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La cara de nuestros héroes Vol. II: Batman

10:25 p.m. santi varde 1 Comentarios Categoría : , ,


Pocos superhéroes han cautivado el imaginario popular como supo hacerlo la creación de Bob Kane a lo largo de sus casi 80 años de vida. Conflictuado, profundo y por momentos excesivamente oscuro para un personaje de “historietas para chicos” (entiéndase que las comillas denotan sarcasmo). Batman es una enorme parte de la cultura pop y uno de los primeros nombres que surge en el imaginario popular cuando hablamos de superhéroes.

Lógicamente, cuando Warner Bros. decidió llevar a la pantalla grande al Caballero de la Noche y toda su galería de personajes, entendió que ponerle cara de carne y hueso no era una decisión que pudiese tomarse a la ligera.

El nacimiento de los Batman que conocemos hoy es una historia de caprichos de directores, malas elecciones de carrera, mal timing, peleas de egos y capitalismo. En el medio pasó una lluvia de nombres: algunos que no pasaron de la mesa del guionista y otros que se quedaron en la puerta del set de grabación.

En el siguiente post hablaremos solo de las cuatro primeras películas de Batman. En parte, porque son las que crecimos viendo y eso lo hace más romántico. Y en parte también, porque la polémica de Ben Affleck es bastante reciente y no vale la pena volver a recordarla. Pero, sobre todo, nos centramos en estas cuatro porque me daba paja escribir un post más largo.

Así que prepárense para conocer a los Batmans de nuestra infancia que no fueron.


La Era Burton



La historia del primer Batman del cine moderno empieza mucho antes de 1989. En realidad comenzó una década antes, después de que la primer entrega del Superman de Cristopher Reeves la rompiese en la taquilla. La cabeza de los estudios, mientras encaraban la primer secuela, ya jugaban con la idea de lanzar otra película de superhéroes y Batman parecía la alternativa más obvia. Pero el proyecto fue avanzando muy lento por varios motivos. Primero no se ponían de acuerdo en el guion y segundo, no se ponían de acuerdo con el director.

Los nombres que más sonaban en un comienzo eran Joe Dante (Gremlins) e Ivan Reitman (Ghostbusters), dos tipos con trayectoria en películas divertidas y familiares, aunque con cierta dosis de oscuridad. Reitman incluso llegó a presentar un tratamiento, en el que proponía como Batman a su actor fetiche por esa época, Bill Murray. Y, como si no sonara suficientemente loco, quería que Robin fuera Eddie Murphy… no, no es joda. Sin embargo, el proyecto no avanzó porque Warner buscaba alejarse de la imagen de comedia que todavía arrastraba el personaje a causa de la serie del ‘66.

Batman entró una vez más en una nebulosa, que estuvo a punto de convertirse en una cancelación definitiva después del estrepitoso fracaso de la cuarta y última entrega de Superman: The Quest For Peace (primera de las tres películas mencionadas en este post que arruinaron la carrera de su actor protagónico).

Hablando de cosas que arruinaron
la carrera de Cristopher Reeves...
Recién sería resucitado un año después, cuando el proyecto cayó en manos de Tim Burton. El director tenía una estética punk gótica que parecía que podía darle a la película el enfoque que necesitaba, a pesar de tratarse de una persona que no entendía nada de comics. Ni bien desembarcó en el proyecto el estudio le lanzó un listado de cual podía elegir su Batman, todos nombres que en esa época eran garantía de salas llenas. Entre ellos estaban  Charlie Sheen, Mel Gibson, Kevin Costner y Pierce Brosnan. Si bien a Burton no le gustaba ninguno, cedió a la presión y decidió que Brosnan era el menor de los males. Sin embargo, cuando se contactó al actor, éste rechazó el papel diciendo que no tenía interés en interpretar a un superhéroe (aunque un lustro después terminaría bastante cerca, al convertirse en James Bond durante casi diez años).

El director decidió entonces elegir al Batman que se le cantaba y fue derecho a buscar al actor con el que estaba encaprichado esa década, Michael Keaton. Demás está decir que fue una decisión que no le cerró absolutamente a nadie, especialmente porque Keaton estaba muy asociado a roles de comedia. Pero Burton se cagó en todo y le dio para adelante.

El villano, desde luego, iba a ser The Joker. Y a pesar de que Robin Williams movió cielo y tierra para conseguir el papel, el estudio no dudó un segundo en buscar a Jack Nicholson, que básicamente venía interpretando al personaje desde One Flew Over The Cuckoo's Nest.

Keaton-Batman. Nicholson-Joker. Burton-Alejandro Dolina

Lo que muchos no saben, es que en el guión original de la película estaba contemplado un Robin y el actor que tenía el papel casi en el bolsillo era Keifer “Jack Babuer” Sutherland. Pero el personaje quedaría eliminado después de la aparición del comic Una Muerte en la Familia, en el cual - después de ser sometido a votación con los lectores- el Robin de Jason Todd fue asesinado a golpes por The Joker.

