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Tres que molan mogollón

10:17 p.m. Unknown 0 Comentarios Categoría :

No caigan en el engaño de El barco, es una basofia.
Con el desarrollo de la globalización, los mercados, la internet y los servicios de streaming (?) cada vez tenemos mayor acceso a contenido multimedia de todas partes del mundo. Para aquellos como yo, con pocas aptitudes para el uso de computadoras, basta con entrar al viejo y querido Netflix y hacer el esfuerzo de encontrar aquellos contenidos que valen la pena.

Hace algunos años empecé a consumir mayor cantidad de series producidas en Europa en lugar de nuestras ya conocidas (y no por eso menos buenas) series norteamericanas. Y dado el furor, a mi criterio poco merecido, que ha despertado la serie española La casa de papel, me pareció una buena oportunidad para recomendar otras series provenientes del mismo país. Cuando lean el listado van a darse cuenta que no estoy descubriendo la pólvora. Sin embargo, puede que hayan escuchado de alguna y todavía no se decidieron a empezarla, o que la descripción que lean a continuación sea algo distinta de la que ya escucharon. En fin, vamos con tres que molan mogollón.


El internado

Esta gráfica da a serie falopa, tipo escalofríos
El internado es una serie que fue emitida entre el 2007 y el 2010, y la verdad es que un poco se nota. Tiene un enfoque más adolescente ya que transcurre en un colegio pupilo, en medio de un bosque, cerca de la laguna negra. Si con esta primera descripción no se te despertó el ruidito del misterio estás muerto por dentro, lamento que te enteres de esta manera.
Al inicio nos encontramos con Marcos y Paula, quienes tras la muerte de sus padres son llevados al internado para seguir sus estudios y tener un espacio de contención. Su tutor, Héctor de la Vega, es el director del colegio y tiene una filosofía interesante de la educación, así como un interés particular en hacerse cargo de los chicos. El misterio empieza enseguida, con la muerte de un antiguo profesor, quien plantea interrogantes a un grupo de alumnos. En el pasado, el internado no oficiaba de colegio, sino que era un orfanato. Los chicos empiezan a investigar sobre las desapariciones de niños en la época del orfanato y van descubriendo cosas que parecen continuar hasta el presente. Comienzan a tirar de un hilo que nos lleva por todo tipo de aventuras y genera intriga constante para saber qué es lo que pasó y sigue pasando en las cercanías de la laguna negra. 
A lo largo de las siete temporadas nos encontramos con muchos personajes ricos y que van evolucionando en forma notoria. Entre los mejores se encuentra Fermín, un agente encubierto que aparenta ser el cocinero del internado. Tiene espíritu de héroe que lo lleva a estar al límite en gran parte de la historia. También vale destacar el papel de Yon González, quien se muestra versátil, atravesando escenas de todo tipo con buenos resultados. Como buena serie española va desarrollando pequeños sub conflictos por debajo del principal. Con el avance de los capítulos se incorporan personajes, como Julia (Blanca Suárez) que además de ser mucho muy bella, tiene la capacidad de ver fantasmas (no sé por qué seguís leyendo esto y no fuiste a poner el primer capítulo).
Algo a tener en cuenta es que los capítulos son largos, alrededor de hora y cuarto. Y para ser objetivo, todo podría haber terminado en la temporada 6. Si bien hubieran quedado algunos cabos sueltos hubiera sido un muy buen final. La última temporada está un poco de más. Sin embargo, si llegaste hasta ahí la mirás para ver cómo cierra, al menos mi necesidad de terminar las cosas me hizo verla.
En este resumen estoy omitiendo muchos personajes y detalles que valen la pena, pero es que es muy difícil hablar de todo cuando hay tanto para contar y misterio para resolver. Lo que puedo decir es que le den una oportunidad a los primeros capítulos, la primera temporada tiene sólo 7. No se van a arrepentir y van a pasar un buen rato al refugio del frío del invierno.

Bajo sospecha


A partir de su participación en El internado, Yon González empezó a trabajar muchísimo y actuó en varias de las series españolas de los últimos años. Entre los títulos encontramos Gran Hotel, Las chicas del cable y sobre la que quiero charlar en esta ocasión, Bajo sospecha.
Al día de hoy la serie cuenta con dos temporadas, la primera de 8 capítulos y la segunda de 10. La estructura de un ciclo al otro se mantiene. Yon González es un policía encubierto. En la primera temporada trabaja en junto con Blanca Romero y se instalan en el pueblo de Cienfuegos, aparentando ser una pareja, para investigar la desaparición de una niña del pueblo. De a poco vamos conociendo a los personajes, y nos enteramos que quien está a cargo de la investigación (Lluís Homar) es el padre de Yon González y que lo abandonó cuando era chico. En este primera parte trabajan otros actores españoles reconocidos como Pedro Alonso, que interpreta al padre de la nena desaparecida.
Cabe hacer una mención especial para el personaje de Vidal, un policía de pueblo que realmente la rompe. Se lleva la parte cómica por lejos, pero también cumple bien en los pasajes dramáticos.
Para la segunda temporada, nos trasladamos a Madrid. La acción se desarrolla en un hospital a las afueras de la bella capital española, en esta oportunidad ha desaparecido una médica residente francesa. Para evitar un conflicto diplomático Víctor (Yon González) debe infiltrarse como enfermero y averiguar qué pasó. Claro que lo que parece ser un hospital funcional esconde múltiples secretos y conflictos. Como nos tienen acostumbrados los españoles, se van generando muchos interrogantes y las respuestas se hacen esperar, pero llegan. Algunos están relacionados con el caso principal, mientras que otros funcionan de complemento a la historia. En esta segunda parte el vínculo de Víctor con el comisario Casas (su padre) se va afianzando. Junto con el gran Vidal, que ha sido traído desde Cienfuegos para sumarse al equipo de trabajo, son los únicos personajes que continúan de la primera temporada. Clara prueba de que el personaje es muy bueno y pegó. El resto del reparto es nuevo, formado principalmente por trabajadores del hospital Montalbán.
Esta serie se hace muy amena y al estar cada temporada enfocada en la resolución de un caso resulta fácil engancharse en la búsqueda de develar el misterio.

