Todos queremos a Arnold
Cualquiera que venga siguiendo los post de Expreso durante estos años de actividad sabe de nuestro gusto por los héroes de acción de los '80 y '90. De hecho hace casi un año y medio atrás ya he escrito sobre el tema. Estos tipos imponentes, duros, y muy cancheros a los que queríamos parecernos de chicos nos marcaron al punto de recordarlos con cariño aun hoy. Todavía recuerdo los ciclos que TELEFE realizaba en verano del estilo: Lunes de Van Damme, Martes de Chuck Norris, etc., y de las ganas de no perderme esas películas que después comentábamos con amigos al otro día.
Seguramente cada uno de ustedes tenga algún favorito, yo en su momento destaqué cinco, pero claramente hay uno que se eleva por sobre el resto. Alguno puede decirme que Stallone con sus personajes míticos, como Rocky o Rambo, quien además escribe y dirige, puede ser un gran candidato, o el propio Van Damme, con sus movimientos atléticos y sus propensión a elegir films en los que o bien hay un torneo de artes marciales o bien le toca interpretar a hermanos gemelos, podría ser otra elección obvia, pero yo me quedo con el exfisicoculturista austríaco Arnold Schwarzenegger. Y la razón es simple, siempre me gustaban más sus films, tanto haciendo de héroe en la mayoría de los casos, como de villano, e incluso en sus incursiones en la comedia. Hasta el día de hoy sigo mirando sus pelis aunque estén lejos del nivel de las de sus mejores años.
Hoy les propongo un recorrido por mis cinco películas preferidas del gran Gobernator (justamente su participación en política no es lo que lo hizo grande), mencionadas en estricto orden cronológico. Espero que lo disfruten.
Terminator (The Terminator, 1984)
Dirigida por el gran James Cameron, uno de los directores más grossos de los últimos 30 años, el bueno de Arnold encarna al villano de turno. Es uno de los primeros films del director y el tercero del austriaco como protagonista (luego de los dos de Conan). Es el año 2029 y las máquinas, lideradas por la inteligencia artificial Skynet, tomaron el control del mundo. Su victoria no es definitiva porque todavía existe una resistencia humana liderada por John Connor. Su plan es enviar un robot con forma humana T-800 (Schwarzenegger) al año 1984 para asesinar a Sarah Connor (Linda Hamilton), futura madre de John, antes del nacimiento de este último. Para salvarla, la resistencia envía a Kyle Reese (Michael Biehn). Esta gran premisa de ciencia ficción es la que motoriza a uno de las pelis más icónicas de la década del '80. Al escribirla Cameron se inspiró vagamente en dos capítulos de la serie de ciencia ficción de los '60 The Outer Limits, ambos escritos por Harlan Ellison.
En un primer lugar se consideró a Schwarzenegger para el papel de Reese, sin embargo Cameron y sus colaboradores se dieron cuenta, más temprano que tarde, que sus características se adecuaban más al papel de T-800, para cuyo rol se había considerado a actores como Lance Henriksen, el propio Biehn y un tal Sylvester Stallone.
La obra fue muy exitosa en la taquilla, tuvo gran repercusión por sus efectos especiales, y le supuso a Cameron un importante trampolín para el despegue de su carrera, así como también el inicio de una importante franquicia (que a la fecha cuenta con 5 entregas), la creación de un gran personaje de la cultura pop, y un par de frases memorables entre las que se cuenta la escueta: "Volveré" (así, en latino, como las veíamos de chicos).
El Vengador del Futuro (Total Recall, 1990)
Nos vamos unos cuantos años más adelante, y la situación de Schwarzenegger había cambiado bastante, en buena parte por el film antes reseñado. Ya era una estrella que había protagonizado una cantidad nada despreciable de pelis de acción exitosas, entre las que destacan Comando (Commando, 1985), Depredador (Predator, 1987), Infierno Rojo (Red Heat, 1988), y una interesante incursión en la comedia con Gemelos (Twins, 1988) junto a Danny DeVito, trabajando en el proceso con directores de la talla de John McTiernan, Walter Hill o Ivan Reitman.
