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¿A dónde se fueron? Parte 4

10:45 p.m. Webby 0 Comentarios Categoría :


Retomo una sección clásica(?) de Expreso a Neptuno Investiga, en la que compartimos historias de desapariciones misteriosas que no han tenido ninguna explicación. Lamentablemente, el material para esta sección es enorme, pero bueno, mejor para el público, ¿no? En este caso, vamos con tres nuevas historias que nos dejarán preguntando "¿qué pasó?"

El llamado misterioso de Maura Murray


Estamos en 2004 y nos hospedamos en Massachusetts para esta super divertida(?) historia. Maura Murray era una joven de 21 años que estaba estudiando para convertirse en enfermera. Su vida no distaba de lo común de la de cualquier joven de su edad. Excepto por el hecho, claro está, de que desapareció misteriosamente.

En los meses previos, Murray no había tenido ninguna actitud fuera de lo normal, alguna que otra pelea con el novio y capaz algunos problemas en el trabajo, pero nada para sospechar. El 9 de febrero de 2004 empezaría lo raro. Maura llamó a su trabajo para avisar que iba a tener que tomarse una semana debido a la repentina muerte de un familiar cercano, y que les avisaría cuando esté volviendo. Luego, desde su celular llamó a un hospedaje en Stowe, Vermont y finalmente se comunicó con su novio, al que le dejó un mensaje de voz diciendo que lo iba a llamar nuevamente más tarde.

Fue a eso de las 7 de la tarde cuando una vecina del área rural de Woodsville, New Hampshire, escuchó un ruido en la ruta justo en la puerta de su casa. Maura había chocado con su auto contra un banco de nieve. La mujer vio como un hombre que pasaba por el camino se detuvo y fue a la asistencia de la accidentada. El hombre la encontró en buen estado, pero así y todo ofreció llamar a la policía para que venga a ayudarla. Según su testimonio, Murray le dijo que no se preocupe, que ella ya se había comunicado con la AAA (Asociación Automovilística Estadounidense) y vendrían enseguida. El conductor, un desconfiado bárbaro(?), llamó igualmente a la policía apenas llegó a su casa. Unos minutos después, llegó la ley.

Nadie se encontraba ni dentro ni en las inmediaciones del auto, que se encontraba cerrado con llave y completamente inoperable debido al impacto. Dentro del mismo encontraron una botella vacía de vino, una tarjeta de la AAA, un par de guantes, varios discos, una joya y un libro acerca de montañismo. Tanto las tarjetas de crédito y débito y el celular de Maura no estaban en el lugar. ¿A dónde fue?

Las primeras investigaciones teorizaban con que Maura simplemente había escapado hacia una nueva vida, o directamente había ido a suicidarse, aunque la familia veía totalmente improbables ambas opciones. Aunque había dos cosas sí confirmadas que no hacían más que agregar confusión: la AAA no tenía registrado ningún llamado a su nombre y tampoco había fallecido ningún familiar. ¿Qué fue lo que pasó?

Si bien fueron siguiendo varias pistas, no había nada concreto y obviamente aparecieron los típicos que decían haberla visto en tal lado o en tal situación, pero todo era mentira. Al día de hoy, nadie sabe qué fue de Maura Murray.

Tal vez, el novio de Maura hubiese obtenido una respuesta, cuando una semana después de su desaparición, recibió un mensaje en su celular con lo que jura y recontra jura que era su novia llorando. La identidad nunca pudo ser confirmada y la llamada jamás rastreada...

El Boeing 747 que nadie sabe cómo despegó


Año 2003. Aeropuerto Internacional Quatro de Fevereiro en Luanda, Capital de Angola. Un Boeing 747-223, registrado como N844AA, estaba descansando en el hángar, cuando dos hombres se subieron, lo prendieron y despegaron para no ser vistos nunca más.

Estos dos hombres, identificados como Ben Padilla, piloto estadounidense, y John Mutantu, mecánico de origen congolés, se subieron sin ningún problema a la aeronave, a eso de las 5 pm del 25 de mayo, y, sin ninguna comunicación con la torre de control y con todas las luces apagadas, lo hicieron despegar en dirección al océano Atlántico. Ahora viene lo curioso del caso: ninguno de los dos estaba calificado para volar un 747 y, como si eso fuera poco, esa clase de avión requiere tres personas para tomar vuelvo. ¿Entonces? ¿Qué carajos...?

Lo primero que se pensó, obviamente, es que había otra persona más adentro de la nave. De hecho, los testimonios dicen que el Boeing se movía de manera bastante errática por la pista, parecía como que tal vez se encontraran peleando por los controles del mismo.

