Covers grosos
¿Qué lleva a un artista a
realizar un cover? ¿Por qué grandes músicos deciden tomar un tema de otro y
reversionarlo? Estas son preguntas que a menudo me suelo hacer. Imagino varias
razones, algunas relacionadas con lo comercial (para vender más), otras con la
falta de inspiración (no sería la primera vez que alguien piensa que tal o cual
cantante o banda están robando al sacar esos discos realizados íntegramente con
versiones), y un tercer grupo que tiene que ver con canciones que simplemente
le gustan o marcaron la vida del ejecutante en cuestión.
Una de las bandas cuyos temas han
sido más reversionados, sin duda alguna, es The Beatles. Hay varios discos
compuestos exclusivamente con reinterpretaciones de sus principales hits.
Bandas de todo tipo y estilo fueron influenciadas por ellos, y qué mejor manera
de rendirle tributo a tus ídolos que interpretando una de sus canciones. Tal es
el caso por ejemplo de Aerosmith, cuya versión de Come Together vio la luz en
1978, como parte de la banda sonora de la película Sgt. Pepper's Lonely Hearts
Club Band (curiosamente también formó parte de la OST de Armaggedon). El
cuarteto de Boston logró actualizar el sonido de esta gran canción con una
versión bastante fiel al original. Quisiera destacar otras dos canciones de los
Fab Four. Una es el clásico With a Little Help From My Friends, totalmente
transformado y apropiado por el gran Joe Cocker en 1968 (inolvidable cortina de
la serie The Wonder Years); y la otra Eleanor Rigby impecablemente ejecutada en
estilo jazz instrumental por Stanley Jordan, un capo de la guitarra (forma
parte de su disco debut Magic Touch de 1985).
Además del cuarteto de Liverpool,
el resto de las bandas clásicas de la historia del rock suelen ser el centro de
atención a la hora de elegir canciones para interpretar. Sin ir más lejos, The
Rolling Stones también fueron foco de innumerables covers. Uno de mis favoritos
es el grabado por los Guns N’ Roses en 1994 y que formó parte de la OST del
film Entrevista con el Vampiro, me refiero a Simpathy for the Devil, de gran
sonido y rejuvenecida potencia cortesía del bueno de Axl y los suyos.
Y si de clásicos hablamos es
justo mencionar a The Who, cuyo hit aparecido en un simple de 1970, The Seeker
formó parte de Feedback, un EP de versiones que implicó una vuelta a las
fuentes para los canadienses de Rush allá por el 2004; y también a Cream, el
super trío integrado por Clapton, Bruce y Baker que tomo Cross Road Blues de
Robert Johnson (1937), y lo transformó en Crossroads, un gran éxito incluido en
Wheels of Fire de 1969, y que continua siendo parte del repertorio solista del
genio de la guitarra aún hoy.
Suele ocurrir que a la hora de
interpretar una composición ajena, el artista prefiera hacerla de manera
despojada, con instrumentación minimalista (muchas veces acústica), y en un
tempo más lento. Ejemplos de este estilo hay muchos, con resultados diversos,
pero que en general no suelen dejar ajeno a quien los escucha. Tal es el caso de gemas como Take a
Walk on the Wild Side de Joseph Arthur (Lou, 2014/Original: Lou Reed,
Transformer, 1972), Jesus, Etc. de Bill Fay (Life is People, 2012/Original:
Wilco, Yankee Hotel Foxtrot, 2002), Wonderwall de Ryan Adams (Love is Hell,
2004/Original: Oasis, (What’s the Story) Morning Glory?, 1995) o Use Somebody
de Bat For Lashes (Two Suns Special Edition, 2009/Original: Kings of Leon, Only
by the Night, 2008), solo por mencionar unos pocos.
Me resulta difícil apreciar una
canción que me gusta cuando un intérprete realiza prácticamente una reinvención
de la misma. Sin embargo hay ocasiones en las que creo que directamente se
produce una mejora con respecto al original, obviamente sin quitarle mérito al
artista de cuya creatividad nace el tema. Podría nombrar varios casos y
seguramente cada lector tenga un preferido, por mi parte solo mencionaré
algunos: All Along the Watchtower, un clásico tema de Bob Dylan (álbum John
Wesley Harding de 1967), que un año después grabaría y editaría como simple el
gran Jimi Hendrix dotándola de una energía especial y un inolvidable riff
(chequear también la exquisita versión en vivo de Dave Matthews Band); Sweet
Dreams, el hit ochentoso de Eurythmics (del disco homónimo aparecido en 1983)
que fue completamente revisitado en una tétrica versión por Marilyn Manson (EP
Smells Like Children, 1995); Without You, una balada de la banda americana
Badfinger aparecida en 1970 en su larga duración No Dice, que luego sería
convertida en un mega éxito por Harry Nilsson solo un año después, en lo que
fue una excelente performance vocal, grabada en una sola toma, formando parte
de su placa Nilsson Schmilsson; y el inoxidable hito pop Billie Jean de Michael
Jackson (Thriller, 1982) transformado en un blues desgarrador cortesía del
Soundgarden Chris Cornell en su placa solista Carry On del 2007.
En los párrafos anteriores he
tratado de ir volcando algunos de mis covers favoritos. Por supuesto hay muchos
otros, como Needles & Pins (Jack Nitzsche y Sonny Bono, 1963) interpretado
por Ramones, la gran versión que Mumford & Sons hace de The Boxer (Simon
& Garfunkel, 1968), la sorprendente The Man Who Sold The World (David
Bowie, 1970) de Nirvana, o las tantas que suele hacer Pearl Jam en sus
conciertos, entre las que destacan Last Kiss (Wayne Cochran, 1961) y I Believe
in Miracles (Ramones, 1989). No me gustaría despedirme sin antes recomendar
que, en el caso de no haber escuchado alguna de las canciones mencionadas en
este artículo, el lector se tome el trabajo de hacerlo, tanto el original como
la versión, ya que se trata en todos los casos de grandes temas.
Y en tu caso, ¿qué cover te gusta
más?
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