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Las muchas vidas de Míster García: La Máquina de Hacer Pájaros

9:45 p.m. Mala Prensa 0 Comentarios Categoría : , , , , , ,


Este episodio comienza con un flashback. No voy a retomar exactamente donde dejamos (y acá incluyo al lector en el plural) a Charly en la entrega anterior. Es 1974 y Sui Generis todavía está activo, en el fértil período que va desde la salida de Confesiones de invierno, hasta la de Instituciones. Charly y Nito, junto a algunos amigos, deciden encarar un proyecto distinto. En principio un poco más ambicioso de lo que terminó siendo. 

PorSuiGieco y su Banda de Avestruces Domadas fue la primera superbanda folk de nuestro país, muy al estilo de unos Stills, Crosby, Nash & Young de las pampas. Fue un proyecto que juntó a Charly, Nito, Raul Porchetto, Leon Gieco y María Rosa Yorio. Casi sin publicidad y con ganas de realizar una gira de varias presentaciones, debutaron en el Auditorio Kraft, una pequeña sala del centro porteño, en 1974. 


Sin embargo, y más allá de las intenciones, el grupo solo pudo realizar dos presentaciones más por el interior (Tandil y Mar del Plata), y llegó a grabar un larga duración en 1975, que vería la luz un año después, con Sui ya disuelto, y cuya producción recaería en Jorge Álvarez, para el sello Talent. La obra posee dos características fundamentales, por un lado, se aleja del formato acústico de los recitales anteriores (en la placa grabaron grandes músicos del momento, como Oscar Moro, Rinaldo Rafanelli, Pino Marrone, Juan Rodríguez, Gustavo Bazterrica, Leo Sujatovich y José Luis Fernández), por el otro, se trata de una muestra de composiciones que cada miembro aportó por separado, y no de canciones creadas en conjunto. 


Charly aporta grandes gemas a esta obra, como la bella Quiero ver, quiero ser, quiero entrar, que se puede disfrutar en la voz de María Rosa, Antes de gira, Tu alma te mira hoy (cuya letra pertenece a Mario Carlos Piégari), y la censurada El fantasma de Canterville (con Gieco en voz), que aparece como track oculto en algunas ediciones del disco. También hay una importante participación de León, que brinda una nueva versión de Todos los caballos blancos, la rockera La mamá de Jimmy, Viejo, solo y borracho, y la que se convertiría en un hit inoxidable, La colina de la vida. Por su parte Porchetto sumaría Las puertas del acuario y Mujer del bosque, y Nito agregaría su primera composición en ver la luz en un LP, Fusia. 


Ahora sí, ya estamos listos (el lector, el propio Charly, y quien escribe) para dejar atrás (aunque nunca del todo) el pulso folk, y adentrarnos en una nueva etapa de la vida musical de uno de los más grandes compositores de la música contemporánea de nuestro país. 

Luego del final de Sui, Charly estaba un poco cansado, quería armar un nuevo proyecto, pero sin ser el protagonista excluyente, ni llevar todo el peso compositivo. Su idea era formar una banda, que le permitiera explorar nuevas influencias, que ya estaban presentes en el último disco de Sui Generis, me refiero al rock progresivo. Para eso el primer convocado fue el ex Gatos y Color Humano, Oscar Moro, para hacerse cargo de la batería. 

