La cara de nuestros héroes Vol. II: Batman
Pocos superhéroes han cautivado el imaginario popular como supo hacerlo la
creación de Bob Kane a lo largo de sus casi 80 años de vida. Conflictuado,
profundo y por momentos excesivamente oscuro para un personaje de “historietas
para chicos” (entiéndase que las comillas denotan sarcasmo). Batman es una
enorme parte de la cultura pop y uno de los primeros nombres que surge en el
imaginario popular cuando hablamos de superhéroes.
Lógicamente, cuando Warner Bros. decidió llevar a la pantalla grande al
Caballero de la Noche y toda su galería de personajes, entendió que ponerle
cara de carne y hueso no era una decisión que pudiese tomarse a la ligera.
El nacimiento de los Batman que conocemos hoy es una historia de caprichos
de directores, malas elecciones de carrera, mal timing, peleas de egos y
capitalismo. En el medio pasó una lluvia de nombres: algunos que no pasaron de
la mesa del guionista y otros que se quedaron en la puerta del set de
grabación.
En el siguiente post hablaremos solo de las cuatro primeras películas de
Batman. En parte, porque son las que crecimos viendo y eso lo hace más
romántico. Y en parte también, porque la polémica de Ben Affleck es bastante
reciente y no vale la pena volver a recordarla. Pero, sobre todo, nos centramos
en estas cuatro porque me daba paja escribir un post más largo.
Así que prepárense para conocer a los Batmans de nuestra infancia que no
fueron.
La Era Burton
La historia del primer Batman del cine moderno empieza mucho antes de 1989.
En realidad comenzó una década antes, después de que la primer entrega del
Superman de Cristopher Reeves la rompiese en la taquilla. La cabeza de los
estudios, mientras encaraban la primer secuela, ya jugaban con la idea de
lanzar otra película de superhéroes y Batman parecía la alternativa más obvia. Pero
el proyecto fue avanzando muy lento por varios motivos. Primero no se ponían de
acuerdo en el guion y segundo, no se ponían de acuerdo con el director.
Los nombres que más sonaban en un comienzo eran Joe Dante (Gremlins) e Ivan
Reitman (Ghostbusters), dos tipos con trayectoria en películas divertidas y
familiares, aunque con cierta dosis de oscuridad. Reitman incluso llegó a
presentar un tratamiento, en el que proponía como Batman a su actor fetiche
por esa época, Bill Murray. Y, como si no sonara suficientemente loco, quería
que Robin fuera Eddie Murphy… no, no es joda. Sin embargo, el proyecto no
avanzó porque Warner buscaba alejarse de la imagen de comedia que
todavía arrastraba el personaje a causa de la serie del ‘66.
Batman entró una vez más en una nebulosa, que estuvo a punto de convertirse
en una cancelación definitiva después del estrepitoso fracaso de la cuarta y última
entrega de Superman: The Quest For Peace (primera de las tres películas
mencionadas en este post que arruinaron la carrera de su actor protagónico).
Hablando de cosas que arruinaron la carrera de Cristopher Reeves... |
Recién sería resucitado un año después, cuando el proyecto cayó en manos de
Tim Burton. El director tenía una estética punk gótica que parecía que podía
darle a la película el enfoque que necesitaba, a pesar de tratarse de una persona que no entendía nada de comics. Ni bien desembarcó en el proyecto el estudio le
lanzó un listado de cual podía elegir su Batman, todos nombres que en esa época
eran garantía de salas llenas. Entre ellos estaban Charlie Sheen, Mel
Gibson, Kevin Costner y Pierce Brosnan. Si bien a Burton no le gustaba ninguno,
cedió a la presión y decidió que Brosnan era el menor de los males. Sin
embargo, cuando se contactó al actor, éste rechazó el papel diciendo que no
tenía interés en interpretar a un superhéroe (aunque un lustro después
terminaría bastante cerca, al convertirse en James Bond durante casi diez
años).
El director decidió entonces elegir al Batman que se le cantaba y fue
derecho a buscar al actor con el que estaba encaprichado esa década, Michael
Keaton. Demás está decir que fue una decisión que no le cerró absolutamente a
nadie, especialmente porque Keaton estaba muy asociado a roles de comedia. Pero
Burton se cagó en todo y le dio para adelante.
El villano, desde luego, iba a ser The Joker. Y a pesar de que Robin
Williams movió cielo y tierra para conseguir el papel, el estudio no dudó un segundo en buscar a Jack Nicholson, que básicamente venía interpretando al personaje
desde One Flew Over The Cuckoo's Nest.
