden hacer en ese tiempo?. Ver el
capítulo de una serie (corta), darse una ducha (rápida), echarse una siesta
reparadora (con mucha autodiciplina), pagar una cuenta (si no hay mucha
cola)... y la lista obviamente puede seguir. Pero se trata de cosas chicas,
sencillas. Casi parecería que nada importante puede pasar en ese tiempo.
Y
sin embargo, en un 13 de Julio de 1985, veinte minutos fue todo lo que necesitó
Queen para dar una de las presentaciones en vivo más recordadas en la historia
del rock. Esto no solo acrecentó la leyenda que ya eran, sino que además le dió cuerda a una banda que venía desde hace años luchando para no desmoronarse.
En
octubre de 1984 Bob Geldorf reunió un dream team de músicos llamado Band Aid
para grabar Do They Know It’s Christmas?, una canción que tenía como
objetivo recaudar plata para ayudar a los chicos que morían de hambre en
Etiopía.
Unos
meses después, Geldorf juntó con su colaborador Midge Ure, idearon una
continuación para la campaña. Así nació Live Aid, un festival a
beneficio donde grandes bandas tocarían a beneficio en dos sedes (Inglaterra y
Estados Unidos) y que sería transmitido por televisión a todas partes del
mundo.
El dream team de Geldorf que grabó Do They Know It’s Christmas? |
Entre
las bandas que participaron en el memorable conciertos hubo nombres como David
Bowie, Paul McCartney, The Who, U2, Elvis Costello, Madonna, Tom Petty, Bob
Dylan, Tina Turner, Phil Collins, Led Zeppelin, Black Sabbath, Duran Duran y
Queen, que en las palabras de muchos de los músicos presentes ese 13 de Julio
en el estadio Wembley, terminaron ganándose al público por afano.
ES UNA VIDA DURA
Cuando
Queen se preparaba para tocar en el Live Aid no estaba pasando su mejor
momento artístico. Estaban cansados y el ritmo de las giras y las presiones
comerciales no los ayudaban.
Hasta en la portada del disco se los ve con
cara de cansados |
Los
problemas de la banda habían empezado con la nueva década. Hasta fines de los
70s venían sólidos, con al edición de el gran disco Jazz
y con el doble Live Killers, un aceptable intento de capturar la
potencia de la banda en vivo. Pero apenas empezaron los 80s la banda empezó a
mostrar grietas. Primero con la salida de The Game en 1980 en la que le
dieron la espalda a su tradición de no usar sintetizadores por primera vez en
su carrera. Y si bien el disco es una catarata de hits (Crazy Little Thing
Called Love, Another One Bites The Dust, Save Me) y grandes canciones (Dragon
Attack, Sail Away Sweet Sister, Need Your Lovin’ Tonight), es el primero
que dejó entrever que la banda que empezaba a agotarse y tenía que renovar el
aire.
El
cambio que necesitaba la banda llegó, pero por desgracia fue en la dirección
equivocada. Hot Space de 1982 es por lejos -de acá a Neptuno podríamos
decir- el mayor paso en falso que dio Queen en su carrera. Fue un intento de la
banda por sonar como la música que se escuchaba en las discos gay de Londres en
esa época, a las que Freddie Mercury solía ir bastante. El estilo de canciones
como Back Chat o Stayin’ in Power, que poco tenía que ver con lo
que era la banda hasta ese momento, no les quedó para nada cómodo y se nota. La
gente también pareció entenderlo así y Hot Space tuvo una respuesta
tibia por parte de un público desorientado. Lo único que se puede rescatar del
disco es el enorme cierre con Under Pressure, el gran hit que
compusieron junto a David Bowie.
Dos gigantes se saludan... con besitos |
Después
de eso la banda quedó malherida. Seguían girando y tocando por todo el mundo,
pero habían quedado rotos por dentro. De hecho en esa época Brian May y Roger
Taylor sacaron algunos discos solistas, muestra clara de lo incómodos que
estaban con el nuevo sonido de Queen. Años después May confesaría en
una entrevista que, si hubiera sido por él, la banda se habría separado allá
por 1983. La crisis finalmente derivó en un acuerdo: iban a grabar un disco
más, si fracasaban entonces se acababa todo.
Sentían tanta presión que llegaron
al estudio de grabación con más de veintidós canciones, de las que solo
terminarían viendo la luz nueve. Cuando salió The Works en 1984 Queen se
redimió comercial y radialmente, obteniendo dos de los éxitos más grandes de su
carrera con Radio Ga Ga y I Want To Break Free. It’s a Hard Life y
Hammer to Fall del mismo disco también serían éxitos recordados, pero con
menor repercusión en esa época.
Pero
el re-encuentro con el público y las ventas no lograba del todo curar
los quiebres interno que ya se habían instaurado en Queen. La banda seguía sin
poder encontrarse del todo en el escenario y se sentían desmotivados a la hora
de hacer lo más básico que un grupo de músicos debe hacer. Tocar juntos.