Gracias a la grabación del disco de PorSuiGieco, García conoció al por entonces bajista de Crucis, José Luis Fernández. Su solidez había llamado la atención de Charly, y es por eso que pensó en él para cerrar la base rítmica de su nueva agrupación. Así se formó, en 1975, la primera versión de La Máquina de Hacer Pájaros (nombre tomado de una tira de humor gráfico que publicaba Crist llamada casualmente García y La Máquina de Hacer Pájaros), que tocó en Córdoba como trío. Sin embargo, para completar la formación definitiva, todavía le faltaban un par de adiciones. Por un lado, sumaron a Gustavo Bazterrica en guitarras, que venía de formar parte de la banda de Raúl Porchetto, y por el otro, a Ana María Quatraro y Héctor Dengis en coros. Esta decisión tiene que ver con cierta inseguridad que García estaba viviendo en la parte vocal. Con esta alineación de cuarteto más coros se presentaron varias vecen en La Bola Loca, un boliche propiedad de Atilio Stampone. Luego de estos shows, Charly decide eliminar los coros, algo que no lo había dejado para nada conforme y convoca a un tecladista más, el ex Pescado Rabioso Carlos Cutaia. Esta última incorporación significó la conformación definitiva de La Máquina, y con ella ingresaron, en 1976, al estudio a grabar su primer LP. 


El disco debut, llamado como la banda, fue grabado entre junio y septiembre de 1976 en los estudios ION, y fue lanzado ese mismo año a través del sello Talent Microfón. Entre sus canciones, todas compuestas por Charly, a pesar de que esa no fuera su intención primigenia, hay algunas que provenían de la época de Sui, como Bubulina (ya había sido tocada en vivo), pero fueron revestidas de una musicalización bastante más compleja. Si bien es una obra de marcado corte progresivo/sinfónico, con influencias de Focus, Yes, Camel y Genesis, entre otras, no abandona de todo el pulso folk, en piezas como Como mata el viento norte, con la participación de María Rosa Yorio y Nito Mestre en coros, y la genial Por probar el vino y el agua salada. Otras canciones destacadas son Boletos, pases y abonos, y la suite Ah te vi entre las luces. Además del trabajo y la complejidad de las composiciones, y el alejamiento de la temática adolescente en las letras, hay algo que caracteriza al disco, las voces están casi en un segundo plano y muchas veces cuesta entenderlas. Además, la participación de Cutaia es limitada, ya que muchas canciones ya se encontraban grabadas cuando se incorporó al conjunto. 

El LP que, a pesar de tener buena recepción tanto de crítica como de público, no alcanzó las expectativas del propio Charly en cuanto a su acogimiento, fue hasta ese momento el más caro de la historia de nuestro rock, principalmente por la cantidad de horas de estudio que insumió su grabación. La tapa del disco mostraba una historieta realizada por el propio Crist. Su presentación fue en noviembre del ‘76 en el teatro Astral, en varios shows en los que el grupo intentó reproducir el disco de la manera más fiel posible, una idea que García hacía rato que tenía en la cabeza. 


Luego de una gira por el interior del país que se llevaría a cabo durante los primeros meses de 1977, la Máquina volvería a los estudios ION, para grabar su segundo y último trabajo durante el otoño de dicho año. Películas, tal es el nombre de este LP, fue nuevamente editado por Talent Microfón, y significó un nuevo paso adelante en la carrera de Charly. Con un sonido orgánico, arreglos más elaborados, incorporación de nuevos ritmos (sobre todo latinos), es una obra sumamente bella y sin duda el mejor trabajo del grupo. El peso compositivo esta vez estuvo más repartido, aunque siempre con el claro liderazgo de García que participa compositivamente en 7 de las 8 canciones del disco (aunque solo dos son de su exclusiva autoría), y aprovecha para incorporar varias críticas a la situación del país (recordar que la última dictadura militar estaba en el poder desde hacía un año), a través de efectivas metáforas, en sus letras. 


Entre las grandes canciones que componen esta obra destacan la instrumental Obertura 777, que abre una ventana al futuro, No te dejes desanimar, con una notable tensión pop, uno de mis temas favoritos de La Máquina, ¿Qué se puede hacer salvo ver películas?, que desde el título plantea una crítica a la situación del país, Hipercandombe, un (como su nombre lo indica) candombe eléctrico y Ruta perdedora. La presentación fue en julio del ‘77 en el teatro Coliseo, y posteriormente con un show en el Luna Park. El disco, al igual que su predecesor, no tuvo la recepción esperada, y fue revalorizado con el correr de los años. 