También se especuló con que los dueños del avión lo querían hacer desaparecer para cobrar una suculenta suma por el seguro, ¿y los hombres? ¿los mandaron a morir? ¿o qué? Cuestión que no se supo absolutamente más nada sobre este Boeing y sus ocupantes, y los motivos que llevaron a Padilla y Mutantu a arriesgar sus vidas para despegar semejante bestia siguen siendo un misterio.

Pero por alguna razón nunca revelada, el FBI cerró el caso de manera abrupta en 2005. ¿Acaso encontraron la respuesta y prefirieron dejarla oculta?

El caso de Walter Collins


Ok, este fue resuelto eventualmente, pero por cómo se fue dando vale la pena compartirlo, por ciertos detalles por demás delirantes.

Walter Collins era un pequeñín de 9 años de Los Ángeles, California, que un 10 de marzo de 1928 le pidió dinero a su madre, Christine, para ir al cine... y nunca más regresó. La mujer, obviamente desesperada, se contactó con la policía que puso manos a la obra al instante. Los investigadores planteaban un montón de pistas pero no tenían una base concreta para ni siquiera empezar con ninguna, y rápidamente el caso se convirtió en un tema de discusión nacional y esto empezó a generar efectos bastante negativos sobre la policía de Los Ángeles, que cada día tenia a la prensa presionando más y más por algún resultado, y dañando la imagen de departamento, que ya venía bastante por el piso por ciertos casos de corrupción y varias claras muestras de deficiencia para resolver casos. Y ese resultado tenía que llegar, sea como sea, y llegó...

Porque cinco meses después de la desaparición de Walter, ¡la policía lo encontró! Parece que el pequeño había terminado por alguna razón en la ciudad de DeKalb, en Illinois. Al instante se arregló el reencuentro con la madre, los diarios estaban como locos y el Departamento de Policía de Los Ángeles rebozaba de alegría, por fin un caso resuelto de manera positiva.

Y llegó el momento del reencuentro pero resultó que apenas lo vio, la madre dijo que el pibe no era Walter. "¿Pero cómo?", le decían, "¡es él!". "¡No, no es!", replicaba ella. "Bueno, llévelo a su casa por unas semanas y se fija", fue la respuesta (textual según testimonios) del Capitán Jones, claramente un completo descerebrado, y la pobre mujer se lo tuvo que llevar bajo presión del Capitán.

Pero la hijaputez de Jones no termino ahí, porque si bien Collins seguía jurando que ese chico no era su hijo y a pesar de tener pruebas concretas e irrefutables, el Capitán se hinchó tanto las bolas de la señora que la mandó ¡a internar al psiquiátrico! Una locura total.

Finalmente, fue el propio chico impostor quien reconoció que él no era Walter, sino Arthur Hutchins Jr. y tenía 12 años. ¿Cómo terminó ahí? Porque un policía lo paró en la calle (en Illinois) y le preguntó si era Walter Collins de Los Ángeles, supuestamente porque eran parecidos(?). El chico dijo que sí, ya que su sueño era ir a Los Ángeles y conocer Hollywood, y vio esto como la oportunidad para cumplirlo. Diez días después de la confesión de Arthur, Christine Collins fue puesta en libertad y demandó a Jones, al que le ganó unos 11 mil dólares (una enorme fortuna en esa época). Obviamente, Jones no puso nunca ni un centavo. Todo esto es verídico, eh. Mientras tanto Walter Collins no aparecía por ningún lado.

El caso tomó un giro inesperadamente dramático un año después. Luego de un juicio muy extenso, Gordon Stewart Northcott, un granjero de 23 años, fue condenado a la horca por secuestrar, torturar, abusar y asesinar a los hermanos Nelson (10) y Lewis Winslow (12) y un pequeño mexicano no identificado. Este caso era conocido como los Crímenes de Wineville. Fue ahorcado a finales de 1930.

La granja del horror.
Fue la madre de Gordon, Sarah, quien luego de cumplirse la sentencia de su hijo, finalmente confesó el destino que sufrió Walter Collins. Junto a Gordon y otro cómplice, lo habían secuestrado y torturado durante días, hasta matarlo. Luego de una investigación, la policía encontró el cuerpo del pequeño (o parte de él, mejor dicho). La mujer fue condenada a servir cadena perpetua.

Este terrible y tenebroso caso, destapó una olla hirviendo llena de corrupción dentro del Departamento de Policía de Los Ángeles, con el nefasto Jones a la cabeza, y el pueblo de Wineville cambió su nombre a Mira Loma, para dejar atrás la asociación con esos crímenes horribles.

Mientras, Christine Collins nunca aceptó el destino (ya probado) de su hijo y continuó con su búsqueda durante varios años...

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