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Del polígono a la vida real Parte 2

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El horror (en todo sentido)

Luego del fracaso de Final Fantasy: The Spirits Within a principios de este nuevo siglo, se vino una impresionante seguidilla de films que adaptaban videojuegos de terror, empezando por Resident Evil (2002).





¿De qué trata? La saga de fichines Resident Evil es una de las más aclamadas de todos los tiempos, pionera del género conocido como survival horror, o sea de miedo. En los survival horror en general la acción pasa a un segundo plano y la idea principal es la de generar temor en el jugador, situándolo en situaciones de clara desventaja frente a un entorno y enemigos de índole terrorífica, como pueden ser zombies, fantasmas, ciudades malditas, etc.

La primera entrega de la saga, desarrollada por Capcom, salió en el año 1996 para la legendaria PlaysStation, y era hiper jodido. Yo creo que no pasé más allá del primer enemigo... El juego fue un éxito rotundo y para el año 2001 ya tenía una enorme cantidad de secuelas.



Sin embargo, la intención de llevar a la pantalla grande a Resident Evil ya venía desde un par de años antes cuando Sony junto a Capcom se contactaron con George Romero para que sea el director y guionista encargado de darle vida al famoso juego de zombies. El crack de Romero (qepd) estaba tan copado que mandó a su secretaria a jugar todo el juego y grabarlo, así él podía verlo y estudiarlo al detalle. El guión que hizo Romero era muy fiel al juego y presentaba a muchos de sus personajes, así como manteniendo uno de sus posibles finales.

Aunque por insólito que parezca, el guión de Romero no le gustó a los ejecutivos y fue ¡despedido! del proyecto. Según las propias palabras del director: "ellos no querían hacer algo como el juego, querían algo diferente". Finalmente, el puesto fue para Paul W. S. Anderson.

Resident Evil fue estrenada el 15 de marzo de 2002 en los Estados Unidos, y era una historia nueva mucho más orientada a la acción, rejuntando referencias especialmente a los primeros tres juegos. Así y todo, recaudó más de tres veces su presupuesto. Actualmente, la saga de films de Resident Evil tiene ¡CINCO! secuelas, la última lanzada a principios de este año. Cada vez más alejadas del juego, pero bue...

Campcon venía juntando tanta con sus primeras entregas de la saga de videojuegos que la competencia no se hizo esperar, y para 1999 Konami daría el puntapié inicial de su propia saga de survival horror: Silent Hill. Este nos presentaba a un tipo común, Harry, en la desesperada búsqueda de su hija adopativa en la tenebrosa ciudad de Silent Hill, donde viviría unas aventuras divertídimas.


Debido a las limitiaciones técnicas, los desarrolladores le dieron a Silent Hill una espesa niebla que sirviera como modo de carga del nivel a medida que uno avanzaba. 

Este juego sí que me hizo cagar en las patas. Especialmente porque, a diferencia de Resident Evil, el protagonista era un tipo normal, no un policía o soldado super entrenado, y realmente la atmósfera que logró Konami era increíblemente terrorífica, destacándose como una especie de horror más psicológico y no tan directo como la saga de enfrente.

El director Christopher Gans estuvo cinco años intentando convencer a Konami de que le den los derechos para llevar el juego a la gran pantalla, y lo logró luego de enviarles un video explicando en detalle lo que significaba para él y como sería la película que tenía en mente.


El film, estrenado en abril de 2006, fue dentro de todo bastante fiel al juego original, incluyendo elementos importantes de la dos entregas siguientes. Entre el cast se encontraba el querido Sean Bean (Boromir en El Señor de los Anillos, entre mil cosas más). Silent Hill fue muy bien recibida por la crítica y recaudó casi 100 millones de dólares. En 2012 tuvo una secuela muy justamente olvidada...

Uwe Boll, la leyenda (?)

Se abre el telón y entra en escena el alemán con más cara de alemán del mundo. El tipo del cine más odiado e insultado de los últimos 20 años. Con ustedes: Uwe Boll.


Este calentón tiene su apartado en el post porque justamente en esa seguidilla de adaptaciones de juegos de horror, él fue responsable de nada más ni nada menos que tres: House of the Dead (2003), Alone in the Dark (2005) y BloodRayne (2006). ¿La particularidad de las tres? Son todas una reverenda garcha.

La primera, basada en el famoso(?) arcade de disparos fue la única de ellas que recaudó más del presupuesto gastado. No mucho más, eh. Porque, realmente, ¿quién pensó que adaptar ese juego era una buena idea? House of the Dead no cumple ni como horror de clase B, ese que es tan malo que está bueno.

El caso de Alone in the Dark es más paradójico, ya que se trataba de una de las sagas más emblemáticas e influyentes de los años 90, viviendo a principios del siglo XX un revival con la salida de la tan esperada cuarta parte. Teniendo en cuenta esto, no se puede negar que Uwe tenía para manejar un material original bastante rico y una expectativa importante con respecto a lo que sería la peli. Así y todo, el resultado final fue muy pobre. Tal vez la culpa no debería recaer por completo en el bueno de Uwe, que si bien hizo un film malísimo, el juego también tuvo un resultado por demás decepcionante (por no decir garchoso).

