Las muchas vidas de Míster García: Serú Girán parte II
En 1980 pasarían varias cosas importantes para Serú. Por un lado, vería la luz su tercer larga duración. Bicicleta es tal vez hoy reconocido como el mejor trabajo del grupo, pero en el momento de su salida no causó tanto entusiasmo en la prensa especializada, que lo veía como otro buen trabajo, pero sin destacarse sobre lo que el cuarteto venía produciendo. Fue grabado en los estudios ION, Del Cielito y la casa de Pedro, y editado por SG Discos. La banda, asociada con Daniel Grinbank, su manager, lanzaba de esta forma su sello independiente, dando por terminada su etapa en Sazam Records. Dicha salida prematura fue la que originó que Sazam, en represalia, editara el ya mencionado Música del alma en ese mismo 1980.
El álbum, pensado originalmente como un disco doble (muchos de los temas no utilizados verían la luz más adelante), tiene una selección de canciones inmejorable, la genial A los jóvenes de ayer ponía su foco en criticar a los tangueros, Mientras miro las nuevas olas ponía ciertos reparos a la New Wave (aunque en el futuro Charly bebería mucho de esas aguas), mientras que Canción de Alicia en el país puede que sea el mejor reflejo de la realidad del país en ese momento, con una marcada influencia de la obra de Lewis Carroll. Además, forman parte de la placa las destacadas Encuentro con el diablo (muchos creen que este tema se escribió luego de una reunión convocada por la junta militar con distintos músicos populares de la época, organizada en un intento de acercarse a la juventud. Sin embargo, el tema venía compuesto desde la época de Buzios, y por otro lado Lebón se encargó de desmentir dicha reunión.), que toma muchiiiisimo “prestado” del clásico de Lynyrd Skynyrd de 1974, Sweet home Alabama, la emotiva Desarma y sangra, la rockera Cuanto tiempo más llevara y la dulce Tema de Nayla, que generó controversia puertas adentro porque Lebón decidió que el solo de piano jazzero estuviera a cargo de Diego Raopoport en lugar de Charly. Sin duda se trata del punto más alto de creatividad del cuarteto, que sonaba más ajustado que nunca.
La presentación del álbum fue en obras el 6 y 7 de junio de 1980, con una genial puesta en escena de la artista plástica, y amiga de García, Renata Schussheim, y es acá donde podemos marcar el punto de inflexión en el que Serú alcanzaría el éxito masivo.
En agosto la banda viajaría a Brasil para participar del Monterrey Jazz Festival que iba a tener lugar en Río de Janeiro. Esto sin duda representaba un gran reconocimiento para el grupo, que tocaría junto a artistas de la talla de Pat Metheny, John McLaughlin, Hermeto Pascoal o Weather Report. El plan incial era que Serú actúe en la primera parte de festival, pero su performance fue tan contundente que fueron invitados a tocar también en el evento principal. Adicionalmente a la importancia que tuvo la repercusión del show para el devenir de la banda, sin duda uno de sus puntos más altos, acá también se siembra una de las semillas que la llevaran a su fin, es el primer contacto de Pat Metheny con Pedro Aznar.
Como si esto fuera poco, 1980 todavía tenía un par de eventos importantes para Serú. En septiembre realizarían dos recitales junto a Spinetta Jade, otro gigante de la época, desterrando los rumores esparcidos entre el público de una supuesta rivalidad entre las bandas. Y en diciembre darían un recital gratuito en La Rural, organizado por ATC, que convocaría a 60.000 personas, cifra inédita hasta ese momento en nuestro rock.