Robin también se quedaría afuera de la secuela que dirigió Burton tres años después, Batman Returns (1992). En ese caso -y retomando en parte la idea de Reitman de un Robin de color- el actor elegido fue Marlon Wayans (si, el que se pasaba fumando porro en Scary Movie).  El motivo para sacarlo a último momento fue que los guionistas consideraron que ya había demasiados personajes.

Los villanos de Returns fueron dos. The Pinguin - cuyo casting no fue conflictivo ya que el personaje fue escrito ya con Danny DeVito en mente-  Y Catwoman, para la que originalmente fue elegida Annette Bening. Pero poco antes de empezar la producción, Bening quedó embarazada y fue reemplazada por Michelle Pfeiffer. La que quedó afuera de la cuestión fue Sean Young (la morocha de Blade Runner). Dicen que estaba tan obsesionada con interpretar el papel que llegó a presentarse vestida de Catwoman en la casa de Burton, algo que en teoría suena divertido, pero que en la práctica debe haber resultado bastante creepy.

Batman, por su puesto, seguiría siendo Michael Keaton. De hecho, si lo hubiese querido, Keaton podría haber seguido siendo Batman por varias películas más. Pero hubo un cambio de rumbo en la franquicia que no le cerró por ningún lado.


La Era Schumacher


La entrada de Joel Schumacher a la saga de Batman es como el corte de pelo que te hiciste en la secundaría: viéndolo de forma retroactiva es obvio que iba a ser un desastre, pero en ese momento por algún motivo parecía buena idea.

En realidad fue una suma de cosas. Primero, la decisión de Tim Burton de no dirigir una tercera película de Batman, porque estaba interesado en otros proyectos (aunque se quedaría como productor). Segundo, el deseo de Warner de replantear la saga como algo menos oscuro y más familiar. Por último, la búsqueda de un director con buena muñeca para dirigir acción, pero con una personalidad menos marcada en su cine (a ver, Schumacher tiene cierto estilo, pero comparado con Burton…). En resumen, el estudio quería alguien más manejable y que hiciera películas que se vendan más fácil.

Joel Schumacher fue propuesto por Warner y no parecía una mala elección en ese momento. Tenía ya en su haber varios títulos destacables como The Client, el hoy ya clásico Falling Down (Un Día de Furia) y la injustamente olvidada, The Lost Boys. Se reunió con Burton y después de hablar de cine y de como entendía Schumacher al personaje de Batman, el director fue aprobado y comenzó la pre-producción del tercer film..

En defensa de Joel, debemos decir que entró lleno de buenas intenciones. Es más, en sus cuatro años de trabajo con Warner propuso en varias ocasiones adaptar dos de los comics más clásicos del superhéroe: Año Uno y The Dark Knight Returns. El primero de ellos fue la propuesta que presentó en primer lugar. Schumacher quería contar una historia de origenes, una pre-cuela a las películas vistas hasta ese momento. Pero el estudio no quiso saber nada y demandó que retomase de donde había dejado Burton. Y que metiese de una vez por todas a Robín, ya que estaba.
Schumacher se sacó las ganas de una historia de origen, contando el nacimiento de Robin
De paso, volvió a mostrar la muerte de los padres de Bruce Wayne. O, como decimos en el barrio, hizo una "apropiación simbólica del personaje" 
Lo primero que que le tocó al nuevo director fue buscarse un Batman, porque Keaton se había ido detrás de Burton. Una vez más el estudio peló un listado de actores con bastante éxito en la taquilla, como William Baldwin, Ralph Finnes e incluso Johnny Deep (que olía un poco a Burton mudando de un actor fetiche a otro ¿no?). Pero finalmente, Schumacher se decantó por un actor con bastante rango, que en ese momento la venía rompiendo con comedias romáticas: Ethan Hawke. Sin embargo, al actor le dio miedo el papel, porque sintió que era uno de esos roles que lo podía llegar a encasillar para el resto de su carrera. Por eso lo rechazó (decisión de la que después se arrepentiría). Batman terminó entonces en manos de Val Kilmer, que ya había demostrado su talento como actor cómico, de acción e incluso poniéndose en la piel de Jim Morrison de forma bastante creíble.

Robin parecía resuelto desde el inicio, ya que Marlon Wayans tenía un contrato firmado para ser ese personaje desde Batman Returns. Sin embargo, Warner metió presión para que Robin fuese blanco, porque así es Hollywood. Schumacher se reunió entonces con un muchacho delgado y rubio que venía trabajando en cine y TV desde bastante chico, un tal Leonardo Di Caprio. Pero la reunión no convenció al director y se buscó a alguien con la misma onda. Jóven, facherito y con una carrera en franco ascenso. Así fue cómo el papel de Robin terminó en manos de Chris O’Donnell.