Keaton-Batman. Nicholson-Joker. Burton-Alejandro Dolina |
Lo que muchos no saben, es que en el guión original de la película estaba
contemplado un Robin y el actor que tenía el papel casi en el
bolsillo era Keifer “Jack Babuer” Sutherland. Pero el personaje quedaría
eliminado después de la aparición del comic Una Muerte en la Familia, en
el cual - después de ser sometido a votación con los lectores- el Robin de Jason Todd fue asesinado a golpes por The Joker.
Robin también se quedaría afuera de la secuela que dirigió
Burton tres años después, Batman Returns (1992). En ese caso -y
retomando en parte la idea de Reitman de un Robin de color- el actor elegido
fue Marlon Wayans (si, el que se pasaba fumando porro en Scary Movie).
El motivo para sacarlo a último momento fue que los guionistas
consideraron que ya había demasiados personajes.
Los villanos de Returns fueron dos. The Pinguin - cuyo casting no
fue conflictivo ya que el personaje fue escrito ya con Danny DeVito en mente-
Y Catwoman, para la que originalmente fue elegida Annette Bening. Pero
poco antes de empezar la producción, Bening quedó embarazada y fue reemplazada
por Michelle Pfeiffer. La que quedó afuera de la cuestión fue Sean Young (la
morocha de Blade Runner). Dicen que estaba tan obsesionada con
interpretar el papel que llegó a presentarse vestida de Catwoman en la casa de
Burton, algo que en teoría suena divertido, pero que en la práctica debe haber
resultado bastante creepy.
Batman, por su puesto, seguiría siendo Michael Keaton. De hecho, si lo
hubiese querido, Keaton podría haber seguido siendo Batman por varias películas
más. Pero hubo un cambio de rumbo en la franquicia que no le cerró por ningún
lado.
La Era Schumacher
La entrada de Joel Schumacher a la saga de Batman es como el corte de pelo
que te hiciste en la secundaría: viéndolo de forma retroactiva es obvio que iba
a ser un desastre, pero en ese momento por algún motivo parecía buena idea.
En realidad fue una suma de cosas. Primero, la decisión de Tim Burton de no
dirigir una tercera película de Batman, porque estaba interesado en otros
proyectos (aunque se quedaría como productor). Segundo, el deseo de Warner
de replantear la saga como algo menos oscuro y más familiar. Por último, la
búsqueda de un director con buena muñeca para dirigir acción, pero con una
personalidad menos marcada en su cine (a ver, Schumacher tiene cierto estilo,
pero comparado con Burton…). En resumen, el estudio quería alguien más
manejable y que hiciera películas que se vendan más fácil.
Joel Schumacher fue propuesto por Warner y no parecía una mala elección en
ese momento. Tenía ya en su haber varios títulos destacables como The
Client, el hoy ya clásico Falling Down (Un Día de Furia) y la
injustamente olvidada, The Lost Boys. Se reunió con Burton y después de
hablar de cine y de como entendía Schumacher al personaje de Batman, el
director fue aprobado y comenzó la pre-producción del tercer film..
En defensa de Joel, debemos decir que entró lleno de buenas intenciones. Es
más, en sus cuatro años de trabajo con Warner propuso en varias ocasiones
adaptar dos de los comics más clásicos del superhéroe: Año Uno y The
Dark Knight Returns. El primero de ellos fue la propuesta que presentó en
primer lugar. Schumacher quería contar una historia de origenes, una pre-cuela
a las películas vistas hasta ese momento. Pero el estudio no quiso saber nada y
demandó que retomase de donde había dejado Burton. Y que metiese de una vez por todas a Robín,
ya que estaba.
Lo primero que que le tocó al nuevo director fue buscarse un Batman,
porque Keaton se había ido detrás de Burton. Una vez más el estudio peló un
listado de actores con bastante éxito en la taquilla, como William Baldwin,
Ralph Finnes e incluso Johnny Deep (que olía un poco a Burton mudando de un
actor fetiche a otro ¿no?). Pero finalmente, Schumacher se decantó por un actor
con bastante rango, que en ese momento la venía rompiendo con comedias
romáticas: Ethan Hawke. Sin embargo, al actor le dio miedo el papel, porque
sintió que era uno de esos roles que lo podía llegar a encasillar para el resto
de su carrera. Por eso lo rechazó (decisión de la que después se arrepentiría).
Batman terminó entonces en manos de Val Kilmer, que ya había demostrado su
talento como actor cómico, de acción e incluso poniéndose en la piel de Jim
Morrison de forma bastante creíble.
Robin parecía resuelto desde el inicio, ya que Marlon Wayans tenía un
contrato firmado para ser ese personaje desde Batman Returns. Sin
embargo, Warner metió presión para que Robin fuese blanco, porque así es
Hollywood. Schumacher se reunió entonces con un muchacho delgado y rubio que
venía trabajando en cine y TV desde bastante chico, un tal Leonardo Di Caprio.
