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Me Paso en un Recital

11:23 a.m. santi varde 0 Comentarios Categoría : , ,


La historia de la música en vivo está repleta de historias. Algunas icónicas, como la imagen de Jimi Hendrix quemando su guitarra en Woodstock. Otras trágicas, como lo que pasó con los Rolling Stones en Altamont. Otras, simplemente ridículas, como la vez que The Who tuvo que tocar con un baterista del público, porque Keith Moon estaba muy drogado como para salir al escenario.

Como una persona amante de la música en vivo, que posiblemente lleva gastado el equivalente a dos cero kilómetro en entradas de conciertos, tuve oportunidad de ver en vivo a grandes artistas y grandes espectáculos.

Pero hoy no voy a hablar de nada de eso. Hoy voy a hablar de cosas que me pasaron en recitales. De anécdotas chiquitas- en una escala que va de lo tonto a lo emotivo-  y que por algún motivo, me quedaron grabadas hasta el día de hoy.


1. DYLAN Y LAS LEYENDAS DEL ROCK NACIONAL


En el año 2008 vi por primera, y hasta ahora única, vez en vivo a Bob Dylan, cuando tocó en el Estadio de Vélez. Lo que quedó en mi memoria de ese día fue que nunca vi la cancha de Velez con tanta gente... no fue su show, sino otra cosa.

Antes de que tocase Dylan, se subió como telonero de lujo León Gieco, para hacer un repaso del cancionero de grandes artistas latinoamericanos. Cuando estaba por terminar, anunció que un amigo suyo había venido a ver el recital y se había copado para subir a tocar unas canciones. Su amigo era nada más y nada menos que Charly García. Y, como si fuera poco, para completar la formación se subió Gustavo Santaolalla, que ya había aparecido un rato antes a tocar otra canción con Gieco.

El momento me impactó mucho probablemente porque, de un segundo a otro, había tres próceres del Rock Nacional tocando La Rata Lali y el Fantasma de Canterville delante mío.

Después subiría Bob Dylan, para dar un buen recital. Pero esa es otra historia.




2. PAUL RODGERS Y LO QUE ES TENER LOS HUEVOS BIEN PUESTOS


El año y el lugar de esta anécdota es igual que en la anterior, aunque ésto pasó unos meses después. Fue cuando ese híbrido extraño que era Queen + Paul Rodgers pasó por Argentina para presentar el reprobable Cosmos Rock. Pero claro, como fanático acérrimo de Queen, no podía dejar de ver en vivo a Queen Roger Taylor y Brian May, dos leyendas del rock.

El recital lo recuerdo emotivo, aunque un poco molesto, porque llegue tarde y el campo estaba sobrevendido.. o en otras palabras, porque lo vi como el orto. Pero, a pesar de todo, pasó algo que hasta el día de hoy sigo recordando. Y, curiosamente, no tuvo que ver con Queen.

Iría un tercio del show, en el que ya se habían alternado hitazos históricos con mamarrachos nuevos. Fue entonces cuando las luces se apagaron y la banda que todos habíamos ido a ver desapareció, dejando solo arriba del escenario a Rodgers.

En ese momento, yo conocía a Paul Rodgers por referencias oblicuas. Sabía que había sido el cantante de Free (banda de la que conocía dos canciones) y de Bad Company (banda que en el momento no había escuchado nunca). Y sabía que era amigo de May, porque tocaron juntos en lo de Guitarras de Sevilla del ‘92. 

La cuestión es que ese tipo, al que nadie ubicaba, se paró solo con su guitarra acústica frente a 40 mil personas que no lo habían venido a ver a él y los dejó mudos. La gente se quedó escuchándolo en total silencio y, conociendo al público argentino, eso habla más de la presencia escénica de Rodgers que del respeto de las personas.

Años después, escuché por primera vez el recomendable disco debut de Bad Company y reconocí en Seagull, la canción que lo cierra, la balada que había tocado el cantante aquel día y que nunca había vuelto a oír. Así de grabado quedó el momento en mi memoria.




3. SNOW PATROL Y EL HOMBRE DEL PENE CAMBIANTE


En el 2013 vi en el Luna Park a Snow Patrol. Dos años antes los había visto por primera vez y ya había pasado algo curioso: los tipos habían cerrado el Pepsi Music, detrás de Primal Scream, que en ese momento estaba nada más y nada menos que en plena gira aniversario de Screamadellica y estaban tocando el disco completo en vivo. Pero claro, para la gilada, mejor que cierre Snow Patrol.

Perdón, me puse snob… vuelvo.

El concierto arrancó prometedor, porque la banda estaba aceitada y porque - por algún motivo que hasta hoy desconozco- terminé en la primera fila de la parte lateral del escenario, aunque yo juraría que había comprado primera fila… pero de la segunda bandeja. 

El problema empezó al quinto o sexto tema. Gary Lightbody, el cantante, estaba mal. No llegaba a notas, se le iba la voz y hasta terminó una o dos canciones un par de estrofas antes.

Después de esas primeras patinadas, se acercó al escenario y contó que, mientras estaba “luchando con su voz” en la canción anterior, algún inadaptado le había tirado algo y le había pegado en la frente. Por eso, dedicó la siguiente canción a ese alguien “con el pene muy pequeño”.

Dos canciones después, el guitarrista levantó algo del suelo del escenario y se lo dió al cantante. Lightbody volvió a agarrar el micrófono y contó que acababa de darse cuenta de que lo que le habían tirado era un caramelo de miel, es decir que la persona que lo lanzó en realidad trataba de ayudarlo. Por eso, dedicó la canción siguiente a ese alguien “con el pene muy grande”.

Y mientras cantaba una versión regular de Fallen Empires, el cantante de Snow Patrol se clavó el caramelo de miel y siguió adelante con el concierto.
 


4. DANIEL JOHNSTON Y SU ENCUENTRO CON EL DIABLO


En el año 2014, la leyenda del indie y del lo-fi Daniel Johnston tocó en Argentina. El show prometía ser caótico, debido a la conocida fragilidad mental del músico. De hecho, el concierto ya había sido aplazado por problemas de salud. Fue poco tiempo, pero el suficiente para que los organizadores te hicieran devolver las entradas y volvieran a ponerlas en venta un mes después.. más caras. 

Johnston estaba en un estado cercano a la lástima. Su hermano y “cuidador” lo subía y bajaba del escenario, le preparaba el atril con las letras de las canciones y hasta le dejaba las botellas de agua abiertas arriba de un banquito.

Aún así, el tipo lograba transmitir cierto carisma, ayudado también por una banda de músicos argentinos bastante grosos que se ensambló especialmente para él, entre los que estaban Maxi Prietto, Shaman Herrera y miembros de La Patrulla Espacial.

Todo funcionaba en un equilibrio muy delicado, que por momentos tenía al músico tocando y cantando una canción a lo loco y por otros lo tenía dando por terminada una muy buena versión de Some Things Last a Long Time, cuando recién iba por la mitad.

Pero, el momento cúlmine llegó cuando Daniel Johnston sacó a relucir en pleno escenario su famosa obsesión con El Diablo. Fue de la nada, cuando entre canción y canción contó que había tenido un sueño en el que Lucifer intentaba atraparlo y él gritaba “No, por favor no”.

Los más observadores, llegamos a ver al hermano del cantante saliendo con cara de pánico desde detrás de las bambalinas y pararse en seco con cara de alivio, cuando vio que el cantante, después de contar su sueño, presentó la siguiente canción.



FIRMA: Alcalde Goldie Wilson
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