Luego de presentarse en vivo en marzo del ‘81 en el marco de los recitales típicos de Carnaval, el grupo entraría al estudio ION (también grabarían en Wacameca Studios) en abril para comenzar a grabar su cuarto y último trabajo de estudio. Peperina, nuevamente editado a través de su sello SG Discos, vería la luz en agosto, y supondría una nueva colección de grandes canciones, dejando particularmente satisfecho a Charly en cuanto a la calidad lograda en la grabación. Entre sus momentos más inspirados podemos destacar al tema que da título a la obra (ya es conocida la historia de que fue dedicado a una corresponsal que Expreso Imaginario tenía en Córdoba, y que siempre se encargaba de criticar de forma negativa los shows de la banda), Llorando en el espejo, la blusera Esperando nacer, la genial Cinema verité (Charly y su don para la crónica), y En la vereda del sol, entre otras. Musicalmente se siente cierta continuidad con su trabajo anterior (de hecho, se utilizaron varias canciones compuestas para Bicicleta), pero nada permite adivinar que se trata del fin de un ciclo.
En diciembre realizaron tres recitales en el Teatro Coliseo para despedir el año. El concierto se caracterizó por la participación de las Bay Biscuits, un grupo de teatro y música que integraba, entre otras, Fabiana Cantilo. Su acto se intercalaba en el medio del recital y todas las noches fue mal recibido por el público. De esos shows sobreviviría una grabación pirata que, en el año 2000, ya remasterizada, sería editada como un CD doble bajo el nombre de Yo no quiero volverme tan loco, bajo el sello Sony Music. Moro sería el responsable de dar con las cintas, cuando en una visita al Parque Rivadavia fue abordado por una persona que lo puso en conocimiento de la existencia de dicha grabación. La calidad sorprendió a todos los exmiembros de la banda que decidieron editarla. Se trata de un gran recital en el que destacan, además de buenas versiones de Canción de Alicia en el país, A los jóvenes de ayer o Cinema verité, algunos inéditos, como Oh Dios, ¿qué puedo hacer?, Inconsciente colectivo, que vería la luz en el primer disco solista de Charly, Alto en la torre, rescatada de la época de Sui Generis (solo editada en forma de simple), y Pena en mi corazón, una versión acelerada y más rockera de la que luego conoceríamos como Yo no quiero volverme tan loco.
En enero de 1982 Aznar fue convocado por Pat Metheny para tocar en su banda. Eso sumado a la decisión del bajista de ir a estudiar al Berklee College of Music de Boston precipitó el final del grupo. Serú tenía los días contados, solo quedaban un par de shows para la despedida. En febrero realizaron una gira por varios destinos de la Costa Atlántica y en marzo llegaron los recitales despedida (aunque en ese momento todavía no sabían que serían los últimos) en Obras. Si bien el cuarteto siempre daba un plus en vivo, esta vez el grado de intensidad y emotividad fue mayor. Los que estuvieron dicen que fueron shows memorables. La banda seguramente lo intuía dado que fueron grabados con vistas a la edición de su primer disco en vivo. Ese mismo año saldría a la venta, a través de SG Discos, No llores por mí, Argentina, que recogía varias canciones de esos recitales y acumulaba varios retoques posteriores en estudio (ION). Además de varios hits de sus obras anteriores, el disco incluyó el tema homónimo, un rock potente cuya letra reflejaba el momento convulso del país, y Popotitos, un cover de la banda mexicana Teen Tops que a su vez era una versión en español de Bonie Moronie, de Larry Williams.
Hubo un breve período de tiempo en que Charly, David y Oscar pensaron en seguir sin Pedro, en formato trío (al menos hasta encontrarle reemplazante al bajista). Sin embargo, pronto tanto García como el Ruso comenzaron a trabajar en sendos proyectos solistas que dieron por tierra con la posibilidad de continuar. Así se terminaba una de las mejores y más importantes bandas de nuestro rock, y Charly se preparaba para un nuevo salto en su carrera.
Acá termina la primera temporada de nuestro recorrido por la carrera de García. Seguramente luego de unos meses de descanso volveremos con la segunda, para abarcar la gran carrera solista de uno de los genios del rock de acá.
0 comentarios