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Las personas

8:02 p.m. Unknown 0 Comentarios Categoría :


La verdad es que en el 90% de los casos uno no sabe de lo que quiere hablar hasta que llega el momento de hacerlo. Últimamente se puso de moda el uso de la palabra procrastinar, bueno por un momento digámoslo así ya que ahorra una mayor descripción. A veces contamos cosas propias que nos gusta compartir, otras regalamos una historia, una poesía, o un texto en versos como me dijeron alguna vez. También puede ser que se comparta una reflexión o una narrativa. La verdad es que en esta ocasión elijo publicar este texto, que no sabría bien donde encasillarlo pero aquí está para todo aquel que tenga el deseo de leerlo.

Había pasado un tiempo desde la última vez que tuve esta sensación. Hace unos días me resultó sorpresivo, pero estaba ensimismado en diversos asuntos por lo que mi atención no fue hacia eso. Claro que emití una respuesta, en definitiva me suelo jactar de mi correcto manejo con respecto a los protocolos sociales. Además lo sentí oportuno, me resultó una interacción con una mezcla entre aquello que tenías ganas de hacer hace tiempo en conjunción con el momento en que decidís hacerlo. Claro que en todo esto no jugué ningún papel más que el del objeto de deseo, no fue mi decisión, sino que lo único que estaba en mí era permitir el intercambio o no. La verdad es que disfruto de ese intercambio, objetivo, con algún fundamento y mucho de sentimiento. En definitiva de eso se trata, de hacer confluir en algún punto el conocimiento de la objetividad con lo interno, lo subjetivo, aquello que nos genera algo. Es divertido como en la ida y vuelta de ideas, las personas exponen aquello que tienen formulado, reflexionado y asumido como verdad al menos transitoriamente. A su vez, por más que escuchen la misma exposición desde un tercero, es muy difícil generar un cambio. Sin embargo, eso es el enriquecimiento, esa escucha, la puesta de atención en líneas de razonamiento que tal vez no habíamos elucubrado o que habíamos decidido descartar. Por algo será que vuelven las ideas, las personas, los lugares, las sensaciones. Será que iremos ascendiendo en círculos, en los que volvemos a interactuar, volvemos a mirar, a sentir, a pensar. Será que a la primera no aprendimos todo lo que se suponía debíamos o tal vez es simplemente el significado que busca darle alguien a la forma en que se organiza su universo. Es un intercambio de ideas, un beso pasional a las seis de la mañana en esa época en la que ya ha salido el sol, compartir una cerveza como parte del ocio rentado, desnudar y ser desnudado. Es un descargo posterior, en el que se expresa el deseo de que algunas cosas vuelvan a ocurrir. La comunicación con un tercero para que la información llegue al primero, la gracia con la que se desenvuelve la singularidad. Es abrazar colgándose del cuello, con la mirada llena de deseo, el breve instante en el que el rechazo te da temor, o más bien la bronca de un mensaje erróneo. Es un beso entre dos mujeres, demostrando el encanto de la falta de prejuicio, queriendo dejar un mensaje a otro, a aquellos que observan fijos en la escena. Es el todo como parte de la representación, aquel público cautivo que no lo eligió, es la partida subiendo escaleras, la mirada por sobre el hombro, un único espectador y un único protagonista.

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