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El Alma del Blues Local

8:11 p.m. Mala Prensa 1 Comentarios Categoría : , , , , , , ,


El miércoles de la semana pasada se cumplió el décimo aniversario de la muerte de uno de los grandes del Rock de acá. Me refiero al gran Norberto Napolitano, mejor conocido como Pappo, uno de los guitarristas más importantes de nuestra historia.

Nacido en Buenos Aires, vivió gran parte de su vida en el barrio de La Paternal. Desde pequeño demostró dotes para la guitarra, instrumento que llegó a dominar con maestría, siguiendo un camino prácticamente autodidacta. Además era un fierrero consumado, y muchas veces se lo podía ver trabajando en el taller mecánico familiar.

Siempre le gustaron los fierros
De carácter un tanto especial, cuentan los que lo conocieron que tenía mucho sentido del humor, aunque a veces un tanto extremo, y hay varias anécdotas conocidas sobre sus bromas un tanto pesadas. Noble y de buen corazón, pero siempre muy calentón, fue un tipo muy querido entre sus colegas, tocando con la mayoría de los popes de la historia del Rock Argentino.

El Carpo estuvo en la escena desde el principio, formando parte de una temprana versión de los Abuelos de la Nada en el año 1967. De dicho paso fugaz solo queda registrado el lado B del simple Diana Divaga (Tema en Flu sobre el Planeta) y La Estación, una canción que aparecería en varios compilados posteriores.

Además de con Miguel Abuelo, Pappo tocó un verano entero en Mar del Plata como el cuarto Manal, y posteriormente para ganarse el mango pasó una temporada en Conexión N° 5 de Carlos Bissio. No sería hasta el año 1969 cuando ingresaría en Los Gatos, una de las bandas fundacionales del rock en español liderada por Litto Nebbia. Con ellos grabó dos discos, Beat Nro 1 y Rock de la Mujer Perdida.

En esos años iniciáticos, aparte de la amistad con los Manal (Javier Martinez, Alejandro Medina y Claudio Gabis), cosechó un estrecho vínculo con el Flaco Spinetta, que con el tiempo se convertiría en una relación de amor-odio, encuentros y desencuentros.

Con David Lebon y Black Amaya
Llegado a este punto El Carpo comprendió que para tocar Blues, que era realmente lo que él quería, debía formar su propia banda. Así nace Pappo’s Blues, un conjunto cambiante, que lo acompañaría a lo largo de casi toda su carrera, y que lo terminaría de catapultar al Olimpo del rock de acá.

Entre 1971 y 1978 Pappo’s Blues editaría siete discos, prácticamente todos grabados con una formación diferente. La calidad de los mismos es variable, pero dos cosas quedan claras, Pappo era uno de los mejores guitarristas de nuestro rock, y su siempre criticada calidad interpretativa en el plano vocal, estaba llena de sentimiento. En dichos discos podemos encontrar grandes gemas, como El Viejo, Gris y Amarillo, El Hombre Suburbano, Adonde Está la Libertad (Volumen 1, junto a David Lebon en bajo y Black Amaya en batería); el Tren de las 16, Llegará la Paz, Desconfío, Solitario Juan, Blues de Santa Fe (Volumen 2, con Luis Gambolini en la bata y Carlos Pignatta en bajo); Pájaro Metálico, Sucio y Desprolijo, Caras en el Parque (Volumen 3, con el tándem Pomo y Machi en batería y bajo respectivamente); Fiesta Cervezal, Con Elvira en Otra Cosa (Volumen 4, con el retorno de David Lebon en guitarra rítmica, Alejandro Medina en bajo y Black Amaya en batería); Malas Compañías (Volumen 5, con Fanta en bajo y Eduardo Garbagnati en bata); Slide Blues (Volumen 6, sorpresivamente con la misma base del volumen anterior). El Volumen 7 se trató de un disco de reversiones, en el cual fue acompañado por Alejandro Medina y Darío Fernandez.


El cambio fue una constante en la carrera de Pappo, su incapacidad para mantener una formación, su falta de constancia para defender los discos, su ansiedad a la hora de grabar, sus permanentes viajes al exterior (por esta época viajó por Europa en varias ocasiones), conspiraron en contra de la consolidación de su carrera, que nunca se caracterizó por ser exitosa en el plano comercial.

Por esta época, Pappo se enojó mucho con el Flaco Spinetta, porque decía que este último le robaba los músicos, dado que Lebón y Amaya pasaron de ser la base del primer Pappo´s Blues a formar parte de Pescado Rabioso, y Machi y Pomo pasaron de ser parte del tercer Pappo´s Blues a integrar Invisible. Pero lo cierto es que era Pappo quien luego de grabar un disco con ciertos músicos dejaba de llamarlos y sin previo aviso invitaba a otros a ocupar su lugar. Sin embargo y a pesar de este y otros desplantes (alguno que Norberto le hizo a Luis), su relación era de cariño y admiración mutua. Al que nunca aceptó como rockero fue a Charly García (sus inicios en Sui Generis no ayudaron demasiado), quien incluso llegó a tenerle miedo.