1977 fue un año movido para Charly, en marzo nacería su hijo Miguel Ángel (Migue), luego se separaría de María Rosa Yorio (que se fue con Nito), conocería a la bailarina brasilera Marisa “Zoca” Perderneiras, quien sería su gran amor y musa, y pondría fin a su segundo grupo, La Máquina de Hacer Pájaros. El final no fue del todo abrupto. En primer lugar, y por varios incumplimientos y llegadas tarde y faltazos a los ensayos, deciden expulsar del grupo a Gustavo Bazterrica. Posteriormente, y de cara a la posible grabación de un tercer trabajo, Charly se negó a democratizar la composición de las canciones, cosa que planteaba el resto del grupo. Esto, sumado a algunos problemas de ego relacionados a trabajar con otro tecladista, más las críticas recibidas por la prensa que, por esa época, comenzaba a tildarlo de cirquero por su performance en los shows, y un cansancio generado por llevar el peso de la estructura de un grupo y todo lo que ello implicaba (algo que había buscado intencionalmente al formar la Máquina), lo llevaron a tomar la decisión de abandonar el grupo. Su idea era que el conjunto siguiera sin él, pero luego de algunos ensayos, el resto de los músicos decidió ponerle punto final a esta experiencia. 


Mientras se acercaba el final de 1977, Charly decide que se radicará unos meses en Brasil, siguiendo a Zoca, su nuevo amor, pero no sin antes despedirse del público argentino. Para eso, organiza un recital con amigos, que fue bautizado como el Festival del Amor, y tuvo lugar el 11 de noviembre en el Luna Park. En él tocaron artistas como David Lebón, quien era muy cercano a García por esos días, y al que convencería de instalarse en Buzios durante los primeros meses de 1978 (aunque esa es otra historia), Raúl Porchetto, León Gieco, Gustavo Santaolalla, Nito Mestre, y los miembros de La Máquina de Hacer Pájaros, para los que esta ocasión sirvió de despedida oficial. 

Cuenta la leyenda que Charly y David, ya preparando su viaje a Brasil, se encontraban sin un peso, y decidieron organizar este recital para recaudar fondos que les permitieran establecerse en el país vecino sin sobresaltos. El show duró más de cuatro horas durante las cuales Charly y los distintos artistas invitados tocaron más de cuarenta canciones, y fue grabado con miras a la edición de un disco en vivo. Sin embargo, debido a problemas técnicos sufridos durante el show, la calidad de la grabación no fue la óptima, y se tuvieron que realizar varias regrabaciones en los estudios ION entre enero y febrero de 1978.


A pesar de todo este trabajo, el disco recién saldría a la luz en 1980, a través del sello Sazam Records (subsidiaria de Music Hall), producido por Oscar López, en un momento en que Charly tenía otro LP en circulación, pero con otra discográfica. Esta era la venganza de Music Hall, que no le perdonaba a García haberse ido de sus filas. Entre los temas que incluye destacan algunos inéditos como Iba acabándose el vino, Gaby (recuperado de la primera época de Sui Generis, compuesto por Carlos Piégari y Alejandro Correa) y Música del alma (canción que daría título al larga duración), una extensa versión de Boletos, pases y abonos, y el Fantasma de Canterville. También hay canciones de Lebón (Dos edificios dorados, Hombres de mala sangre, entre otras), Porchetto (Sentado en el umbral de Dios) y Gieco (Las dulces promesas). La tapa sería realizada por la artista plástica Renata Schussheim. Se trata de una obra menor, en la vasta discografía de Charly.


De esta manera, García cerraría una nueva etapa de su carrera, dejando atrás la locura de Buenos Aires, para cambiarla por la vida en las playas de Brasil. El futuro le depararía nuevos proyectos y desafíos. Sin duda, para Charly lo mejor estaba por llegar.

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