Harmony Clean Flat Responsive WordPress Blog Theme

Apuntes de un coleccionista

9:50 p.m. Mala Prensa 0 Comentarios Categoría : , ,

¿Quién no jugó al Mario?
Según la Real Academia Española colección es un conjunto ordenado de cosas, por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor. Así pues, coleccionar implica formar una colección. La variedad de cosas o artículos que son presa de un coleccionista es casi infinita, y se relacionan con sus gustos. Libros, estampillas, historietas, discos de vinilo, figuritas, latas de bebida, muñecos de distinto tipo, películas en distintos formatos, y muchas otras cosas pueden significar el desvelo de estos individuos.

El coleccionista suele ser blanco de todo tipo de “teorías” sobre el por qué de su pasión, que van desde las que manifiestan que coleccionar, para quien lo hace, es una manera de trascender a la muerte, generando un legado que lo va a sobrevivir, hasta las que hacen hincapié en el tamaño de cierto órgano masculino, y por supuesto una amplia gama que cae entre estos dos extremos. Durante mi vida he ido formando distintos tipos de colecciones, aunque nunca hasta el límite de la completitud. La idea de este nuevo post de Expreso a Neptuno es hacer un breve comentario sobre ciertas cosas a tener en cuenta a la hora de introducirse en el coleccionismo.

Solo John Peel puede tener tantos
Lo primero a tener en cuenta es qué se va a coleccionar. Esta decisión no parte desde un punto racional, sino que en general tiene que ver, como ya expresé anteriormente, con gustos y pasiones. Muchas veces no nos damos cuenta que estamos comenzando una colección hasta que ya tenemos varios ítems en nuestro poder, resultando prácticamente inevitable entrar en ella. Y es en este punto donde empiezan nuestros problemas.

Desde el momento en que se comienza a juntar objetos con la idea de coleccionarlos, surge la noción de completitud. Lo que puede llevar a la pregunta, ¿cuándo una colección está completa? Eso depende del alcance que cada uno le dé a dicha colección. Por ejemplo, para un fanático de un determinando escritor puede bastar con tener todos los libros de dicho autor editados en el mercado local, para otro el ideal puede constituir tener todas primeras ediciones, o incluso varias ediciones distintas (ya sea por formato, idioma, etc.) de cada libro, y seguramente se encuentre uno que quiera tenerlas todas. Definir esto es importante para saber qué se tiene y que falta. De más está decir que hay colecciones que por la regularidad con la que salen nuevos ítems resultan interminables para quién intenta completarlas.

No solo de hombres vive el coleccionismo
Un aspecto muy importante a tener en cuenta es el costo económico que este tipo de actividades supone. En general, toda colección tiene sus artículos raros, difíciles de conseguir, que por el propio valor que le otorga el círculo de coleccionistas que se lo disputa hace que su precio se dispare y alcance muchas veces abultadas sumas. Además cuando se trata de series de muchos objetos, ir adquiriéndolos, por más que individualmente resulten accesibles, termina significando un alto impacto monetario. Nacido para sufrir, el coleccionista no solo es presa de la ansiedad propia de quien quiere terminar su colección, sino que su bolsillo es saqueado una y otra vez.

Asociado al aspecto tratado en el párrafo anterior está el tema del mantenimiento. Dependiendo de lo que se junte, los ítems requerirán mayores o menores cuidados para que se mantengan en buen estado, muchas veces demandando de soportes especiales, o de ciertos productos de limpieza específicos y otros cuidados, como consideraciones de temperatura y humedad, solo por citar algunas aristas. Por supuesto esto implica mayor desembolso de dinero, pero también dedicación de tiempo. Aunque a rigor de verdad, el coleccionista suele disfrutar de dispensar cuidados a su colección.

Quierooooooooo
Pero no solo se trata de comprar y mantener, también es necesario tener el lugar adecuado para albergar los objetos que se van a juntar, no solo me refiero al soporte que corresponda (biblioteca para libros, un álbum para estampillas, etc.), sino el espacio físico suficiente. En general a medida que se acumulan ítems de una colección o se agregan nuevas series, el lugar que ocupan es cada vez mayor, redundando en la falta del mismo. No tener el espacio suficiente es casi tan determinante como no contar con los fondos necesarios a la hora de tomar la decisión de adquirir ciertos objetos coleccionables. 

A pesar de lo antes mencionado, el avance tecnológico ha ido modificando el panorama, y hoy por hoy se pueden formar colecciones enteras en soporte digital. Seguramente el purista ponga las más acaloradas objeciones, dado que el soporte físico tiene cierto romanticismo (y fetichismo), y cualquier coleccionista disfruta con ver y mostrar sus estantes repletos de sus libros/discos favoritos, o sus vitrinas llenas de muñecos. Sin embargo, pasarse al soporte digital acarrea ciertas ventajas, como los menores costos y el mínimo lugar requerido. No es necesario que su adopción sea total, pudiendo combinar físico y digital de acuerdo a las preferencias del coleccionista.

Un clásico
Más allá del tiempo dedicado, los pesos gastados, el lugar que ocupan, la satisfacción que se siente cuando se consigue un ítem buscado (ni que hablar cuando se completa la serie) es una gran recompensa, comparable a la ansiedad que genera tener incompleta la colección. Asimismo, no quisiera cerrar sin destacar que se trata de un hobby interesante, que presenta un sinnúmero de variedades, lo que puede llevar a pensar al eventual coleccionista que se encuentra solo en el mundo, en su noble cruzada. Sin embargo, gracias una vez más al aporte de la tecnología, en este caso internet, puede relacionarse con individuos que tengan los mismo intereses (muchas veces pueden hasta resultar competidores), y así poder compartir esa actividad que tanto le gusta. Con esto cierro este breve recorrido por los avatares del coleccionismo. Nos leemos el mes que viene en Expreso a Neptuno.

0 comentarios