Serú por siete
Hay miles de bandas y solistas
que componen la vasta galaxia de nuestro rock. Los que amamos la música solemos
disfrutar de muchos de ellos. Sin embargo, siempre hay alguna/o que se destaca
sobre la media y logra captar con mayor énfasis nuestra atención. En mi caso
particular, siempre sentí debilidad por Charly García. Tanto en su etapa
solista, como en su versión del folk con Sui Generis, o del progresivo con La
Máquina de Hacer Pájaros, pero sobre todo en Serú Girán, una de las mejores
agrupaciones del rock de acá, Charly logró conmoverme una y otra vez.
Es justamente en el cuarteto que
formaban Charly (voz y teclados), David Lebón (voz y guitarra), Pedro Aznar
(bajo y voz), y Oscar Moro (batería) en el que quiero centrarme hoy. Se trata
de una verdadera súper banda, en la que todos sus integrantes, excepto el
jovencísimo Aznar, tenían una historia rica en nuestro rock (estando presentes
casi desde sus inicios), y dominaban con maestría su instrumento. Entre 1978 y
1982 (tuvo una breve vuelta entre el 92 y 93), año en el que Pedro abandona la
banda para unirse al Pat Metheny Group, Serú desplegó su magia por los
escenarios argentinos cambiando para siempre la historia del rock nacional.
Mi idea es rescatar siete
perlitas (elegidas lo más subjetivamente posible) de su extenso catálogo de
canciones, y así recorrer brevemente la vida de este grupo. No se trata de un
ranking, cada tema será presentado en orden cronológico. Ahí vamos.
Eiti Leda (Serú Girán, 1978)
Se trata de una composición que
Charly realizó a los 17 años, y que ya había tocado, bajo el nombre Nena, con
Sui Generis (Adiós Sui Generis volumen 3, 1975), aunque está es su versión
definitiva. De claros tintes progresivos (sinfónicos para ser más precisos), se
la suele considerar una de las mejores canciones del rock nacional. Si bien el
propio García considera inmadura la letra, su interpretación es superlativa,
cargada de urgencia y sentimiento. La música se destaca sobre la media, con
secciones bien diferenciadas que dejan espacio para el lucimiento de cada
instrumento en forma individual y en conjunto. Un clásico atemporal.
Viernes 3 am (La Grasa de las
Capitales, 1979)
Censurada en su momento por
considerar que incitaba al suicidio, es una de las canciones más tristes y
conmovedoras compuestas por Charly, quien nos vuelve a demostrar que un tema no
necesita estribillo para ser imborrable. Justamente la letra trata de una
persona que está a punto de suicidarse (spoiler alert: lo termina haciendo), y
hace un racconto de sueños perdidos, y de concesiones realizadas a lo largo de
su vida. De su grabación no participó David Lebón, haciéndose cargo de las
guitarras el propio García. Es uno de los temas que Luis Alberto Spinetta
confesó que le habría gustado componer, un alago realmente importante viniendo
del otro grande de nuestra música.
Noche de Perros (La Grasa de las
Capitales, 1979)
Compuesta por David Lebón, se
trata de una oscura canción con un claro tinte pesimista. Además del genial
solo de guitarra, se destaca el muy presente bajo de Aznar que es el que
conduce el tema. Imposible no sentirse atrapado por la sentida interpretación
del Ruso (complementada a la perfección por los coros de Charly), que va
ganando intensidad a medida que los minutos y las estrofas se suceden. Una vez
que escuchas el “nana na nana nana” es imposible sacártelo de la cabeza. Es de
esas melodías para escuchar con los ojos cerrados y las emociones a flor de
piel.
Canción de Alicia en el País (Bicicleta,
1980)
Partiendo de la vieja historia de
Lewis Carroll, Charly construye una excelente metáfora que refleja el momento
que pasaba nuestro país (en plena dictadura militar). La intención fue evitar
la censura a la que el gobierno de facto sometía a toda expresión artística que
no fuera de su agrado. De atmosfera pesada y dejo operístico, la canción
arranca con un falsete para luego dar paso a un relato de García de una
gravedad asfixiante. El breve solo de guitarra de David es otra muestra de buen
gusto que nos da este gran músico. Se nota una banda ajustada, en plena madurez
artística.
A los Jóvenes de Ayer (Bicicleta,
1980)
Esta extensa composición
perteneciente al ex Sui Generis es casi instrumental, de sus más de nueve
minutos por lo menos siete cumplen esa condición. La influencia de Piazzolla y
el jazz se hacen sentir en el plano musical (sobre todo en la obertura), al
tiempo que la corta letra se erige como crítica a ciertos sectores del tango y
su mediatización en la década que acababa de terminar, fenómeno por otro lado que
corría al rock a sectores marginales. Sin duda se trata musicalmente de uno de
los picos más altos de una banda que ya estaba acostumbrada a las alturas.
Cinema Verité (Peperina, 1981)
A partir de un, en apariencia
simple, relato de una jornada en la playa, Charly nos regala esta bella
canción. Narrada en forma casi documental (de ahí su titulo), el protagonista
observa a una mujer en la playa, que no lo registra, y asiste a una escena en
la cual otro hombre trata, en forma exitosa, de seducirla. García pone de manifiesto una
parte importante de su personalidad cuando reconoce que: “yo nací para mirar lo
que pocos quieren ver”, afirmación con la que cualquiera que conozca su carrera
estaría de acuerdo. Un claro ejemplo de su agudeza para percibir el mundo que
lo rodea.
No Llores por mí, Argentina (No
Llores por mí, Argentina, 1982)
Si se escribiese la historia de
la música según Serú, este sería el episodio dedicado al Rock & Roll. Se
trata de un tema compuesto por Charly, registrado en vivo, en los recitales
previos a la disolución de la banda. De indudable pulso rockero, podría
considerarse una respuesta irónica al Don’t Cry For Me Argentina, del musical
Evita. Al ser tan directa, algo atípico para el cuarteto porteño, es una
canción que se graba a fuego en quien la escucha, constituyendo un hit
instantáneo, quizá presagiando lo que se venía a continuación en la carrera de
su compositor. Es la primera obra del grupo que escuche y es en parte
responsable de que hoy este escribiendo estas líneas.
Así concluye esta enumeración,
cuya confección, debo confesar, no fue nada simple. De hecho iba a realizar un
top 5 hasta que me di cuenta de que no podía sacar ninguna de estas siete. ¿Qué
otras canciones llegaron a la “final”? Los clásicos Seminare y Peperina, el
blusero Esperando nacer, y varias más, como Mientras miro las nuevas olas,
Cuánto tiempo más llevará o En la vereda del sol. Para cerrar la recomendación
de siempre, si no las escuchaste hacelo ya, y si ya las conoces, trata de
escucharlas como si fuera la primera vez.
La seguimos la próxima en Expreso
a Neptuno.
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