Para su próxima producción seleccionaría una historia que hacía rato estaba dando vueltas en Hollywood. Se trataba de la adaptación del cuento del gran Philip K. Dick Podemos recordarlo por usted al por mayor (We can remember it for you wholesale, 1966) cuyos derechos estaban en manos de la productora de Dino De Laurentiis, y que iba a ser llevada a la pantalla grande bajo el mando de Bruce Beresford (también se había considerado a David Cronenberg) y protagonizada por Patrick Swayze (Richard Dreyfuss y William Hurt fueron otras opciones). Por suerte la productora quebró y Arnold, que ya le había echado el ojo a la obra, convenció a Carolco Pictures de que comprara los derechos y lo colocara a él como la principal figura del film. Gracias a esto, el grandote europeo pudo tener una gran injerencia en la realización del mismo a tal punto que hasta pudo elegir al director, otro grande, el holandés Paul Verhoeven que venía de romperla en RoboCop. El cast lo completarían la bella Sharon Stone, Michael Ironside, Ronny Cox y Rachel Ticotin.
La historia, como buena obra de Dick, no es nada simple, al punto que cuando la vi de chico no la entendí del todo, cosa que me di cuenta al reverla de grande. Nuevamente nos movemos en el terreno de la ciencia ficción, en el año 2084, donde Douglas Quaid (el bueno de Arnie) tiene un sueño recurrente sobre Marte que lo atormenta, y no consigue consuelo en los brazos de su mujer (Stone), por eso decide ir a Memory Call, una empresa que implanta recuerdos falsos, para poder "vivir" la experiencia de ir al planeta rojo. Y a partir de ahí todo se va al carajo. Terroristas, mutantes, traiciones, una enigmática mujer y la paranoia que lo lleva hasta a desconfiar de si mismo cuando lo que él cree real, quizá no lo sea tanto. En el medio regala otra escena mítica, la de la gorda queriendo pasar por el control policial a la que debido a un fallo del mecanismo de la máscara se le abre la cabeza solo para descubrir que era Quaid disfrazado, y una inolvidable, la de la mujer de tres atributos donde debería haber dos. Además ayudó a lanzar a la hermosa Sharon a la fama y ganó un Oscar por efectos especiales.
Terminator 2 (Terminator 2: Judgment Day, 1991)
Luego de la peli del apartado anterior, Arnold volvería a trabajar con Ivan Reitman en Un detective en el Kinder (Kindergarten Cop, 1990), para acto seguido dar paso a la obra que nos ocupa.
La segunda colaboración con James Cameron (que ya era un director consagrado con las geniales Aliens y El Abismo a sus espaldas) es sin duda hasta el día de hoy mi film favorito de Schwarzenegger, y es para mí ampliamente superadora de la primera entrega de la saga. Nuevamente mezclando acción con ciencia ficción, el planteo es similar pero diferente a su antecesora. Esta vez vemos a un John Connor (la estrella fugaz Edward Furlong) descarriado y adolescente, que vive con sus padres adoptivos debido a que su madre Sarah (Hamilton) se encuentra recluida en un psiquiátrico. Por supuesto sigue siendo el principal objetivo de Skynet que envía al nuevo modelo T-1000 (Robert Patrick), un androide de mercurio capaz de tomar distintas formas humanas o de objetos en general destinados a matar. La resistencia no se queda atrás y manda a nuestro viejo conocido T-800 (Arnold) que fue reprogramado para que proteja a John. Así las cosas se ponen en su lugar y nuestro musculoso favorito (pero que gay sonó eso) pasa al lado de los buenos. Más allá de tratar de salvarlo, el T-800 se embarcará junto a John y Sarah (a la que liberarán del hospital) en una cruzada por eliminar el chip que supondrá el primer paso en la creación de Skynet, y así ¿terminar? de una vez por todas con la futura amenaza.
Recuerdo verla de chico y no poder creer lo que estaba viendo. El momento en el que T-1000 se materializa desde el piso me impactó muchísimo. Para su época significó un gran avance en el uso de lo efectos especiales, siendo una de las primeras películas en usar imágenes generadas por computadora (CGI), y la más cara al momento de su estreno con un presupuesto de alrededor de 100 millones de dólares. De hecho ganaría el Oscar en esa categoría, así como también en sonido, maquillaje y edición de sonido. Además nos regalaría otra frase icónica y muy canchera: "Hasta la vista, baby".
El último gran héroe (Last Action Hero, 1993)
Nuevamente en tándem con el capo de John McTiernan, director con quien ya había trabajado de Depredador, y que venía de trabajar en Duro de Matar y La Caza al Octubre Rojo, Arnold se embarcó en un nuevo proyecto que mezclaba acción con humor. Esta obra supondría una sátira bastante certera a las pelis del género en el que el grandote austriaco mejor se había desenvuelto.