Lluvia de premios Oscar.
Alone in the Dark fue un fracaso gigante, recaudando la mitad de lo gastado y no se salvó ni con la banda de sonido metalera que lanzó Nuclear Blast (el sello más importante de Europa), con artistas de la talla de Dimmu Borgir, In Flames, Arch Enemy, Mastodon y hasta Nightwish, con el tema Wish I Had an Angel, single del hit mundial Once, cuyo video fue dirigido por el propio Boll e incluía escenas de la peli. Por la reacción negativa del público, al toque salió una nueva versión del video obviando al film.

Pero sin dudas, BloodRayne se lleva todos los aplausos como lo más ridículo y extraño. Basado en un juego del que no se acuerda nadie(?), BloodRayne sirve para dejar algo bien claro: Uwe Boll tiene poderes mágicos. Si no, no se explica como luego de dos fracasos abismales, el loco haya juntado en una misma película a tipos como Michael Madsen y Ben Kingsley (¡ganador del Oscar!), con un reparto secundario que incluía a Billy Zane, Kristanna Lokken, Michelle Rodriguez y hasta el cantante Meat Loaf. Un delirio.

BloodRayne es un pésimo e inentendible engendro de acción y horror con vampiros que no sirve ni de adorno, y que de un presupuesto de 25 millones de dólares sólo recuperó 3. 


¿Pero saben qué es lo más impactante? Estos tres films tuvieron secuela (y en el caso de BloodRayne, ¡dos!). El mundo es muy generoso, ¿no?

Pero la historia de Uwe Boll no termina ahí, no señores. Se ve que el mote de director de pésimas adaptaciones de videojuegos le gustó, porque se mandó varias más. Repasemos: En 2007 estrenó In the Name of the King, basada en el juego de rol Dungeon Siege, con la participación de, anoten, Jason Statham, John Rhys-Davies, Ron Perlman, Burt Reynolds y Ray Liotta. Sí, de verdad. Ese mismo año, además, dirigió la primer secuela de BloodRayne, y tuvo un tercer film: Postal, basado en el juego de acción del mismo nombre. En 2008, fue responsable de la pésima adaptación del juego de acción Far Cry, y nuevamente la crítica fue demoledora. Finalmente, en 2011, Uwe Boll nos deleitó por última vez con la tercera parte de BloodRayne.



Cómo el tipo siguió filmando no lo entiende nadie, sobre todo teniendo en cuenta que prácticamente todas sus películas fueron una pérdida descomunal de dinero y un fracaso absoluto de crítica. En 2011 hasta hubo una petición online para que deje de filmar. Lejos de mantenerse callado, a Uwe Boll se le solía soltar la cadena todo el tiempo contra críticos y fans, a insulto limpio, incluso tratando de "retrasados" a colegas como Michael Bay y Eli Roth. En otras oportunidades desafió a subirse a un ring a pelear a cualquier crítico de cine que se le animara y hasta invitó a irse a las manos a Quentin Tarantino. En 2015 inició una campaña en Kickstarter para financiar su próximo film, pero al no llegar a recaudar lo necesario, no tuvo mejor idea que grabarse mandando a la mierda a aquellos que no aportaron. Las historias sobre este personaje tan particular son muchísimas.



Lamentablemente para todos(?), en 2016, Uwe Boll colgó finalmente la cámara y se retiró del cine, dejando atrás un legado inolvidable de adaptaciones. ¿Ah, no?

La actualidad del cine de videojuegos

Para ir redondeando el post que ya se me hizo bastante largo, hay que destacar que en esta nueva década el cine de videojuegos ha dejado de ser nicho de clase B a convertirse muy merecidamente en un nuevo género fílmico apuntado a las grandes masas. Esto, por supuesto, se debe en gran parte a la actual industria de juegos, en la que las grandes empresas gastan un dineral en nuevos proyectos, manejando presupuestos incluso más abultados que films de Hollywood, con un marketing gigante detrás y también por la facilidad para que cada fichín que salga llegue a la mayor cantidad de hogares.

En estos últimos años ha habido adaptaciones que bien podrían considerarse super producciones de alto nivel, con actores y directores de renombre poniéndose al frente de los proyectos y grandes estudios utilizando cada vez más recursos para llevarlos a cabo.

La primera producción de esta índole fue para el clásico fichín de plataformas Prince of Persia, con The Sands of Time, estrenada en 2010, con el camaleónico Jake Gyllenhaal en el papel protagónico, secundado por Gemma Aterton, Alfred Molina y Ben Kingsley. Esta adaptación (producida por Jerry Bruckheimer) manejó un enorme presupuesto de entre 150 y 200 millones de dólares, una verdadera fortuna.


El año pasado hubo dos mega tanques: Assasin's Creed, basado en la muy exitosa saga de asesinos (que ya lleva como 10 entregas) y Warcraft, adaptación de la popular franquicia de estrategia y rol. Si bien ambos no tuvieron muy buena recepción en la crítica, sí fueron positivas entre los fans y lograron una performance excelente en taquilla.

Assassin's Creed contó con el crack de Michael Fassbender como actor y productor, siendo uno de los más fervosoros defensores del proyecto.

¿Qué se viene para el futuro? Hay varias producciones grossas en camino: un reboot de Tomb Raider (basado en el propio reboot videojueguil), y los debut cinematográficos de Sonic, el bicho azul mascota de Sega, y el famoso Minecraft. El panorama, nos gusten o no esos juegos, es por demás alentador.

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