Pero la reunión no convenció al director y se buscó a alguien con la misma
onda. Jóven, facherito y con una carrera en franco ascenso. Así fue cómo el
papel de Robin terminó en manos de Chris O’Donnell.
En la galería de villanos también hubo lugar para la limpieza racial. El
personaje de Harvey Dent había sido interpretado hasta ese momento por el actor
afroamericano Billy Dee Williams, pero al llegar el momento de que Dent se
convirtiese en Two-Face, Schumacher trajo a bordo a Tommy Lee Jones, con
quien había trabajado en The Client.
Nicole Kidman: quizás lo único indiscutiblemente bueno de Batman Forever |
Para el otro villano, The Riddler, se consideró originalmente a Robin
Williams, a pesar de que Tim Burton desde su rol de productor insistía en
utilizar a Brad Dourif (el Billy Bibbit the One Flew Over the Cuchoo’s Nest).
Pero una vez más, la balanza se inclinó en favor de un actor con peso en la
taquilla de esa época, como era Jim Carrey, que venía de romperla en el lapso
de un año con Ace Ventura, Dumb & Dumber y The Mask.
Batman Forever (1995) fue un sustancial cambio de dirección con respecto a lo que fueron
las dos primeras películas. Los trajes, las actuaciones, la historia y muy
especialmente el aspecto de Gotham City -al que Burton le había dado una
acertada estética gótica / expresionista / retro-futurista- cambiaron
totalmente. A pesar de eso la película fue tan exitosa que casi inmediatamente
comenzó la producción de la cuarta parte.
Ni bien empezaron a trabajar surgieron problemas. Val Kilmer
decidió no participar en la nueva entrega, ya que su relación con Schumacher a
lo largo de Batman Forever había sido bastante mala. Así que el actor
abandonó el proyecto para irse a hacer The Saint (segunda de las tres películas
mencionadas en este post que arruinaron la carrera de su actor protagónico).
Kevin Conroy fue la voz del Batman animado durante años. Para muchos es el Batman definitivo. |
Podemos decir que Batman & Robin (1997) con sus 20 años de edad
ya tiene asegurado un lugar entre las peores películas de superhéroes que jamás
se hayan hecho. Joel Schumacher diría luego que tuvo muy poca libertad al
realizar la película y que siempre había alguien del estudio en su set, muy
encima de todo lo que hacía. Chris O’Donnell sería más claro y directo,
diciendo que no estaban rodando una película sino un “comercial muy largo de
juguetes para chicos”.
Desde el inicio, el estudio intervino bastante en la decisión de quién debía ser
Batman. Schumacher reflotó el nombre de William Baldwin, aunque
tiró otro nombre que le compraron enseguida. George Clooney era una figura
en ascenso, que venía de conquistar EE.UU. con su papel en E.R. y que
acababa de saltar al cine con mucho éxito en From Dusk till Dawn y One
Fine Day. Él iba a ser Batman. Al director tampoco le disgustaba,
ya que estaba buscando un actor que le diera una interpretación menos densa y
oscura que las de Kilmer y Keaton (y si no crees que el Batman de Keaton daba miedo, mirá este video).
Para el papel de Robin volvió O’Donnell. Y para Batgirl -”la
gran” incorporación de la película- no hubo muchas dudas. Fueron directo a
buscar a Alicia Silverstone, la estrella de la clásica noventera Clueless
(y probablemente este sea un buen momento para señalar que esta Batman es la
tercera de las tres película mencionadas en este post que arruinaron la carrera
de sus actores protagónicos).
Los villanos de turno fueron Poison Ivy y Mr. Freeze. Uma
Thurman, por algún motivo, aceptó el papel sin dudar mucho. En cuanto a Mr.
Freeze, el guion intentó darle una caracterización más profunda que la que
el personaje había tenido hasta entonces (tomado directamente de la muy
recomendable Batman: The Animated Series). Por eso originalmente se
pensó en un actor con más método, como Patrick “Capitán Pickard” Stewart. Pero
finalmente Schumacher decidió que era mejor sacarle profundidad al personaje y
darle el papel a Arnold Schwarzenegger.
Los "Bat-nipples" o el traje con pezones. La mejor síntesis de todo lo que estuvo mal con el Batman de Schumacher |
Lo que se pasó después es sabido. La película fue tan mala que George
Clooney declaró que si pudiera, les devolvería personalmente el dinero a todas
las personas que pagaron la entrada al cine. El fracaso hizo que el estudio
cancelase planes de una quinta película, en la que Schumacher volvía a arremeter
con su idea de hacer The Dark Knight Returns.
El personaje quedaría muerto para el cine y tendrían que pasar casi diez años para
que Christopher Nolan vienese a resucitarlo con una idea era que era todo lo
contrario a lo que había hecho Schumacher. Pero esa historia es la de los Batman de otras infancias.
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
(I am Batman)
1 comentarios
genio.
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