Jack Slater (gran nombre para un héroe) es un personaje de ficción, interpretado por el propio Schwarzenegger, que se destaca por su saga de películas de acción. Danny Madigan (el desaparecido Austin O'Brien) es un preadolescente fanático del cine y de Slater en particular, que vive con su madre, y que frecuentemente se escapa al cine de su amigo Nick (Robert Prosky) quien le pasa los films que más le gustan. Una noche éste le confía un secreto: en una oportunidad conoció a Houdini, y el gran mago le regaló un boleto dorado mágico que le concedería un deseo. Nick manifiesta que nunca tuvo el valor de usarlo y se lo obsequia a Danny, quien ingresa con el boleto al cine a ver la última entrega de la saga de Slater. Parece que el poder del ticket era real, porque cuando quiere acordar el chico se encuentra dentro de su película favorita. A partir de ahí la acción se conjuga con una alta dosis de autoconsciencia, comentarios meta, y burlas a los clichés del género. El cast lo completan Anthony Quinn como el mafioso Tony Vivaldi, y Charles Dance como su sanguinario ladero Benedict.
A pesar de su notoria genialidad, algo que sostengo desde el momento que la vi a los 9/10 años, el film fue un fracaso tanto de crítica como de taquilla, circunstancia que con los años fue reevaluada y hoy por hoy se podría decir que es casi una peli de culto. La banda de sonido fue muy destacada, contando con artistas de la talla de AC/DC (su Big Gun es EL tema), Megadeth, Alice in Chains, Aerosmith y Def Leppard entre otros. Realmente una película distinta si tenemos en cuenta a lo que nos tenía acostumbrados Arnold.
Mentiras Verdaderas (True Lies, 1994)
Qué mejor que finalizar este top five con la tercera (y última) de las colaboraciones entre Schwarzenegger y Cameron. Evidentemente tengo una debilidad por este dúo dado que en una selección de 5 films he elegido los tres en los que trabajaron juntos.
En esta oportunidad se trata de un thriller de acción y mucho humor, en el que Arnie es Harry Rehnquist, un espía de norteamericano que oculta su ocupación a su mujer Helen, una aburrida oficinista interpretada por Jamie Lee Curtis, y a sus hijos. Envuelto en una trama de espionaje internacional, la cual implica infiltrarse en una organización terrorista que pretende detonar una ojiva nuclear en EEUU, las cosas se complican todavía más cuando toda su familia se ve involucrada en el conflicto. El film se destaca por el buen manejo de las escenas de acción, una trama interesante y un excelente timming para el humor. Creo que todos recordamos con una sonrisa la escena en la que la tímida Helen se ve obligada a interpretar el rol de una prostituta de lujo y realizar un torpe striptease delante de un oculto y sorprendido Harry. La interpretación de Curtis no pasó desapercibida, ganando en 1995 el Globo de Oro a mejor actriz de comedia.
La recepción de la crítica fue favorable en líneas generales aunque había consenso en que era la más flojas de los tres trabajos conjuntos de actor y director. Las principales críticas apuntaban al rol de la mujer en la peli y a lo estereotipado de los terroristas árabes. El público la acompañó desde el primer momento convirtiéndola en el estreno más taquillero en su primera semana y el tercero en recaudación del año 1994. Como curiosidad argenta hay que mencionar que durante el film suena el tango Por una cabeza.
Y así llegamos al final de este recorrido por la carrera del rubio más badass. Luego de esa década dorada ya nada volvería a ser igual y las producciones en las que participaría no tendrían el nivel de calidad y éxito conseguido entre 1984-1994. Trabajos como Junior, El Protector, El Regalo Prometido, la infame Batman & Robin, o incluso El Día Final y Terminator 3 (estas dos últimas las vi en el cine), entre otras, no hacen más que probar mi punto. Luego vendría el "exilio político" como gobernador de California, y una vuelta de a poco al cine con participaciones más que decorosas en la saga de Los Indestructibles y varios protagónicos de mediana repercusión. Pero algo no se puede negar, sus pelis forman parte de nuestra vida y en muchos casos hemos crecido disfrutándolas, y por eso el gran Arnold Schwarzenegger siempre va a ser ese grandote musculoso patea culos con el que tanto nos divertimos.
La seguimos la próxima en Expreso a Neptuno (salvo que no hayas visto alguna de estas pelis, en cuyo caso te damos dos fechas de suspensión).
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