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Dios Ha Muerto Parte I: La Era de las Patadas

6:56 a.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : , ,


Inabarcable. Tal vez esa sea la palabra. Algo inabarcable es algo que no se puede rodear o comprender por completo. La obra de David Robert Jones, alías David Bowie, puede ser definida de esa manera. Es algo vivo, que muta, algo a lo que podemos volver una y otra vez para encontrar siempre cosas distintas, nuevas, que no habíamos notado antes. Por eso es inabarcable.

La muerte de Bowie hace pocas semanas cayó como una sorpresa. Había rumores sobre su enfermedad, pero nada que indicase que el final de su vida estaba tan cerca, mucho menos después de la salida de su último disco pocos días antes. Su muerte, al final, fue un giro inesperado, como lo fue todo en su carrera. Un legado de 25 discos, más de una decena de apariciones en películas e innumerables shows en vivo a lo largo de 50 años de carrera. Carrera que en Expreso a Neptuno nos proponemos repasar paso a paso, aprovechando que no tenemos límites de espacio y no nos preocupan los límites de tiempo.

El viejo dicho argentino de que “una patada en el culo puede ser un empujón adelante” define con bastante exactitud los primeros años de carrera de Bowie, repleta búsquedas y rechazos.
Pero el primer golpe que empezaría a convertir a David Jones en David Bowie no fue uno metafórico. Fue una trompada bien real que le proporcionó en el ojo izquierdo su amigote, el futuro diseñador George Underwood, mientras se peleaban por una chica. El resultado del golpe fue una pupila dilatada y la pérdida permanente de pigmentación en el iris. Había adquirido uno de sus rasgos físicos que lo caracterizarían el resto de su vida: tenía los ojos de distinto color.

Pocos años después el joven David  salía al mundo adulto teniendo como principal ambición ser famoso. Lo primero que hizo fue cambiar su apellido a Bowie, porque ya había un David Jones famoso (el actor/músico de The Monkees). El joven Jones tenía una formación musical en saxofón, por influencia de su madre fanática de John Coltrane. Su admiración por músicos como Little Richard y Vince Taylor lo acercaron al rock and roll y siendo adolescente llegó a formar algunas bandas beat inspiradas en The Rolling Stones y The Who, como The King Bees con quienes grabó un simple a pesar de haber sido rechazado por importantes productores de la época, como Joe Meek.

"Cuando lo escuché por primera vez pensé que estaba escuchando a Dios"
dijo Bowie de Little Richard
Después de los primeros fracasos en el mundo musical se interesó en la actuación, formándose en diferentes estilos –desde mimo hasta teatro kabuki- participando en obras de teatro avantgarde, cortos experimentales, publicidades e incluso presentándose como número previo en los recitales de la banda que lideraba su amigo Marc Bolan, que por entonces era un dúo acústico y todavía se llamaba Tyrannosaurus Rex. Pero nada de eso terminaba de llenarlo, eran solo actividades secundaria para lo que realmente quería hacer arriba del escenario: cantar.
Cuando retomó la música su primer paso fue sacar The Laughin Gnome, un simple para chicos en el que cantaba con la voz acelerada, pero no le fue muy bien. A pesar de eso, pocas semanas después vio la luz David Bowie su LP debut. Entendido fuera de su contexto es un disco inexplicable, que hasta el día de hoy es considerado por los fans algo así como el pariente deforme que vive en el ático y del que preferimos no hablar mucho (el Hugo de Bowie). Para buscarle un sentido es necesario tener en cuenta que en 1967 el cantante estaba intentando alcanzar el éxito como lo que los ingleses llaman un “light entertainer”, es decir un artista de melodías sencillas, alegres y hasta graciosas que no te hacen pensar demasiado.

El recibimiento del disco no fue bueno y Bowie pasó a estar tras bambalinas por un tiempo. El rechazó lo obligaba a reformularse, por eso pasó todo el ’68 repensándose a su música y a sí mismo. En ese periodo se dedicó a escribir canciones que fueron grabadas por otros artistas y comenzó a acercarse cada vez más a la música folk.

En 1969 grabó lo que sería su primer gran hit Space Oddity, una balada folk psicodélica con una letra atrapante: el dialogo final entre un astronauta que está perdiéndose en el espacio y el control de la misión en la tierra. Con gran olfato comercial el simple fue lanzado cinco días después del despegue del Apolo 11, en plena fiebre espacial. Unos meses después llegó el larga duración, que tuvo un gran impulso gracias al éxito del tema que le daba nombre. Bowie había encontrado lo que buscaba, pero como dijimos al principio la primera parte de su carrera estaba construida a patadas y no iban a tardar en llegar más.