En la galería de villanos también hubo lugar para la limpieza racial. El personaje de Harvey Dent había sido interpretado hasta ese momento por el actor afroamericano Billy Dee Williams, pero al llegar el momento de que Dent se convirtiese en Two-Face, Schumacher trajo a bordo a Tommy Lee Jones, con quien había trabajado en The Client.


Nicole Kidman: quizás lo único indiscutiblemente bueno de Batman Forever
Para el otro villano, The Riddler, se consideró originalmente a Robin Williams, a pesar de que Tim Burton desde su rol de productor insistía en utilizar a Brad Dourif (el Billy Bibbit the One Flew Over the Cuchoo’s Nest). Pero una vez más, la balanza se inclinó en favor de un actor con peso en la taquilla de esa época, como era Jim Carrey, que venía de romperla en el lapso de un año con Ace Ventura, Dumb & Dumber y The Mask.

Batman Forever (1995) fue un sustancial cambio de dirección con respecto a lo que fueron las dos primeras películas. Los trajes, las actuaciones, la historia y muy especialmente el aspecto de Gotham City -al que Burton le había dado una acertada estética gótica / expresionista / retro-futurista- cambiaron totalmente. A pesar de eso la película fue tan exitosa que casi inmediatamente comenzó la producción de la cuarta parte.

Ni bien empezaron a trabajar surgieron problemas. Val Kilmer decidió no participar en la nueva entrega, ya que su relación con Schumacher a lo largo de Batman Forever había sido bastante mala. Así que el actor abandonó el proyecto para irse a hacer The Saint (segunda de las tres películas mencionadas en este post que arruinaron la carrera de su actor protagónico).


Kevin Conroy fue la voz del Batman animado durante años.
Para muchos es el Batman definitivo.
Podemos decir que Batman & Robin (1997) con sus 20 años de edad ya tiene asegurado un lugar entre las peores películas de superhéroes que jamás se hayan hecho. Joel Schumacher diría luego que tuvo muy poca libertad al realizar la película y que siempre había alguien del estudio en su set, muy encima de todo lo que hacía. Chris O’Donnell sería más claro y directo, diciendo que no estaban rodando una película sino un “comercial muy largo de juguetes para chicos”.

Desde el inicio, el estudio intervino bastante en la decisión de quién debía ser Batman. Schumacher reflotó el nombre de William Baldwin, aunque tiró otro nombre que le compraron enseguida. George Clooney era una figura en ascenso, que venía de conquistar EE.UU. con su papel en E.R. y que acababa de saltar al cine con mucho éxito en From Dusk till Dawn y One Fine Day. Él iba a ser Batman. Al director tampoco le disgustaba, ya que estaba buscando un actor que le diera una interpretación menos densa y oscura que las de Kilmer y Keaton (y si no crees que el Batman de Keaton daba miedo, mirá este video).



Para el papel de Robin volvió O’Donnell. Y para Batgirl -”la gran” incorporación de la película- no hubo muchas dudas. Fueron directo a buscar a Alicia Silverstone, la estrella de la clásica noventera Clueless (y probablemente este sea un buen momento para  señalar que esta Batman es la tercera de las tres película mencionadas en este post que arruinaron la carrera de sus actores protagónicos).

Los villanos de turno fueron Poison Ivy y Mr. Freeze. Uma Thurman, por algún motivo, aceptó el papel sin dudar mucho. En cuanto a Mr. Freeze, el guion intentó darle una caracterización más profunda que la que el personaje había tenido hasta entonces (tomado directamente de la muy recomendable Batman: The Animated Series). Por eso originalmente se pensó en un actor con más método, como Patrick “Capitán Pickard” Stewart. Pero finalmente Schumacher decidió que era mejor sacarle profundidad al personaje y darle el papel a Arnold Schwarzenegger.

Los "Bat-nipples" o el traje con pezones. La mejor síntesis de todo lo que estuvo
mal con el Batman de Schumacher
Lo que se pasó después es sabido. La película fue tan mala que George Clooney declaró que si pudiera, les devolvería personalmente el dinero a todas las personas que pagaron la entrada al cine. El fracaso hizo que el estudio cancelase planes de una quinta película, en la que Schumacher volvía a arremeter con su idea de hacer The Dark Knight Returns. 

El personaje quedaría muerto para el cine y tendrían que pasar casi diez años para que Christopher Nolan vienese a resucitarlo con una idea era que era todo lo contrario a lo que había hecho Schumacher. Pero esa historia es la de los Batman de otras infancias.  


FIRMA: Alcalde Goldie Wilson


 (I am Batman)

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