Durante la década del 80, y luego del efímero Aeroblues junto a Alejandro Medina, funda Riff. Dicha banda, integrada por Vitico (bajo), Boff (guitarra) y Michel Peyronel (batería), sería uno de los pilares fundamentales del hard rock y el heavy local, y lo acompañaría con idas y vueltas toda la década, con regresos tanto a mediados de los 90, como en el siglo XXI. La banda supo tener entre sus filas, aunque de manera fugaz, al guitarrista JAF y al capo de Oscar Moro (batería). Si bien Riff es uno de los primeros y más influyentes grupos de heavy en español y gozaba del favor del público, la escalada de violencia creciente que generaban sus shows precipitó la primera separación de la banda (luego de un desafortunado recital en Ferro en 1983), dejando tres discos de estudio (Ruedas de Metal, Macadam…3…2…1…0 y Contenidos) y varios temas que se convertirían en clásicos (Mucho por hacer, No detenga su motor, Macadam, Susy Cadillac, Pantalla del mundo nuevo). Volverían en 1985 con la placa Riff VII, para separarse rápidamente, abocándose cada integrante a su respectiva carrera solista. El Carpo formaría Pappo y Hoy no es hoy, junto a Boff, con el que sacaría el disco Plan diabólico (1987), para acto seguido ir a radicarse a EEUU, sin defender la placa como corresponde.

En 1989 Norberto regresa a Argentina con una banda formada por músicos yankees denominada The Widowmakers, que también tendría poca vida. Ya entrando en los 90 telonearía a B.B. King, quien luego de escucharlo pediría tocar con él y posteriormente lo invitaría a participar de un concierto en el Madison Square Garden. Por fin Pappo alcanzaba el reconocimiento, tanto nacional como internacional, merecido. Además grabó varios discos, Zona de Nadie (1992: El Forastero, Sube a mi Voiture) y Que Sea Rock (1997: No obstante lo cual, Que sea Rock) con Riff, Caso Cerrado (1995: Tomé demasiado, Tren Azul, Ruta 66, Blues para mi guitarra) y Auto Rojo (1999) con Pappo’s Blues, Blues Local (1992: Mi Vieja, Blues Local) como solista y varios registros en vivo, que se agregarían a los ya realizados en la década anterior.

Junto a B. B. King
En 1992 tuvo un inesperado éxito radial a caballo del hit Mi Vieja. El tema fue compuesto por Sebastián Borenztein para ser utilizado como cortina en el programa de su padre, el genial Tato Bores. Convencer a Pappo de que lo grabe no fue tarea fácil e incluso, a pesar de su éxito, el Carpo se arrepentiría en varias ocasiones de haberlo grabado.

Las bandas de la época, sobre todo las más relacionadas con el rock barrial, reconocían en Norberto a una gran influencia para su música. Tal es así que solían invitarlo frecuentemente a tocar en sus recitales, paseándose asiduamente por escenarios junto a La Renga, Los Piojos y Los Ratones Paranoicos (tenía una gran amistad con Juanse), entre muchos otros. Esta especie de veneración se vio plasmada en el disco doble Pappo & Amigos, grabado junto a un seleccionado de los más importante de nuestro rock, en el año 2000. La Renga, Andrés Ciro Martínez, Almafuerte, Flavio Cianciarulo, Vicentico, Adrián Otero, Omar Mollo, Divididos, Andrés Calamaro, Alejandro Medina, Animal, Juanse, La Mississippi, Antonio Birabent, Moris, Viejas Locas y su hijo Luciano Napolitano, entre algunos otros, fueron participes de esta placa que recogía muchos de los mejores temas de la historia del gran guitarrista. El único ausente que Pappo llegó a lamentar fue el Flaco Spinetta.

Lectura recomendada.
En 2003 llegaría su último registro en estudio. Me refiero a Buscando un Amor, un gran larga duración, producido por Jorge “El Corcho” Rodríguez. Este disco se caracteriza por ser el grabado con mejor calidad de toda su carrera. Por fin alguien confiaba en Pappo e invertía dinero en él. Hits como Rock and Roll y Fiebre, Descortés o el hermoso Juntos a la Par serían parte de su legado.

Así cierro mi breve repaso por la historia del gran héroe de la guitarra argentina. Alguien que estuvo presente casi desde el mismo inicio de nuestro rock, y que acompañó su desarrollo durante más de 35 años, regalándonos canciones memorables, solos inspirados (basta chequear la versión original de El Tren de las 16), y temas llenos de sentimiento (Desconfío de la Vida, Juntos a la Par). Si agudizan el oído seguramente podrán escucharlo allá arriba, en plena zapada junto a su idolatrado Little Richard, o en un duelo de guitarras con su adorado Jimi Hendrix. Seguro que Pappo nos va a representar de la mejor manera. 

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