“SE
ESTÁN ROBANDO EL SHOW”
Con
todo esta bagaje llegó Queen al 13 de Julio de 1985, al Live Aid de la
sede de Londres, que se realizó en el Wembley Stadium. Iban a tocar en el recital
más grande del Siglo XX, con algunas de las bandas más grandes de la historia
inglesa, hasta con algunas que ya no existían y que se habían vuelto a reunir especialmente para la
ocasión (cómo Led Zeppelin y Black Sabbath con Ozzy incluido).
Para colmo la ubicación que les tocó en la grilla no podía ser más central.
Subieron al escenario cerca de las 7 pm, después de un U2 afiladisimo y un Dire
Straits en llamas, que había cerrado con una versión de “Money For Nothing” -EL
hit del verano sajón de 1985- con Sting como invitado, que hasta hoy es
recordada. Después de ellos le tocaba el turno a David Bowie, la primera
presentación en tres años de The Who y Elton John haciendo equipo con Wham!. En resumen, era como salir a hacer jueguitos después de Pelé y antes que Maradona: para no quedar
como un burro, como mínimo tenés que ser Messi.
La
razón por la que aceptaron salir en ese momento fue estratégica. Freddie Mercury
sabía que en ese horario la audiencia televisiva iba a empezar a crecer y
quería tocar con luz del día para que el público pudiese verse, y más que nada para que la
gente en su casa lo viera. El otro as bajo la manga que tuvo el cantante fue la
charla con uno de los sonidistas, al que convenció de poner al taco todos los
parlantes que había disponibles. Queen esa noche iba a sonar más fuerte que
cualquier otra banda.
Freddie, para variar, con el publico en la palma de su mano. |
A
las 6.41 pm pisaron el escenario en medio de una enorme ovación. Decididos a
meter en veinte minutos lo que solía ser un show de hora y media, no dieron un
segundo de respiro. Fueron una verdadera y enérgica trompada en la cara. El
primer tema fue una Bohemian Rhapsody mutilada que corta justo en la
parte operísitca - cuando uno espera el “I see a little shilouette of a man...”
- para dar paso a Radio Ga Ga. Para este punto el público ya esta
extasiado, después de cantar a gritos el “mama oooh” y de hacer las palmas
clásicas con las manos extendidas en el aire. Después de los dos primeros temas
Freddie se toma un minuto para intercambiar unos “eeeeoooos” con el público, su
marca registrada a la hora de interactuar con la gente, e inmediatamente largan
Hammer To Fall, el último corte de The Works en ese momento. Para el
final Freddie se cuelga la guitarra y dedica a la gente presente en el estadio Crazy
Little Thing Called Love, justo antes de llegar al cierre clásico con un
abreviado We Will Rock y We Are The Champions.
Cuentan
que en el medio del set Elton John miró a uno de los colaboradores y le comentó “They are stealing the show”. Y esa era la sensación que tenían todos los que
estaban detrás del escenario, Queen se estaba robando el show. Un par de horas
después Freddie Mercury y Brian May volverían al escenario de yapa, para una
versión acústica de Is This The World We Created?, más relajados y con
la sensación de que algo había cambiado.
UNA
ESPECIE DE MAGIA
Cuando vean el recital completo al final del post, tal
vez noten que no fue la presentación más prolija que dio Queen en su historia. Es cierto
que May ha tocado mejor el solo de Bohemian Rhapsody en otros recitales
y tal vez Freddie en su histérico ir y venir por el escenario se queda sin aire
en algunas partes de Hammer To Fall. Pero de alguna forma, la
presentación resultó algo mágico. Todos lo presentes lo sintieron. La banda
también lo sintió.
La portada de The Miracle (1989) representa
la unidad que tuvo la banda a partir de 1986
|
Luego
del Live Aid de 1985 Queen no sería el mismo. La energía era otra, la relación
entre los músicos era otra. El año siguiente vería la luz A Kind Of Magic, un
disco más relajado, armado en parte por temas compuestos para la película Highlander
y en parte por canciones que venían a hacerse cargo de la nueva reputación
de Queen como una banda de estadios hecha y derecha. De esa época quedarían los
registros en vivo más recordados, los shows de Queen que están plasmados en el
inconsciente colectivo. Sería también el comienzo de una nueva unidad entre los
miembros de la banda, que se acentuaría más aún después que Freddie Mercury
contase al resto del grupo sobre su enfermedad.
Al
final, no importaron los hits, los miles de conciertos o los millones de discos
vendidos. Lo único que necesitó la banda para recuperar el espíritu perdido
fueron veinte minutos. Veinte minutos que les permitieron reencontrarse con su
público y consigo mismos. Veinte minutos en los que pudieron demostrar que
estaban a la altura de las más grandes bandas de rock de la historia.
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(me gusta ese título)
1 comentarios
emmmm perdon................ pero
ResponderBorrarUNA DUCHA RAPIDA 20 MINUTOS????????????
estoy bastante lejano a esa marca!!!!!