Merlí


La última de la lista es, tal vez, la más conocida y que más revuelo ha levantado en el último tiempo. En este caso se trata de una producción catalana y nos cuenta la historia de Merlí Bergeron, un profesor de filosofía un tanto atípico que ingresa como docente en el Ángel Guimerá, colegio al que asiste su hijo Bruno.
Cuando hablo de un profesor atípico  me refiero a que tanto su forma de ser, como los métodos de enseñanza salen un poco de la convención. Es un tipo que va de frente, dice lo que piensa y se lanza (cojonudo, se usa mucho en la serie). Esto lo aplica en su relación con los alumnos, con otros profesores, en sus relaciones amorosas. Por momentos se nota cierta inmadurez en el personaje pero en el global es bastante querible y en algunos aspectos un poco gracioso.
En general los capítulos siguen una estructura que se va repitiendo durante toda la serie. Cada capítulo Merlí explica algún filósofo o corriente filosófica. Está bueno porque lo hace de una forma cercana a las personas ajenas al tema. Baja a tierra aquello que los pensadores proponían. De esta manera aprendemos con la serie de una manera amena. A la vez, los temas que se tocan en cada episodio en cuanto a la filosofía están relacionados con las situaciones que viven los personajes.
A medida que la serie avanza van tomando más protagonismo varios de los alumnos a la par de Merlí. Muchos evolucionan de forma interesante con el correr de las temporadas. Además, se tocan temas desde un costado humano, como la aceptación de la diversidad sexual, la maternidad en la adolescencia, el contacto con drogas de abuso. Bruno durante la primera  temporada intenta ocultar el hecho de que es homosexual por miedo a cómo pueden reaccionar sus amigos y compañeros de curso. En algunos episodios participa una profesora trans y se tratan los prejuicios y posibles reacciones sociales al respecto. En general, Merlí busca hacer pensar y reflexionar a su grupo de alumnos que ha bautizado como Peripatéticos por un grupo filosófico que había sido formado por Aristóteles. También es cierto que por  momentos el profesor resulta manipulador.
En cuanto a los alumnos tengo sentimientos encontrados. Es inevitable encariñarse con la mayoría, con su forma de ser, las historias personales, cómo van progresando. En particular vale destacar el personaje de Pol, el chulo de la clase, que tiene un perfil muy rico. Marc es otro de los chicos que se lleva todos los premios, sobre todo en la segunda y tercera temporada, donde vemos  cómo se comporta en relación a su hermano menor, Pau.
Ahora vamos con aquellas cosas que podrían haber sido mejores o al menos resueltas de otra manera. La relación entre los chicos. La verdad es que resulta, por momentos, poco real. Los grupos de adolescentes no suelen comportarse como los chicos de la serie. En general, en los cursos no son todos tan unidos y comprensivos.
El otro aspecto que resulta bastante chocante es el final*. Todos aquellos que no hayan mirado la serie dejen de leer en este momento porque se viene EL spoiler. Voy a dejar unos renglones en blanco para hacer la crítica, voy a volver a dejar unos renglones y después hago el cierre. Si no quieren que les cague un poco la historia no lean el párrafo entre los espacios en blanco.





*Es totalmente innecesaria la muerte del protagonista. No sé si la justificación será que no querían tentarse con la continuación de la serie en el futuro o lo que sea pero estuvo de más. Podrían haber hecho el mismo cierre sin matarlo así de golpe y sin aviso. No sé, me parece que ensuciaron parte de lo lindo que tuvo la serie haciendo esto.





Para ir cerrando un post que terminó saliendo largo, sólo me resta decir que cada una de las recomendaciones tiene para ofrecer buenos momentos y disfrute. Vale la pena tomarse el tiempo para meterse en las historias y extraer aquellas cosas que tienen para darnos. Además son muchas horas de tono español, de distintas zonas, que me resulta mucho muy agradable. Otro día puede llegar a haber una devolución sobre por qué La casa de papel está sobre valorada (o más en criollo, es una cagada). Pero está en duda porque una parte de mí se niega a terminar de verla. ¡Nos vemos en próximos posts!

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