Escuchá con atención como están armados los coros de Oh! You Pretty Things.
Por eso Visconti es tan groso. 

Durante ese año conoció a dos de las personas más importantes en su vida. Una fue Angela Barnett, su primera esposa y una fuerte influencia en su carrera. La otra fue Tony Visconti, EL productor de Bowie –lugar que solo le pudo disputar en pocas ocasiones Brian Eno-  y uno de los artífices detrás del sonido Glam Rock inglés. Para trabajar en su siguiente disco decidió armar una banda estable y reclutó a los músicos que años después serían The Spiders from Mars. El resultado fue The man who sold the wolrd, un disco alejado del folk y mucho más cercano al rock pesado, que desorientó a los que esperaban una continuación de Space Oddity. Lo que más se comentó en la época de ese álbum fue la portada, en la que Bowie salía con el pelo largo hasta los hombros y usando un vestido de mujer. Lejos de no hacerse cargo, a los pocos días declaró desafiante en una entrevista que era gay, aunque por ese entonces ya estaba casado y acababa de nacer su hijo. Pero a pesar de haber empujado al límite su imagen y la tolerancia de la pacata sociedad inglesa, The man… no pudo repetir el éxito de su antecesor.

Esta portada fue tan polémica en su tiempo que hasta
 John Lennon la criticó.
Lejos de desmotivarse, Bowie comenzó rápidamente a trabajar en lo que sería su próximo disco, sumando a su banda al animal de Rick Wakeman en su etapa pre Yes, lo que justifica que su siguiente disco tuviese una presencia del piano mucho mayor. Hunky Dory es en mi opinión, una de las obras maestras de David Bowie. En ella volcó todas sus influencias de los primeros años, que incluían cosas como Velvet Underground, Rolling Stones, Bob Dylan y The Kinks, todo pasado por el filtro de sensibilidad pop de Bowie, que cada vez se afianzaba más como un gran compositor de canciones.

En este disco también pudo saldar una vieja cuenta, que se remontaba a la época previa a Space Oddity. Una discográfica para la que había venía trabajando regularmente como compositor le encargó la adaptación del hit francés Comme d’habitude (“Como siempre”), una canción que hablaba de un matrimonio desgastado por la rutina, una temática a la que no le veían atractivo comercial. Bowie trabajó en la letra en inglés durante un tiempo y finalmente envío al sello su versión titulada Even a fool learns to love. La canción parece que no convenció a los ejecutivos y el asunto quedó en la nebulosa. Lo que nadie sabía es que otro compositor, un tal Paul Anka, también había hecho un acuerdo con la discográfica francesa para hacer una versión en inglés del tema. Paul Anka presentó su versión a Frank Sinatra y éste acepto grabarla. El título de la canción era My Way.





El enorme éxito  y el gusto amargo de la oportunidad perdida le dejo la sangre en el ojo a Bowie, que se prometió a si mismo que un día iba a componer y grabar una canción del mismo estilo, pero que sería todavía mejor. El día llegó mientras trabajaba en Hunky Dory. El rechazo y la frustración de Bowie se convirtieron en Life on Mars?, que si no es la mejor canción de su carrera debe andar cerca. El disco estaba repleto también de futuros clásicos como Changes, Oh! You Pretty Things y Queen Bitch. La portada una vez más daría que hablar. Mostraba a Bowie llevando su imagen andrógina todavía más lejos, en una postura casi angelical, con su cutis rosado y su mirada al cielo, mientras acaricia su pelo dorado.

David Bowie con Mick Ronson. El primero del listado de
grandes guitarristas que reclutaría a lo largo de su carrera.
A pesar de que fue recibido con críticas positivas y tuvo ventas aceptables, el disco no fue considerado un éxito, en parte porque no logró colocar ningún simple en los rankigs ingleses.  

La masividad le daba la espalda una vez más. Esto obligaría a Bowie a pensar detenidamente su próxima reinvención. E iba a ser una que cambiaría la historia de la música para siempre.   

Sigue en Dios Ha Muerto Parte II: El Ascenso y Caída de la Fórmula del Éxito
FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
 (me gusta ese título)


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