¿Listamanía?
Listas. Hacemos listas. Pasamos mucho tiempo haciéndolas, compulsiva, inevitablemente. Todos alguna vez recurrimos a ellas, desde el momento en que armamos una para ir a comprar a la verduleria o al supermercado. Pero no es de esas listas de las que vengo a hablar, aunque pensándolo mejor, tal vez ésas sean un antecedente de las que hoy nos ocupan.
Desde un tiempo a esta parte en internet proliferan páginas y aplicaciones que nos permiten llevar un listado detallado de casi todos nuestros consumos, y más todavía si dichos consumos se relacionan con la cultura (pop). Así se volvió una costumbre registrar, justamente en listas, todos los libros o cómics que leemos, la música que escuchamos y las pelis o series que vemos. Entre estas herramientas hay varias que uso o he usado: Spotify, que no solo te permite crear tus listas, sino que pone al alcance de la mano un sinnúmero de playlists de artistas de todo el mundo o de los más variados géneros; Letterboxd o Icheckmovies, orientadas al cine, que ofrecen listas por género, actores o directores, e incluso la primera permite llevar un diario de lo visualizado; Sidereel o TV Time para las series, que dan la posibilidad de trackear shows televisivos, marcando episodios vistos y por ver; Goodreads que ofrece la oportunidad de listar todos los libros leídos, los que estás leyendo y los que querés leer, además de brindar la posibilidad de establecer desafíos de lectura anuales; y Whakoom que ofrece algo parecido, pero con cómics, pudiéndose volcar colecciones enteras, y visualizar o crear distintas listas de recomendaciones u orden de lectura.
Pero, ¿qué nos lleva a armar estas listas? ¿Por qué pasamos tanto tiempo armándolas? Seguramente las razones son muchas y puede que haya una por cada persona que las hace. No es mi intención agotar el tema, sino iniciar el debate.
Listas, aléjense de mi!!!!! |
En estos tiempos de predominio del consumo on demand, y de acceso casi ilimitado a distintos consumos culturales que sólo requieren el pago de una conexión a internet, encontrar a alguien cuyos gustos sean similares a los nuestros para comentar o debatir sobre esa serie o libro que nos encanta, es cada vez más difícil. Pero internet nos ofrece una salida. Los sitios antes mencionados cumplen un rol de red social que conecta a distintos usuarios alrededor del mundo. Así creamos nuestros usuarios y hacemos largas listas con nuestros productos favoritos con la esperanza de conectar con otros usuarios afines. Compartir, entonces, podría ser una de las razones que estamos buscando.
Si a lo propuesto en el párrafo anterior le agregamos la posibilidad de puntuar nuestros consumos y escribir reseñas sobre ellos, podemos empezar a vislumbrar alguna otra razón. Quizá la sensación de que tenemos algo para decir sobre lo visto/leído/escuchado, y el impulso, nada despreciable, de creer que nuestra opinión puede importarle a otros (aunque esto no sea casi nunca así, basta con leer esto que publicamos hace unas semanas), son otros de los grandes motivos para armar listas.
Liiiistaaaas, queremos liiiiistaaaaas |
Además, y dependiendo de nuestro grado de obsesión, muchos de estos sitios ofrecen estadísticas de consumo, que pueden ser atractivas para todo listador compulsivo. Así, podemos saber cuántos libros leímos en el último año, y su cantidad de páginas, que banda fue la más escuchada en un período de tiempo determinado, o cuantas horas de nuestra vida invertimos en el último mes en mirar series. ¿Sirve para algo tener este conocimiento? Probablemente no, pero cualquier listador serial sabe que puede resultar interesante.
Por otra parte, en tiempos en que el soporte digital viene firmemente avanzando sobre el físico, y casi lo ha reemplazado en varios ámbitos, hacer una lista es una manera de que nuestros consumos no se pierdan entre los millones de datos que pululan en la nube. Ya no guardamos CDs, pero podemos hacer listas en Spotify; leemos ebooks, que nunca van a adornar nuestra biblioteca, pero están en nuestra lista de Goodreads; ya no compramos DVDs o Blurays, pero cada peli que vemos la anotamos en Letterboxd. Listas, listas y más listas.
Por último, y entendiendo que estos consumos que solemos listar corresponden al campo del entretenimiento, y que por eso su relevancia es limitada, creo que un poco pensamos que el conjunto de todas esas listas dice algo de nosotros. Podría leerse como un mapa que permita que los otros nos entiendan un poco mejor, y que si bien está lejos de definirnos, ayuda a encontrarnos.
¿Qué va a pasar en el futuro con estas listas? ¿Cuándo nos vamos a cansar de hacerlas? ¿Las hacemos de manera voluntaria o somos sus presos? ¿Esta enumeración de motivos no es acaso otra lista más? Hay preguntas para las cuales es mejor no ensayar respuesta alguna.
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